El miércoles 24 de abril de 2024 no será un día más en la vida de los chicos de Lucecitas. Esa tarde, “a las 15.30 nos comunicamos con Lionel Scaloni”, contó Graciela Carotti, una de las referentes de la ONG que asiste a casi un centenar de niños y adolescentes de la ciudad de San Justo. “Este es un sueño que surgió cuando ganamos el mundial y los chicos propusieron llegar a Scaloni o Messi para hacerles una entrevista”.

“Hicimos todo lo que vos te podés imaginar. Fuimos a la fundación en Rosario, donde dejamos un cofre con cartas y una leyenda que decía ‘tiramos esta botella imaginariamente al mar. Como elegimos creer vos la vas a rescatar’”.

El sueño estaba en marcha y tenía como meta hacer un reportaje para incluirlo en la revista que editan y distribuyen en la comunidad, como parte de las actividades de taller que desarrolla la ONG.

No es la primera vez que entrevistan a una personalidad de renombre. En su lista de invitados cuentan el tecnólogo y economista Santiago Bilinkis, con el que “trabajamos distintos temas” de actualidad; y el cineasta Juan José Campanella que”, entre otras cosas, “nos explicó cómo hizo (la película) Metegol”.

En busca del personaje acudieron a las fuentes y viajaron a Pujato, donde se encontraron con vecinos y amigos de la infancia del DT.Foto: gentileza Lucecitas

 

Cadena de favores

Como el fruto no maduraba “habilitamos ‘cadenas de favores’, hasta que logramos el objetivo”, repasa la docente y colaboradora incansable de Lucecitas. “Evidentemente ellos (los campeones de Qatar 2022) están muy blindados”, porque “no es fácil llegar. Nos frustramos un montón de veces, porque parecía que llegábamos y se nos caía”, pero el sueño se hizo realidad.

Una semana antes del encuentro virtual -el 17 de abril-, “fuimos a visitar al gobernador” de Santa Fe, Maximiliano Pullaro, “entonces le contamos que nuestra idea era llegar Scaloni”.

“El gobernador nos atendió y nos dedicó 40 minutos; nos escuchó y le propusimos ser nuestro ‘socio perfecto’. A lo que él contestó con un “Sí” y una sonrisa. “Yo no tengo problemas, voy a hacer todo lo posible”, les dijo Pullaro que, para acortar camino, les propuso directamente conseguir el teléfono del DT que comanda La Scaloneta.

Scaglia, enganche perfecto

Así fue que compartió la idea con la vicegobernadora, Gisela Scaglia, que “hizo un video que realmente fue hermoso, en el que invitó a todos a sumarse a esta campaña de cumplir el sueño de los chicos”.

“Y cuando la vicegobernadora consiguió el teléfono nos queríamos morir, fue enseguida”. “El miércoles hacemos una videollamada”, nos dijeron, “porque él está en España en este momento”.

“Cuando recibimos el mensaje que teníamos que hacer la entrevista le conté a los chicos y quedaron congelados. Los impactó de una amera increíble, fue tan hermoso”, cuenta la entrevistada.

¿Líder o jefe?

“Ellos son chicos que no les gusta hablar”, sin embargo, el efecto de ‘La Scaloneta’ hizo que esa noche fueran ellos quienes solitos dieran las notas para el noticiero local. “Vos no sabés cómo se expresaban, chicos a los que sacarles una palabra es muy difícil”, agradeció el estímulo futbolero.

Graciela hizo un punteo breve de lo que se habló, porque el detalle estará en la próxima edición de la Revista de Lucecitas, pero como ejemplo dijo que en un pasaje de la entrevista le preguntaron “por las emociones” de ese momento glorioso; y “si él era el líder o el jefe” del equipo del otro Lionel, el gran Lio Messi.

“Compartimos una hora en pantalla y vos no sabés como se reía y cómo disfrutó de la charla” el DT de la selección nacional de fútbol. “Él estaba súper enganchado y me decía ‘¡dejá que me pregunten!”.

Un fenómeno social

“Para los chicos fue inolvidable, va a ser un antes y un después para ellos, porque el fútbol genera eso. No es sólo un deporte, es un fenómeno social”. “Él nos decía que ganaron un campeonato, que no descubrieron una vacuna” lo que muestra que a pesar del éxito “él es una persona con los pies sobre la tierra”.

