Un odontólogo paceño recorre el mundo brindando conferencias con el aporte de casos de su consultorio en La Paz. También es docente universitario y asesor de empresas que fabrican instrumentos.
Mirador Entre Ríos dialogó con Alejandro Jaime, un odontólogo paceño, que a la vez es docente, investigador e inventor de instrumentos para su profesión.
Con 35 años en la odontología, Jaime analiza que eligió esa carrera porque “encontré la combinación perfecta entre biología, ciencia, artesanía y tecnología”.
Acerca de su especialidad, la endodoncia, explica que “es la rama de la odontología que se ocupa del tratamiento de las enfermedades de la pulpa dental, este es el tejido que está en el interior del diente al que todos le llaman nervio. Por lo tanto, es una especialidad que permite un manejo muy eficaz del dolor y la tan preciada posibilidad de salvar piezas dentarias, inclusive en situaciones de gran destrucción e infección. Y lo más interesante, es que todo se hace en una sola sesión”.
Sobre su desempeño como odontólogo, cuenta que “algunos meses del año, por compromisos de cursos y conferencias, estoy más tiempo afuera, pero nunca he abandonado mi lugar en el mundo que es La Paz. Allí está el capital más importante que puede tener un profesional que son los pacientes. Toda la casuística (conjunto de casos) que he presentado por años y años son todas de mi ciudad. Los informes, testeo de instrumentos y nueva tecnología para las empresas que trabajo, también salen de La Paz. No puedo más que agradecer la paciencia de los pacientes que me han acompañado tantos años. También es importante decir, ya que hablamos de nuestra ciudad, que aquí tenemos muy buenos profesionales, se hace muy buena odontología en La Paz. No es común la necesidad de viajar buscando soluciones que aquí no se encuentren”, ratifica.
DOCENCIA
–¿Cómo empezaste a disertar en congresos y seminarios?
–A la docencia llegué por invitación a mostrar los casos clínicos relacionados a los tratamientos de conductos. De manera que ingresé a la docencia mostrando lo que hacía. Hoy, la información existente en la web más la inteligencia artificial permite a muchos profesionales acceder a material para una conferencia, pero lo que marca la diferencia es cuando se puede mostrar lo que uno hace y sobre eso sí volcar la evidencia científica.
–¿Cuántas charlas y exposiciones llevas en el exterior?
–Son muchos años, no lo tengo contabilizado, lo real es que confluyen diversas actividades: docencia, conferencista, asesor de empresas líderes en el mundo y la investigación, con invitaciones de Uruguay, Brasil, Paraguay, Chile, Ecuador, Perú, México, EE.UU., España, Suiza y China.
–¿Nos podés explicar sobre el invento que patentaste y en qué proyecto estás trabajando?
–Hace muchos años patentamos en EE.UU., junto a Carlos García Puente, que fue mi maestro en endodoncia y con quien hoy compartimos muchos proyectos y asesoramos a empresas, un accesorio para mejorar la exactitud de las tomas radiográficas. Proyecto del que hoy estamos haciendo un “up grade” para sumarlo a realidad virtual.
El motivo del viaje a China en enero de este año fue también el desarrollo de un software, que se instala en los motores que mueven los instrumentos, para evitar la fractura de los mismos cuando se realizan los tratamientos de conducto. Ese motor con el software ya está a la venta. El primer país del mundo fue Argentina (lo presentamos en Buenos Aires en febrero) porque se desarrolló aquí; en unos días más lo presenta Carlos García Puente en España y yo lo presento en Uruguay, en abril.
APORTES
–¿Cómo es la transición de exponer en China por ejemplo y al otro día atender pacientes en La Paz?
–Es algo que disfruto mucho, es como decir ¡el interior también existe! Dan ganas de abrir el consultorio y dar gracias, porque fueron los pacientes quienes me llevaron allí. Cuando vas desarrollando una conferencia y ves pasar casos clínicos de La Paz, inmediatamente lo relacionas con la persona y a veces personajes de la ciudad, no ves pasar una radiografía, ves pasar esa persona con la que seguro te liga alguna historia. Por eso el aporte de cada paciente es increíble.
–¿Qué lugar te impactó a la hora de dar una charla o hacer una exposición?
–Definitivamente China. Por estar al otro lado del mundo, por su cultura, por ver la Bandera Argentina izada en el mástil de una de las fábricas más grandes del mundo, por proyectar sobre una pantalla led gigante y en HD, por tener dos asistentes de 25 y 26 años haciendo una traducción simultánea del español al mandarín y por poder trabajar sobre un proyecto con todos los ingenieros de la empresa a disposición.
PRIORIDADES
–¿Qué es lo que disfrutas más de tu trabajo: ¿el consultorio, las disertaciones o la docencia?
–El orden de la pregunta está bien. Siempre me identifico con la frase: ‘Si sufres trabajar, haz lo que te gusta y no tendrás que trabajar ni un solo día de tu vida’. La odontología y más aún la endodoncia es el arte de lo posible, donde no siempre las cosas salen como uno quiere. Pero cuando eso ocurre es el día de mayor felicidad. En cuanto a la docencia, definitivamente me reconforta poner mi granito de arena para que los colegas no sufran todo lo que yo sufrí la especialidad hasta que logré ejercerla con mayor solvencia. Hoy hay diferentes maneras de transmitir conocimientos, con curvas de aprendizaje más cortas que nos llevan a disfrutar el ejercicio de esta rama de la odontología. En ese sentido, luego de más de 20 años de enseñar en posgrado acepté, junto al Dr. Mauro Cardú, la enseñanza en el grado o sea enseñar la materia endodoncia en la carrera de Odontología. El ofrecimiento fue de la Universidad Adventista del Plata, en Puigari. La universidad también aceptó el reto de cambio e hizo las inversiones necesarias. Este proyecto de enseñanza en la materia lo informamos y compartimos con la empresa FKG Dentaire Suiza, ellos aceptaron sin condicionamientos apoyarnos y enviaron instrumentos de última generación en plena pandemia que fueron utilizados por los alumnos. Así, entonces, Entre Ríos tuvo una de las primeras universidades en Latinoamérica donde se cambiaron protocolos de enseñanza que hoy son estándares en el mundo. Eso sí que fue un gran gusto. Pudimos trasmitir, en el grado, conocimientos que los alumnos van a buscar al otro día que se reciben. Creo que la función más importante de la docencia es abonar el concepto que se puede hacer atención de excelencia en cualquier lugar del país en que toque trabajar. Lo único que se necesita es estudiar, entrenarse y vivir con pasión la profesión. La pasión por lo que hacemos es la mejor vacuna contra la peor enfermedad: la mediocridad.