DJ paceño

Los vínculos con la música de "Yayi" Moine

Mirador Entre Ríos dialogó con Esteban “Yayi” Moine, un recordado discjockey paceño, quien actualmente vive en Río Negro. Los recuerdos de épocas pasadas y su vínculo con la música, en un regreso a su ciudad natal.


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Esteban Moine es paceño, tiene 64 años. En 1991 se fue de la ciudad en busca de otros rumbos, pero su nombre estuvo y está en cada charla nostálgica donde se recuerdan las noches de la década del 80. Hoy reside en Río Negro y trabaja de técnico electromecánico en la producción de las frutas del valle.

El viernes 12 de enero volvió a desparramar su magia en las bandejas, cuando fue citado por el municipio para rememorar las noches de Alcatraz, uno de los boliches icónicos del norte entrerriano. En el lugar en el que se emplazaba “La Vieja Prisión de La Paz”, ahora está un balneario y ahí tocó “Yayi”.

–¿Cómo y a qué edad, comenzaste a pasar música?
–En mi niñez siempre me llamó la atención la música y las bandejas, así que tenía un equipo chiquito y conseguía los discos en Casa Danubio. Con el tiempo conocí amigos que eran DJ ambulantes y a través de eso me fui insertando en la música. Comencé a los 18 años como DJ ambulante. En el 79 comencé a tocar en boliches, en uno que se llamaba AL Boliche.

–¿Cuál fue tu mejor momento en aquella etapa?
–Mi mejor momento hablando de espacios físicos fue en Alcatraz, porque llegué a lo máximo de mi preparación, me desempeñaba con mejor destreza y seguridad teniendo a mi disposición la mejor tecnología en sonido, iluminación y video bailable para el manejo de los vinilos y la consola Mixer más una casetera doble deck.
Formamos un hermoso equipo de trabajo donde cada uno cumplía un rol dentro de lo que le gustaba realizar, por ejemplo, en la parte de locución y fiestas especiales, estaba Fernando “Flaco” Báez; en decoración, Carlos Florentín; en comandos de iluminación de la cabina, Javier Ojeda; también recuerdo a los barman, entre ellos Hugo Berón y “Toto” Andina, y no quiero dejar pasar a dos personas que fueron los dueños del boliche, que son Miguel Galán y Carlos Baravalle.


ORGANIZACIÓN


–¿Cómo planificabas tu rutina?
–La rutina de trabajo era diaria, de martes a jueves, siempre los horarios de la siesta; me encerraba en la cabina de tres a cuatro horas mínimo por día, era la única manera de practicar y ensayar para que queden bien plasmados los enganches. Había días que ponía llave para trabajar tranquilo y concentrarme y otras veces no podía, porque iba gente que querían ver cómo me organizaba y escuchar los distintos tipos de enganches y otras que hasta fotos se sacaban.

–¿De qué manera te llegaba la música?
–Me iba una vez cada 15 días a Paraná y a Santa Fe de ahí traía como máximo seis discos de los cuales preguntaba primero a los vendedores, qué es lo que estaba más de onda para el arranque. Los dueños de los distintos boliches por los cuales pasé me daban total libertad para comprar lo que consideraba que era lo mejor. La casa de venta de disco de vinilo tenía una cabina, esa era para los DJ, entonces te metías ahí y pedías los autores que te gustaban y después el dueño de la disquería te ofrecía lo que estaba ingresando y lo que se ponía de moda, así se compraban los discos si a mí me gustaban o veía que tenía relación con lo que necesitaba.

–¿Qué le gustaba bailar a la gente de La Paz en los 80/90?
–La Paz, un público muy exquisito, muy especial, lo dije siempre, por eso el trabajo era de todos los días ensayar y ensayar. Estamos hablando de Pink Floyd, Mick Jagger o los Rolling Stones, Anita Wood, Donna Summer, Michael Jackson, Menatwork, Opus, Alphaville, Phil Collins, Roxette y muchísimos más, música variada como los inolvidables lentos de los 80 y todo lo que tenga que ver con el rock nacional, que en esas épocas marcaron y fueron muy preponderantes, como Soda Stereo, Charly García, David Lebón, Raúl Porchetto, Los Cadillac, Pericos, Miguel Mateos, Abuelos de la Nada, Virus y Enanitos Verdes.


RECUERDOS


–¿Te quedaron cuestiones pendientes en tu profesión?
–Me considero un apasionado por eso todavía sigo estando vigente con mis discos y música. Quedó pendiente el nexo cercano con el público cuando por razones familiares me fui a otra provincia y me hubiese gustado continuar más cerca. Ahora lo hacemos de manera virtual que antes eso no estaba y quedó una sensación de vacío inconcluso ante la pérdida de vínculos.

–¿Cómo fue volver a tocar en La Paz?
–Ellos, el público y la gente de mi pueblo marcaron mi trayectoria, por lo cual siempre soy y seré muy agradecido, fue retribuirles ese legado las veces que ellos quieran y deseen seguir escuchando mí música. El estar cerca y todo lo que ellos me han brindado siempre en la distancia acompañándome en las épocas difíciles de pandemia cuando hacía mis vivos ellos siempre ahí, comunicándonos y actualmente mediante mensajes, llamadas, posteos en páginas todo el tiempo, reconocimientos; es algo muy valioso para mí estar cerca de ellos me recuerda esas viejas épocas.

–¿Qué rol tuvo tu familia en tu vida de DJ?
–En esas épocas mis hijos mayores eran muy pequeños, y me perdí el acompañarlos, estar presente con ellos más tiempo ya que todo mi tiempo lo dedicaba a estar en el boliche y prepararme para las diferentes noches de música. En la actualidad, ya adultos, compartimos los mismos gustos por la música y el legado de seguir y continuar en este rubro.

–¿Una noche para recordar?
–Una de las tantas noches que ingresé vestido de carcelero para inaugurar la pista a las 2 de la madrugada.

–¿Una para olvidar?
–Plena noche de baile, pista llena, boliche lleno, se me rompió la púa de la bandeja y no tenía repuesto.


LA ACTUALIDAD


–¿Qué pensás de los DJ de hoy?
–Es difícil marcar un antes y un después, hoy nos toca lo nuevo y moderno, lo digital, me toca compartir música con hijos y sobrino. Hay que reinventarse sin dejar de lado lo tradicional; darle la bienvenida a la era digital sin perder y sin dejar en el olvido las mejores épocas para la gente de los vinilos, la gente de nuestra generación.

–¿Cómo fueron tus transiciones a la era digital?
–Dentro de la modernización actual me tocó entrar en el mundo de la era digital con nuevos aprendizajes, pero continúo en paralelo con la música retro de aquellas épocas, fiel a las bandejas y los vinilos.


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