Pero la labor periodística no sabe de ídolos y aparecieron las preguntas ‘picantes’. “Uno de los chicos le preguntó por la pelea que había tenido con (David) Beckham”.

-"¿Es común que haya esos enfrentamientos en la cancha? Porque estabas muy enojado…" -le dijo el joven entrevistador sobre aquel histórico episodio de 2003.

-Sí, es cierto, me peleé pero yo lo veo a la distancia (pasaron más de 20 años) y fue un error, uno tiene que pensar un poco más -los aleccionó.

-¿Pero vos ahora te hablás con Beckham? -repreguntó otra vocecita

-Sí, seguimos hablando. Lo que pasa dentro de la cancha, queda dentro de la cancha.

También “le preguntaban si él era líder o jefe. Porque en Lucecitas surgió el debate de quién era el líder y el jefe. Los chicos decían que él era el jefe porque podía dejarlo afuera a Messi”, pero había varias opiniones al respecto.

La entrevista nació “desde el amor de nuestros niños al fútbol y por supuesto a Lionel Messi”, así surgió el sueño.Foto: gentileza Lucecitas

 

Consultado sobre cómo se definía a sí mismo, respondió que no se encuadra en una etiqueta, que él es “entrenador” y si tenía que etiquetarse podría decirse que es “un líder dialoguista”.

Trabajo de campo

En el derrotero para llegar hasta el DT campeón del mundo con la Selección Argentina, el proyecto de Lucecitas viajó por toda la provincia. Además de Rosario, conocieron Pujato, su pueblo natal, allí les contaron cómo era Lionel de chico. “Fuimos a Pujato a un bar, a comer y la dueña tenía todas las camisetas” del héroe local.

Una carta entregada a la hermana de Antonela Roccuzzo por el director provincial de Educación Privada, Rodolfo Fabucci, también contenía el pedido para entrevistar a Messi.

La entrevista fue realizada por el grupo de 13 a 15 años, porque “si llevábamos a todos los chicos iba a ser imposible hacerla. Por eso uno de los chicos que estaba ahí le pidió a Scaloni hacer un video para saludar a los que no estaban y después nosotros proyectamos las experiencias y lo compartimos”.

Un cuarto de siglo

Lucecitas es una ONG que surgió en la ciudad de San Justo (Santa Fe), hace casi 25 años, porque se habían comenzado a ver chicos en la calle pidiendo. Es una asociación civil que contiene a niños de 4 a 15 años.

“Hacemos contención, es un lugar donde ellos encuentran como un hogar. Decimos que en Lucecitas ‘están las tortas fritas más ricas del planeta’ porque acá nos encontramos y compartimos. Nuestro eslogan es ‘Por una infancia feliz’”.

Son cuatro grupos divididos por edades y cada uno tiene distintas actividades. Cuentan con talleres de emprededorismo, folclore e informática. También editan la revista Lucecitas y con el dinero que recaudan reinvierten en herramientas. Así compraron una impresora y una computadora.

El equipo está integrado por cuatro coordinadoras y dos profesores que “son muy buenos”, elogia Graciela. “Ellos les explican cómo utilizar las redes y manejarse con la tecnología”, señala.

Graciela Carotti es docente jubilada y actualmente integra la comisión directiva de la ONG. Como quien se mira al espejo dice: “soy parte del proyecto. Lucecitas vino a remarcar algo tan lindo que es lo que representa el contacto con los chicos. Yo soy feliz y elegí estar ahí”.

“Hoy tenemos 97 chicos y lista de espera, porque la infraestructura tampoco nos da para tanto. Tenemos muchísima demanda para ingresar, porque además del espacio de contención, a los chicos les gusta y lo disfrutan. Sus mejores amigos los hacen en Lucecitas”, resume.

Genuinos y frágiles

“La infancia es la etapa más genuina, pero la más frágil. Ellos tienen muchas carencias, económicas y de situaciones difíciles. La vulnerabilidad está latente en un niño que está transcurriendo la infancia. Porque a veces uno cree que en otro lugar y en otra realidad están bien, y no es tan así. Es la etapa donde se forma el ser humano, hay que poner el foco en los niños. Hay muchos adultos que llevan sobre sus espaldas un niño herido”.

Por eso “es importante que la gente conozca lo que es Lucecita para acompañarnos. Nos sostenemos con beneficios y subsidios tanto privados como públicos, y tenemos padrinos, que son empresas que nos ayudan mucho.