El trabajo editado por el sello independiente Videodromo con guiones del rosarino Daniel Basilio invita desde sus páginas a emprender un crítico análisis en torno a los medios masivos de comunicación y la dominación a la que estamos sujetos como consumidores.
Hay algo en el “Ciclo de Cornelio Gris” que a miradas superficiales puede engañar. No parece para cualquiera y no se parece a nada. El comic, editado por el sello Videodromo y disponible en todas las comiquerías de la ciudad de Rosario, invita con su lectura a emprender un crítico análisis acerca de la dominación a la que estamos sujetos como consumidores. De manera fluctuante, el relato pasa de la crítica incisiva a la fluidez gracias a la gran carga satírica que presentan cada una de sus páginas.
El protagonista del relato es Cornelio, una suerte de magnate de los medios conservador con rostro de Conejo. Un fanático de Macbeth y Hamlet que se define como alguien que “fabrica tendencias y modos de vida”. Conduce el programa de mayor rating de la ciudad, una especie de Tinelli con aires a Bob Patiño. En la sociedad distópica en la que se desarrolla la trama todos miran su programa, pero claro, a ciencia cierta nadie les pregunto si querían hacerlo.
La población presa del consumo es controlada todo el tiempo tal y como sucedía en la obra de George Orwell, “1984”. La historieta presenta un futuro en el que una dictadura totalitaria interfiere hasta el punto de analizar el excremento de los ciudadanos con el fin de hallar anomalías o rastros de independencia alguna.
Al argumento, a cargo del escritor y actor rosarino Daniel Basilio, no le calza una mejor palabra más que la de libertad. Es un relato difícil de encasillar que, conceptualmente, avanza deslizándose entre varios géneros. Claramente la comedia negra y la ciencia ficción se destacan por sobre el resto, pero el policial así como el grotesco están muy presentes.
“El personaje y la idea de la historieta nacieron cuando estudiaba comunicación social, estábamos haciendo un corto con Germán Carbajales, coguionista de “Payasos Mentales” y en el storyboard dibujo la silueta de un conejo, yo justo estaba armando la historia sobre un presentador de un programa de televisión en una ciudad sin memoria y el boceto me vino como anillo al dedo, o sea Germán tiene mucho que ver con el diseño de Cornelio Gris. La historia después estuvo cajoneada muchos años hasta que apareció Nacho Marx que con su dibujo calzaba perfecto con el tono visual y narrativo de la historia”, sostiene Basilio en charla con Mirador Provincial.
Hay influencias más notorias que otras, como la del historietista escocés Grant Morrison conocido principalmente por su inclinación hacia las narrativas no lineales y temáticas contraculturales. Del mismo modo, Basilio en “El Ciclo de Cornelio Gris” se permite jugar con tópicos como las drogas, la imaginación, la fantasía y el sexo.
Al mismo tiempo en su trabajo sobrevuelan otros historietistas como el británico Peter Milligan y el estadounidense Daniel Clowes; y nombres como los del cineasta David Cronenberg (“Videodrome”, 1983) y los escritores Philip Dick (“Una mirada a la oscuridad”, “El hombre en el castillo”) y James Graham Ballard (“Crash”, novela casualmente adaptada al cine en 1996 por el propio Cronenberg). Todos ellos fuentes de inspiración que el propio autor ha reconocido en numerosas entrevistas.
Este despliegue de géneros no resulta fácil de digerir. “El Ciclo de Cornelio Gris” es una historieta en la que pasan muchas cosas, demasiadas, tanto así que para su completo disfrute el lector necesitara tiempo o por lo menos una segunda lectura.
La historia de Basilio deja rastros, huellas y por eso no debe ser pasajera. Su lectura nos obliga como lectores a sumergirnos en sus páginas, tomarnos un tiempo, y observar, entre otras cosas, el buen número de referencias que contiene. “El Ciclo de Cornelio Gris” es un comic, frente a cualquier pronóstico, imposible de leer en el bondi. Existe un antes y un después en cuanto a su valoración, siempre y cuando respetemos ese requisito.
En esta gran aglomeración de referencias, extravagancia, humor negro y sexo, es importantísima la labor de Nacho Marx en dibujos y Ramiro Pasch como entintador. Su trabajo es fundamental, ambos han sabido sostener y alimentar un estilo que permite equilibrar las distintas líneas de narración (la propia del texto, la del dibujo y la del color); otorgando a cada una de ellas su tiempo de protagonismo.Existen momentos donde el trabajo se destaca por su narración; y otros donde el dibujo, por su impacto visual, toma las riendas robándose la atención.
