El encuentro se realizará el próximo viernes 22 de marzo a partir de las 19 horas en Librería Craz (Córdoba 954 PB loc 10) del Pasaje Pan de Rosario. Habrá lecturas, fanzines de regalo y Aka Candela acompañará con su música.
Nieves de Anaclara Pugliese es una Plaqueta de poemas editada por el sello rosarino mentazines, una editorial de arte y literatura que viene entregando sus productos desde el año 2018 con una originaria propuesta que trabaja al fanzine como un espacio de experimentación, en vinculación constante con distintos actores del campo cultural. El sello se desempeña tanto con soportes físicos como la risografía, la ilustración, el collage y la técnica pop up; como así también en formatos digitales, como la video poesía y publicaciones en tumblr, razón por la cual en el evento del próximo día viernes 22 de marzo a las lecturas de poemas de Anaclara se sumarán distintos sorteos y la música de Aka Candela.
Dice Anaclara Pugliese
“Yo quería escribir poemas de amor. Pero en general los poemas de amor me aburren hasta a mí misma, fracaso, y ya no siento que tenga nada más por explorar por ahí, entonces me di cuenta de que podía escribir poemas de amor para una amiga” afirma la poeta al indagar el origen de Nieves y agrega “está la incertidumbre del comienzo, el miedo de avanzar demasiado rápido y que todo se desmorone, la imaginación proyectada sobre la vida interior del otre, todas cosas típicas del proceso de conocer a alguien”.
Al consultarle sobre sus gustos y búsquedas literarias dijo: “Me gustan mucho los libros sobre personas. Me hubiese encantado escribir un perfil en realidad o una novela en verso. Pero no sé cómo hacer para que no sea aburrida. Esto podría ser una novela en verso, pero breve, brevísima. Cada poema sería un capítulo. De hecho, los poemas son largos y bastante narrativos. Por momentos la novela es fantástica y nos metemos adentro del corazón de su protagonista o adentro de su sueño. Yo no quería escribir esos poemas cortitos de tres versos con una metáfora que en general define al amor como algo gastado. Tampoco quería escribir el típico poema-nota que parece una sucesión de ideas sueltas... No quería hacerme la que no me importa. No me identifico con la desprolijidad, ni tampoco con el poema-proceso”.
Ana se define como una persona ordenada “que hace su cama apenas pone los pies en el suelo” con un deseo, “quiero que la cosa fluya, que sea translúcida y que esté espolvoreada de un poco de fantasía. Quería escribir poemas que fueran como cuentitos, un poco artificiosos, como una foto a la que se le nota el filtro, mi filtro en mi caso es el lenguaje. Cada poema estuve mucho tiempo para escribirlo. Lo tuve mucho tiempo en la cabeza, tomaba notas. Leía. Disfrutaba”.
-¿Cuándo comenzaste a escribir estos poemas?
-Siento que estos poemas los empecé a escribir cuando iba a séptimo grado y me mandaba cartas con mis amigas, todos los días. Eran cartas llenas de amor y de imaginación, de juegos de palabras. Yo quería generar sorpresa con esas cartas, una sorpresa lingüística, pero para emocionar. Creábamos todo el tiempo palabras nuevas porque el mundo nos parecía que tenía huecos a los que nosotras podíamos darles nombres.
-¿Cómo vivís la amistad?
-Yo no vivo la amistad como si fuera una cosa light, como si en la escala de los vínculos intensos la amistad ocupara el último lugar o como si fuera un oasis donde una “descansa” de las otras relaciones y hace catarsis y cuenta sus traumas familiares y sus peripecias amorosas. Para mí la amistad es una instancia de aprendizaje más, así como se dice de las parejas. Mi mamá me llama muchas veces llorando porque se peleó con una amiga, como si se hubiese peleado con el novio. A mí me pasa igual. A veces me separo de une amigue y es duro, durísimo. Yo no puse en juego esos conflictos porque los poemas son sobre el inicio de una relación, pero por supuesto que existen.
-¿Qué leías o consumías mientras escribías?
