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Unión no aprendió la lección y pasó de la algarabía al lamento


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Unión se acostumbró en estos últimos tiempos a aprovechar mejor que antes las jugadas de pelota quieta. Así le ganó a Boca (cabeza de Corvalán), así le marcó a Central Córdoba (cabeza de Orsini) y así también “madrugó” a un Lanús con deseos de protagonismo en el arranque del partido. Iban 11 minutos cuando Luna Diale capitalizó un tiro de esquina colocando un hermoso centro que aprovechó Pardo para colocar un frentazo inatajable para Lucas Acosta. Unión ya ganaba cuando recién se estaban acomodando.

Bien clarito los dos esquemas. La línea de cinco de Unión contra el 4-2-3-1 de Zielinski, que abría a Aguirre y a Carrera sobre los costados con el objetivo de capitalizar las espaldas de Vera y Bruno Pittón cuando se decidieran a trepar al ataque. Y no desaprovechó Unión la segunda posibilidad que tuvo. Con mucho de fortuna, Mauro Pittón recibió un rechazo de la defensa en otra jugada de pelota quieta (los dos goles llegaron precedidos de sendos tiros de esquina), le pegó muy mal el volante de Unión pero la pelota fue hacia el lugar en el que estaba Balboa, a un costado del área, quien acomodó la pelota y definió de manera perfecta con un remate cruzado. El 2 a 0 parecía exagerado a esta altura del partido (iban 25 minutos), pero premiaba la contundencia de Unión: dos ataques, dos goles.

Le costó la reacción a Lanús. Desde las tribunas bajaba la exigencia a manera de “canto de guerra”, pero adentro de la cancha no había suficiente respuesta. Unión tenía el control del partido con un correcto trabajo defensivo, una muy buena respuesta otra vez de Patricio Tanda por el sector central de la cancha, más lo que inquietaba Vera con sus subidas y las corridas de Balboa, por lejos el delantero más peligroso de Unión.

Se notaba la serenidad de uno (Unión) y la impaciencia del otro. No alcanzaba con el empuje de Boggio o la subida de Cáceres (muy cuestionado por la gente), bien marcado por un Luna Diale de muchísimo despliegue y solidaridad con sus compañeros de defensa. Unión redondeó un primer tiempo en el que supo ser muy práctico y contundente para definir las situaciones que tuvo, nunca resignó la posibilidad de seguir atacando y fue muy disciplinado para el retroceso.

Pero en la última jugada del primer tiempo apareció Carrera para desviar un remate que descolocó a Cardozo. Fue lo mejor que le podía pasar a Lanús y lo que frenó el coro de silbidos con el que, seguramente, se iban a ir los jugadores locales al vestuario. No pudo sostener Unión la ventaja de dos goles que posiblemente sonaba en algún momento a algo exagerada, pero que resultaba el premio para un equipo que combinó contundencia y practicidad.

Arriesgó Zielinski y cambió el esquema en el segundo tiempo, logrando buenos resultados. A la cancha Jonatan Torres para jugar bien cerquita de Bou, ya decididamente con la idea de apretarlo y encajonarlo a Unión. Le dio resultado en el inicio, al punto tal que estuvo muy cerca en una gran jugada de Marcelino Moreno que alcanzó a cachetar Bou adentro del área y motivó una magistral tapada del debutante Thiago Cardozo.

Había que recuperar –y de manera urgente- todo lo que Unión había tenido en el primer tiempo y que lo había llevado, salvo en la última jugada, a tener a “rienda corta” el partido, evitando complicaciones extremas para Cardozo. La actitud inicial de Lanús, más agresivo, confiado y punzante, obligaba claramente a volver a ejercer el control del partido.

Esa necesidad también la observó el Kily. Gamba y Paz a la cancha, por Orsini y Bruno Pittón. Había que darle aire al ataque para aguantar la pelota arriba y fortalecer el sector defensivo ante un rival que mostró neta superioridad desde el mismo inicio de la parte final.

Ya Unión no podía sostener el control de la pelota. La perdía rápidamente, un poco por el apuro que le imponía el mayor vigor que imponía Lanús y otro tanto porque el repliegue era muy evidente y no se podía armar en la mitad de la cancha y, mucho menos, en terreno rival. Tanda ya no mandaba en el medio como lo hizo en el primer tiempo, más allá de que no resignaba despliegue y siempre trataba de asegurar la pelota. Todo eso lo llevó a ser otra vez uno de los mejores del equipo. Y el otro que debía jugar –Luna Diale- también se sacrificó como un defensor más en esa parte complementaria.

La primera llegada de Unión en el complemento recién se dio sobre los 29 minutos y casi se convierte en el tercero. Gamba guapeó y se llevó la pelota, observó la diagonal de Balboa al primer palo, metió el pase y el remate del delantero cruzó todo el arco y se fue desviado. Había sido todo de Lanús hasta ese momento.

El Kily volvió a mover el banco. Metió a Domina (entró bien) por un Balboa que se había corrido todo (otra vez hizo un buen partido) y a Gerometta por Vera, que esta vez no había pedido el cambio, quería regresar a la cancha pero el técnico ya había decidido su reemplazo.

El final se hizo dramático. Unión aguantaba los embates del rival y aprovechaba cualquier situación para tratar de adelantarse en el terreno, algo que le costó muchísimo en un segundo tiempo desfavorable en cuanto al trámite. Pero así, aguantando y metiendo, Unión se llevaba un triunfazo de la Fortaleza. Hasta que Favio Alvarez capitalizó un rechazo corto en una contra que encontró mal parado a Unión y clavó un remate abajo que dejó sin chances a Cardozo. Otra vez en el descuento, a Unión se le escapan dos puntos. Igual que ante los santiagueños y con la misma sensación, la de dos puntos perdidos más que uno ganado.


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