Mayo en Rosario

Obras infantiles para celebrar la década de aventuras "kashimaneras"

Las obras de Kashimá cumple diez años recorriendo pueblos, ciudades, ferias del libro, escuelas, teatros, jardines de infantes, profesorados, EEMPAS, bibliotecas, festivales, centros de salud, clubes, plazas, junto a instituciones y artistas.


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Desde el sábado 4 de mayo, todos los sábados del mes, a las 16, en la sala Cultural de Abajo (Entre Ríos 579) se podrá ver las producciones “kashimaneras” para disfrutar en familia. Se trata de las obras “Flora y fauna”, “El país del ignorimio” y “Leer para creer”.

Una de las alma mater de la productora artística que se dedica a obras de teatro infantil, libros y films, Agustina Toia, dialogó con Mirador con motivo de esta celebración a 10 años de existencia de Kashimá, en torno al nombre, aquel origen con la primera obra que llevaron por toda la provincia, y el hilo conductor de todas sus producciones.

Mirador: - Se cumplen 10 años de esta productora de contenidos rosarina, autónoma e independiente, que llevó sus obras por otras ciudades y países. ¿Cómo nació y recordar sobre el significado del nombre Kashimá?

Agustina Toia: - Es una compañía que creamos junto a Laura Wulfson y Julia Rovere. Con ellas comenzamos esta aventura de creación y trabajo en el 2014. Esa fue la formación inicial, y después se fueron sumando otras personas. Actualmente somos diez: María Victoria Franchi, Mariana Pevi, Valeria Rico, Paula Luraschi, Debora Castillo, Eugenia Santamaría, y Pablo Pizarro.

La primera historia que creamos fue la de “Malena, Leer para creer”, sin sospechar en aquel momento por todos los escenarios por los que nos llevaría. La obra cumple también 10 años en cartel y más de 250 funciones, con elencos que a lo largo de estos años fueron cambiando.

Fue una obra con la que los niños se identificaron un montón y fue también visionaria, ya que en aquel momento la tecnología no estaba tan metida en la vida de los niños como ahora.

Fue hermoso ver cómo el mensaje se transmitía y después de las funciones, los niños pedían cuentos de regalo, bibliotecas. Hay muchas anécdotas desparramadas por jardines, escuelas y teatros de la provincia, ya que enseguida empezamos a viajar por todos lados con el espectáculo.

A pedido del público también nos embarcamos en la película que filmamos de manera independiente entre Rosario, Cañada y Lucio V. López, formando un grupo de animadores y cámaras. Nos gusta traducir las historias en sus diferentes formatos: teatro, cine y literatura.

Kashimá es una palabra inventada. En realidad es un idioma que habíamos inventado con un niño, cuando vivía en Italia, el hijo de unos amigos queridos. Siempre me atrajo mucho más el mundo de los niños, del juego y el absurdo, que el mundo aburrido de los adultos, lleno de formas y prejuicios. Con Tommaso jugábamos a inventar el abecedario, luego frases hechas, y así el nombro voló hasta Argentina. Es un nombre muy hermoso, y para nosotras ahora una especie de palabra mágica. Es hermoso escuchar después de cada función un auditorio lleno de niños gritando ¡Kashimaaaaaa!

En el camino, descubrimos que había un pequeño pueblo en japón llamado así. Pero la palabra viene de la imaginación, de esa especie de magma de donde salen todas estas historias también.

Pensamos esa palabra para poner nombra a ese idioma inventado junto a Tomasso. Inventábamos frases, y cuando había otra gente, tomábamos esto como un código entre nosotros, jugando. Nadie lo entendía, solo nosotros (risas).

Ahora pienso que hicimos como una invocación ya desde esa palabra, porque después terminó siendo teatro para infancias. Yo venía trabajando con infancias desde que vivía en Europa, y terminé haciendo contenidos para ellas. Es muy curioso.

