Los habitantes de San Cristóbal padecen, desde hace tiempo, una alarmante seguidilla de delitos tanto en domicilios, como en comercios e instituciones.
La ciudad de San Cristóbal, pese a su habitual tranquilidad, desde hace un tiempo padece una seguidilla de robos a vecinos, comercios e instituciones. No importa el barrio ni la hora: una bicicleta o moto que esté afuera, así sea por media hora, es un blanco fácil para robar. Se la llevan rápido, sin dificultad, muchas veces las desarman y se pueden encontrar hasta por partes.
Además de eso, las bombas centrífugas están entre los elementos más elegidos para robar, y fueron denunciados cinco robos de bombas en una semana, en distintas viviendas. Algunas se pueden recuperar y otras no. También los bombeadores, herramientas de distintos tipos y cables.
Las cámaras de seguridad no previenen los delitos, pero son de gran ayuda para esclarecer los hechos policiales. Al menos en las imágenes se pueden observar quién se llevó algo y hacia dónde se dirigió para luego continuar con la investigación.
Los partes policiales con todos los hechos que suceden durante el fin de semana se publican cada lunes. En marzo, incluyendo el último fin de semana largo, fueron aproximadamente veinte los robos, sin contar los que se denuncian durante los días de semana.
Instituciones golpeadas
En la actualidad, a las instituciones les cuesta mucho mantenerse para seguir brindando diferentes servicios a la comunidad y, pese a ello, también fueron el blanco de los delincuentes en estas últimas semanas.
Las comisiones directivas y las personas que colaboran hacen lo que pueden para seguir en pie, pero cada vez cuesta más y cuando ocurren estas cosas causan indignación, tristeza y dolor.
Por ejemplo, en el Club Belgrano, específicamente en la sección de bochas, el tesorero de la institución denunció daños y roturas en uno de los ventanales pero no faltó nada del lugar.
Uno de los robos más llamativos, y por lo que significa, fue el que sufrió el Hospital Julio Villanueva de San Cristóbal. El jueves 4, por la mañana, se produjo un corte de energía eléctrica en la ciudad, entonces el personal encargado de prender el generador se dio cuenta de que no funcionaba: resulta que se habían robado 16 metros de un cable grueso. El problema se pudo solucionar y conectar el generador que necesitaba el hospital. Se realizaron las denuncias correspondientes y la policía se acercó al lugar a revisar las cámaras de seguridad de los vecinos para poder dar con los responsables del robo.
“Estamos muy dolidos porque se van sumando los hechos de robos en las instituciones que es donde más cuesta entender lo que está pasando. Lo que pasó en el hospital es que se llevaron varios metros de los cables que van del generador a la caja que da electricidad al hospital. Tras un corte de luz, los chicos de mantenimiento se encontraron con que no estaban los cables. Según nos comentaba la policía, creemos que el robo fue hace dos o tres días. Lastimosamente no nos sorprende esto, vengo de la institución Casa del Niño que ya hemos tenido dos robos de alimentos, ropa y es lamentable. Estamos planteando colocar cámaras de seguridad en la parte de atrás del hospital”, manifestó Alexis Mirando, integrante del Consejo Asesor de la institución.
Tampoco fue ajeno a los hechos de inseguridad el Club Defensores de Pellegrini. Un encargado de cuidar la institución y brindar clases gratuitas de fútbol a los niños y niñas del barrio fue quien encontró los daños en la puerta el miércoles 3. Al ingresar, estaba todo revuelto y notó la faltante de un motor de un freezer y una máquina para fumigar. Esto genera mucha indignación ya que las instituciones realizan un trabajo a pulmón, dedicándose a colaborar con los pequeños y las familias del barrio. No es la primera vez que ocurre esto, ya que en otras oportunidades también provocaron daños y robaron otros elementos.
“Nos encontramos con la sorpresa de un acto de vandalismo por tercera o cuarta vez, nos destrozaron la puerta, ingresaron, tumbaron un freezer y robaron el motor, dieron vueltas todas las cosas y tenemos que ver cómo seguir, te da ganas de abandonar pero no nos van a ganar. Creo que viene por el tema de la droga, necesitan plata y no se fijan si es su casa o si es el club que le da mucha contención a veces a sus mismos hermanos y sigo igual, me dan fuerzas los chicos, muchos vienen y están felices”, expresó Diego Gatti, quien comenzó con esta idea de recuperar el club y ayudar a los niños y niñas del barrio.
“Ahora estamos dando clases dos veces por semana -continuó-, un grupo de 3 a 9 años y otro grupo de 9 hasta 15 años, que no tienen dónde ir y este es un lugar para que puedan hacer recreación y deporte, y de olvidarse un poco de la realidad que están viviendo”.