-Mientras los escribía me la pasé mirando series, en especial Seinfeld y Los Soprano. Creo que algo de lo de las series se me pegó porque terminé escribiendo series de poemas narrativos. También veía muchas entrevistas a escritores y escritoras. Me gustan mucho las entrevistas en general. Y me gustan las que empiezan con "hablame de tu familia", “hablame de tus padres", “cómo era el joven Borges", “cómo era el joven Puig”. Preguntas sencillas. Apenas terminé la secundaria me pasaba todas las noches mirando el programa de Joaquín Soler Serrano por YouTube. Todas eran personas muy entrevistadas ya. Todos sabían contar bien el cuento de su vida. También leí mucho Katchadjian, en especial Qué hacer. La novela cuenta las aventuras de dos personajes en diferentes escenarios. Me hizo reír muchísimo. También me emocioné mucho leyendo un libro de Magalí Etchebarne, Cómo cocinar un lobo. Lloré. Son poemas narrativos, sobre la enfermedad y muerte de la madre.
-¿Cómo te sentiste trabajando con Mentazines?
-Me gustó poder editar los poemas con Mentazines porque llegamos a una publicación simple y de escasos, escasísimos recursos, aunque delicada, elegante en su minimalismo. Es un poco también la línea que seguimos con Ediciones Probando, el pequeño sello de plaquetas con poemas que surgieron en talleres de poesía en cárceles de la ciudad.
-¿Cuáles son tus futuros proyectos literarios?
-Me gustaría mucho escribir sobre mi mamá. También sobre un arquitecto que hizo en Arroyo Seco varias casas y que renovó la Parroquia La Asunción. Es una crónica que tengo en mente hace muchísimo tiempo. Con una amiga vamos a escribir una serie de perfiles sobre artistas de Santa Fe que trabajan con tecnologías, explorando con nuevas tecnologías. También me gustaría escribir sobre mi nombre. Anaclara. Sobre la letra A. Ya lo intenté, pero no me salió. Todo el tiempo tengo ideas de libros que abandono o que están ahí, tengo que tener la mente ocupada en cosas que me lleven mucha energía, cuando no escribo me sobra espacio mental que lleno con videos de YouTube sobre cómo ser feliz. Pero si en realidad yo ya sé qué es lo más parecido a la felicidad para mí.
Joystick palmeras arcoíris (un poema de Anaclara Pugliese )
Estamos a una cuadra del río
en una muestra de tecnopoéticas ambientales.
Se escuchan ranas
pajaritos y pasos
como si fueran nuestros propios pasos
pisando la hierba.
En el suelo un joystick nos invita
a tomar otra dirección: a la izquierda
palmeras que crecen en dos exhalaciones
a la derecha un puma nos seduce
entre cortinas de sauce.
Acá las estaciones cambian
cada veinte segundos
llueve y en seguida sale el sol.
Nieves se mete a la proyección
justo un arcoíris le corta la cara
y yo me apuro a sacarle una foto.
Más adelante vendrán
los gajos de plantas
las caminatas por la feria retro
el delivery en la cama.
Pero ahora todo es
inmersivo y fantástico.
Luces de colores
sobre superficies lisas.
Un fanzine
Sobre la naturaleza del fanzine que trabaja la editorial hay que señalar que se trata de pequeñas ediciones caseras en la que abunda la ética DIY (do-it- yourself). El fanzine comprende una suerte de red de relaciones en donde las ediciones circulan no solo de manera independiente, sino también, para generar vínculos que se trasladan a otros proyectos e iniciativas.
Mentazines tiene como finalidad ser un puente para generar vínculos entre artistas de la ciudad y el resto del país.
Desde el sello editorial afirman que durante el 2024 trabajaran en fanzines de formato físico de poesía de autores rosarinos, como así también, seguirán activas las publicaciones en formato digital, a través del tumblr de la editorial.
BIO
Anaclara Pugliese nació en 1989 en Arroyo Seco. Estudió Letras en la Universidad Nacional de Rosario. Desde 2010 realiza colaboraciones para diferentes diarios y revistas: crónicas, entrevistas, reseñas. Publicó La sombra de las nubes (Editorial Municipal de Rosario, 2017), que obtuvo el primer premio del concurso de poesía “Felipe Aldana”, y Megafauna (Mentazines, 2019). Actualmente, cursa el Doctorado en Literatura y Estudios Críticos en la UNR y da clases en escuelas medias.