La obra cuenta con una segunda parte en la que nuevamente la crítica de los medios masivos de comunicación, la manipulación mediática y las industrias culturales están a la orden del día; pero que esta vez se presentan a través de los ojos de un nuevo intérprete. En este capítulo el punto de vista de Cornelio, ese magnate de los medios de comunicación y dueño de una verdad, en apariencia, absoluta es reemplazado por el del joven Marlo, personaje que si bien se presenta en el primer número es aquí donde gana el mayor protagonismo. Gracias a un accidente, Marlo se pierde la emisión del show televisivo y comienza a sufrir una serie de alteraciones sobre todo en la percepción de la realidad que creía conocer.
“Marlo, después de perderse la emisión obligatoria de "El Show de Cornelio Gris" comienza a experimentar cambios en la percepción y a tener recuerdos sobre un pasado distinto de la ciudad. Mientras un Cornelio Gris aburrido se entretiene haciendo campañas de caridad, Marlo es contactado por un colectivo anónimo que se autodenomina "No-Logos" y que le hace una propuesta: que este se filtre como pasante en el programa del magnate televisivo para que el resto de la comunidad empiece a recuperar la memoria”.
Es interesante en este apartado el agregado del “Boulevard entre-mundos”, lugar al que únicamente pueden acceder los iconos pop, los formadores de opinión y las mascotas publicitarias. Un sitio inaccesible en el que, aunque nadie parece percibirlo, recaerá “Marlo” una figura que se instaurará como “la semilla de un desequilibrio”.
En mayor o menor medida, las líneas del segundo número van por ahí, por la investigación de Marlo, a la que se suma un agotamiento mental de Cornelio, quizás cansado del rol que hasta entonces ocupaba. La segunda parte gana en agilidad, aceitando y dando consistencia a varios aspectos que parecían librados al azar en el primer tomo.
“La historia completa consta de cinco partes, la idea es que a finales de este año podamos publicar el tercer numero”, apunta el guionista.
El Ciclo de Cornelio Gris es una más que interesante opción en un mercado dominado por los multiversos y superhéroes. Se trata de una atípica historia nacida con la constante y sostenida premisa de hacer pensar a sus lectores.El análisis que presenta en torno a la realidad y a la dominación a la que estamos sometidos (sobre todo por la industria del entretenimiento) puede, por momentos, parecer difícil de digerir, pero el ejercicio, sin dudas, es bueno.No es casual que la edición responda a un sello independiente que, al igual que la historia, escapa de los formatos acartonados.
El guionista
Daniel Basilio (Rosario) es Licenciado en Comunicación Social y docente. Es autor de los libros “La noche se presta para pegarle a un viejo” (Casagrande Editorial, 2015), "Yo Fútbol Club" (Casagrande Editorial, 2019), guionista de los cómics "El Ciclo de Cornelio Gris" (Videodromo), “Übertraven” (Videodromo, 2018), "Motelo Mama" (Komik SOS, 2022) y del videojuego de Realidad Virtual, "Vakuna" (Ideart/MatecocidoGames, 2019).
Es director y guionista de la serie “Clínica de Payasos Mentales” (2014), el mediometraje estrenado en cine, “¿Qué es un Payaso Mental?” (2015), y actor de voz y titiritero del ciclo de TV infantil, “Hasta que se aviven” (2010), ganador de un premio FUND TV. Fue letrista y miembro del coro de la murga estilo uruguayo “Los Vecinos Re Contentos” (2009-2012) y actor en la obras de teatro "Octaedro 2015 d.c." (2018-2019, Carla Saccani) y "Memorias del río-tiempo" (2022, Nicolás Piazzo), ganadora del Programa Iberescena.
Participó en revistas nacionales e internacionales; colaboró con ensayos sobre arte, tecnología y filosofía en revistas digitales y compilaciones como “La trama de la comunicación” (UNR Editora, 2014) y “Variaciones del fantástico” (Casagrande, 2018) del proyecto Rosario se lee, destinado a escuelas secundarias, además de participar en programas radiales (Cristal Bell, Rock& Pop, Radio Universidad, etc.) como conductor, columnista y actor.