“Canallas” y “leprosos” jugaron el primer torneo local del año con diferentes expectativas. Los de Russo venían de salir campeones y eso les quitó presión, además de que se concentraron en la Libertadores. Los de Larriera tenían la obligación de pelear arriba y solo pudieron hacerlo en la primera parte del certamen
Se terminó la Copa de la Liga 2024 para los equipos rosarinos de primera división. Esta semana finalizó la fase regular del certamen, dividida en dos grupos, y tanto Central como Newell’s mirarán la definición por televisión, ya que ninguno de los dos pudo quedar entre los cuatro primeros de su zona. El “Canalla” cayó en cierta relajación, después de festejar este mismo título en diciembre del año pasado, tras vencer a Platense en la final. Los dirigidos por Miguel Ángel Russo transitaron el certamen casi sin presiones, pensando más que nada en la Copa Libertadores, y quedaron muy lejos de los puestos de clasificación.
Los conducidos por Mauricio Larriera, por el contrario, tenían encima la presión de sus hinchas, luego del logro alcanzado por su eterno rival. Arrancaron de manera óptima, con cuatro victorias consecutivas, pero la ilusión “leprosa” se fue apagando con el correr de los partidos y, si bien el conjunto “rojinegro” llegó a la última fecha con chances de pasar a play off, el final de la historia fue con una nueva decepción.
El distendido andar “canalla”
Rosario Central comenzó esta nueva versión de la Copa de la Liga, allá por fines de enero, todavía con la resaca de los festejos por el título logrado en la edición 2023 de este mismo torneo. El plantel casi no fue reforzado por la dirigencia, se quedaron casi todos los jugadores para jugar la Copa Libertadores y rápidamente el cuerpo técnico liderado por Miguel Ángel Russo puso el foco en el torneo continental de mayor prestigio. Así las cosas, Central se lanzó a la aventura de la primera competencia local del año sin grandes obligaciones.
Esa distensión se notó rápidamente en el andar del equipo. El conjunto de barrio Arroyito repitió sus flojos números de visitante, pero esta vez bajó muchísimo su rendimiento de local, condición en la que había construido la campaña que lo llevó al título en 2023. De hecho, en la fecha 12 del Grupo A, el sorprendente Barracas Central le cortó el larguísimo invicto en el “Gigante”, tras vencerlo por 2 a 1.
De visitante -ganó un partido en San Nicolás ante Independiente Rivadavia pero allí hizo de local debido a la remodelación en su estadio-, Central apenas pudo imponerse en un encuentro, empató otro y perdió seis. Su campaña en territorio rival quedó en el puesto 26 de 28 equipos participantes en la Copa de la Liga, con apenas 4 puntos logrados, quedando solo arriba de Atlético Tucumán y Tigre.
Pero hay una salvedad importante: ese solitario triunfo de visitante, fue nada más y nada menos que en la cancha de Newell’s, en el clásico rosarino que otra vez se resolvió a favor del “Canalla” con un gol de Ignacio Malcorra. A decir verdad, ese fue el partido que terminó de relajar al equipo de Russo, porque ganar el clásico de la ciudad -o al menos no perderlo- era uno de los grandes objetivos de este primer semestre del año.
El cierre de Central en la competencia local fue con un pobre empate frente a Deportiva Riestra, el miércoles pasado por la noche. “Nos costó el arranque porque tuvimos un final largo del torneo anterior, pero no nos quejamos porque fuimos campeones. Tuvimos más partidos de visitante que de local y también perdimos algunos puntos que te cuesta no estar peleando arriba”, fue el resumen que hizo el técnico Miguel Russo. Y luego agregó: “Estoy confiado, soy optimista para lo que viene, confío en los míos”. Lo que viene para Central es tratar de meterse en octavos de final de la Copa Libertadores.
La nueva frustración “leprosa”
En Newell’s, los ánimos previos al inicio de esta competencia eran diametralmente opuestos a los de su eterno rival. Para graficarlo mejor, la obligación “rojinegra” estaba motivada en la celebración “auriazul”. El eterno rival venía de salir campeón y había que prepararse para, al menos, dar la pelea para contrarrestar ese festejo que se producía en la vereda de enfrente, con todo lo que eso significa en una ciudad partida al medio por la pasión futbolera como Rosario. La primera parte del plan salió bien. El final fue a pura decepción.
La dirigencia “leprosa” sí salió a reforzar su plantilla de jugadores, a pesar de que en este 2024 no tiene competencia internacional. Con la conducción de Mauricio Larriera, el entrenador uruguayo que fue elegido para arreglar los puentes que la gestión de Gabriel Heinze había roto -con los hinchas, con sus jugadores, con la prensa y con los propios dirigentes-, el plantel “rojinegro” se fue nutriendo de futbolistas que generaron expectativa, como los uruguayos Rodrigo Fernández Cedres y el “Colo” Ramírez. La estrella en la punta del arbolito era Ever Banega, el futbolista-hincha de enorme jerarquía internacional que venía a darle el toque de calidad al equipo.
Las cuatro victorias en fila en el arranque del campeonato ilusionaron a todo el pueblo “leproso”. Macagno daba en el arco la seguridad que no había podido garantizar Hoyos. La defensa estaba firme y los laterales, en especial Méndez, eran como topadoras. El medio lograba ser combativo con la fiereza del “Pitbull” Fernández Cedres y a la vez distinguido por la categoría de Banega. Y Ramírez convertía todo lo que tocaba en gol. Un arranque perfecto que alineó a la institución detrás de un objetivo, como nunca pudo lograr Heinze.
A partir de ahí, el castillo se le vino abajo a la “Lepra”. Larriera, entusiasmado por los triunfos, no rotó jugadores y se comió un 0-4 contra Racing en el “Coloso”. En el medio, el plantel viajó a Miami para disputar el famoso amistoso contra el Inter de Messi, Luis Suárez y el “Tata” Martino. A la vuelta perdió contra Estudiantes en La Plata, pero la peor noticia fue la expulsión de Banega, que se perdía el clásico de la fecha siguiente. La dolorosa caída de local contra Central, fue el principio del fin.
En la segunda parte del desarrollo del Grupo B, Newell’s alternó buenas y malas, pero nunca pudo volver al funcionamiento de las primeras fechas. Perdió la última chance seria de clasificación con la derrota de local ante Boca y si bien llegó a la última fecha con posibilidades de pasar, dependía de una alineación planetaria para lograr el objetivo. Ni siquiera pudo hacer lo necesario, que era ganarle a Defensa y Justicia.
“Estoy bien para seguir, siempre hay que replantearse cosas”, declaró Larriera tras la nueva decepción. El entrenador tiene el respaldo de la comisión directiva para ir por la revancha en la Liga Profesional, el torneo largo que se disputará luego de la Copa América. Newell’s tiene un largo tiempo para pensar y para trabajar en la mejor estrategia posible para no caer en nuevas frustraciones.