Sin chances

Belgrano "lo primereó" y derrotó a Unión en su casa

El tatengue cayó frente a un equipo pirata alternativo. El equipo del Kily estuvo desconcentrado al principio, desdibujado y no le alcanzó con la reacción voluntariosa del segundo tiempo.


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Entró dormido Unión. Ausente. A los 3 minutos perdía el partido cuando había varios jugadores que no habían tocado ni siquiera una sola vez la pelota. Fue de lo peorcito que se le vio al equipo en esta Copa de la Liga. Y tampoco alcanzó el lindo gol de Bruno Pittón que puso el 2-1 con el que se fueron al descanso, para que se mejore una producción futbolística negativa.
Una de las cosas que hizo bien y con inteligencia Belgrano, a través de la planificación de Juan Cruz Real, su entrenador (apuntado por Unión antes de la llegada de Gustavo Munúa), fue taparle la subida a Federico Vera. Lo paró a Reyna por ese sector. Y Reyna le ganó en todo: en la marca y también en el desborde, superándolo en varias ocasiones y hasta obligándolo a cometerle una infracción pasible de amarilla (llegó a la quinta y no jugará ante Tigre).

Flojo partido de Mauro Pittón, muy impreciso con la pelota. Poco de Luna Diale, escasa gravitación de Balboa a quién la pelota no le llegó bien jugada y sólo Gamba, movedizo y trabajador, para tratar de crearle problemas a una defensa rival a la que Unión intentó exigirla con muchos centros.
Belgrano, en tanto, tuvo la virtud no sólo de “primerear” a Unión (a los 23 minutos ganaba 2 a 0 con ese gol tempranero de Jara y un claro penal cometido por Cardozo al mismo Jara, que el delantero se encargó de convertir en gol con una excelente ejecución). También mostró mayor confianza y capacidad técnica para el manejo de la pelota. Entre García, Heredia y Marín le dieron a Belgrano el fútbol que Unión nunca encontró en el primer tiempo.
No se demoró el Kily y mandó a la cancha a Patricio Tanda en reemplazo de un flojo Mauro Pittón, de extraño rendimiento teniendo en cuenta que venía en alza y con producciones aceptables en los últimos partidos.
A Unión le costaba mejorar en el juego, pero al menos ponía voluntad. Justamente Gamba, lo mejor que mostraba Unión del medio hacia arriba, tuvo la gran chance de empatar el partido. Fue antes de cumplirse el cuarto de hora, cuando Corvalán metió un centro, Gamba hizo un buen rodeo y en el final de esa media vuelta metió un remate violento que encontró bien ubicado a Ignacio Chicco, que tapó en forma espectacular.

Metió el Kily a Orsini por Bruno Pittón, pero las vacilaciones defensivas de Unión eran tremendamente peligrosas. Así fue que Belgrano estuvo cerca del tercero en un par de ocasiones, pero Unión, voluntarioso y poniendo empeño, también aportaba lo suyo y empezaba a convertir en figura a Nacho Chicco, que le sacó un cabezazo estupendo a Luna Diale.
El partido se hizo interesante y Unión entendió en ese segmento final del partido que debía “vender cara la derrota”, como se dice habitualmente en la jerga futbolera. Belgrano, en contrapartida, retrocedía en la cancha y se dedicaba a cuidar la ventaja conseguida, complicando solamente con los arranques de Reyna por izquierda, de lo mejor que tuvo la visita, casi a la altura de Jara, el autor de los dos goles.
En definitiva, a esta altura del partido, Unión estaba pagando caro lo que había regalado durante los primeros 25 minutos del encuentro, cuando esas desconcentraciones, esas incomodidades y la manera en la que se “enroscó” y no pudo encontrarle la vuelta al partido, lo llevaron a ir perdiendo sorpresivamente por dos goles.
Orsini tuvo una chance imperdible a diez minutos del final del partido, cuando le erró al arco desde una posición muy ventajosa luego de una muy buena combinación de Luna Diale (levantó en el segundo tiempo) y Corvalán (otro para rescatar en Unión). Ya el partido se jugaba decididamente en el terreno defensivo de Belgrano y las situaciones desaprovechadas por Unión le daban argumentos para merecer al menos el empate.

El repiqueteo final de Unión –no exento de la peligrosidad de sufrir en algún contragolpe- no le dio resultado. Unión jugó “a la carga barracas”, tratando de meter como sea la pelota adentro del área. No hubo caso. La falta de claridad y de ideas, sumado al bajo nivel de algunos jugadores que son importantes (caso Vera), más el flojísimo pasaje inicial dejaron a Unión sin ninguna chance a una fecha del final de la Copa de la Liga.
Al partido había que jugarlo como una final. Exigía concentración máxima frente a un rival que llegaba remendado, pero que jugó mejor en el primer tiempo y se aprovechó de todas las ventajas que otorgó un Unión desdibujado, sobre todo en esos fatídicos 25 minutos iniciales.

 

 

 


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