Universo infantil

-Sus creaciones fueron tres obras teatrales, dos películas y un libro ¿Cual se puede decir que es el hilo conductor en sus contenidos para las infancias? ¿Quisieras contar si hay algún proyecto nuevo en carpeta, y de qué se trata?

-Hay varios hilos conductores. Una es la manera de abordar los universos, hay varias premisas desde la dirección, en la creación de estas historias: que los personajes regresen, que haya mucho trabajo físico en el abordaje escénico de las actrices, a través de la construcción de personajes, que se resuelva con pocas cosas, pero por sobre todo que trasmita un mensaje y que las historias ayuden para acercarle a los más pequeños las problemáticas y complejidades de este mundo, sin subestimarlos. Con mucho humor, magia y misterio.

De hecho, creo que un sello que tenemos es que los adultos terminan disfrutando igual o más los espectáculos que los pequeños, porque es un teatro que le habla a todos. Como directora es un desafío que me interesa muchísimo que nadie se quede afuera, que todos puedan disfrutar. Que sean universos bellos, complejos, creativos, humanos y que nos hablen de lo que nos pasa como sociedad.

Así es como cada historia nos acerca algo diferente: “Leer para creer”, al mundo fantástico de los cuentos; “El País del Ignorimio”, al mundo de la escuela, de los vínculos, invitándonos a conocer además sobre el arte abstracto; “Flora Y Fauna”, nos siembra conciencia sobre las problemáticas actuales del cambio climático, la extinción de las especies, y la ecología.

Hemos hecho una película para adultos, “Fragmento”, seleccionada en algunos festivales nacionales e internacionales. A lo largo de estos 10 años hemos recorrido pueblos, ciudades, ferias del libro, escuelas, teatros, jardines de infantes, universidades, bibliotecas, festivales, centros de salud, clubes y plazas.

Y hemos trabajado con muchos artistas, de acá y de allá: Cristina Banegas, Guillermo Kuitca, Ariel Migliorelli, Gonzalo Aloras, Adriano di Mauro, Leandro Bonfiglio, Sebastián de la Vallina, etc. Siempre hay nuevos mundos estacionados ahí, macerando. Que están llegando.

-Para recordar sobre las tres obras que vuelven a presentarse en mayo próximo, ¿para qué edades (mínimo y máximo) son estas obras? ¿Qué distingue a cada historia?

Cada obra aborda un universo diferente. “Leer para creer” es para todo público (la hemos hecho en jardines de infantes, EEMPAS, y hasta profesorados con un público completamente adulto), y aborda las problemáticas de las nuevas tecnologías y fomenta volver al tiempo empírico, al de la experiencia, abrir un libro y volar con la imaginación, para remplazar a las pantallas donde ya está todo dado y no fomenta en nada el juego, el movimiento, la imaginación. Cosas fundamentales para infancias sanas.

En “El país del Ignorimio” regresa el personaje mágico inventado en la primera obra, un detective que anda siempre muy atento a los deseos de los más pequeños, quien le transmite enseñanzas y le cumple sus deseos. Esta obra es un poco más compleja, a partir de los seis años es ideal. Toda la primaria disfruta mucho de esta historia porque aborda el mundo de la escuela, con sus personajes y situaciones. Cuando vamos a las escuelas, las maestras y porteras se ríen mucho.

“Flora y Fauna” en cambio, es un viaje que nos invita a recorrer todos los reinos de la
naturaleza, y a tomar conciencia sobre las problemáticas actuales de nuestros ecosistemas. Una obra que nos propone firmar un tratado de paz y armonía entre todos los reinos.

Allí quedan develadas las guerras silenciosas que hay actualmente entre los reinos, algunas muy evidentes como la megaminería o la tala indiscriminada del Amazonas, pero otras en las que ni pensamos. Cada vez menos el ser humano respeta a los seres de los otros reinos, las piedras, los hongos, las plantas. Y la obra juega con esa posibilidad animista, con la esperanza de comunicarnos y volvernos a poner de acuerdo. Es darle la palabra a minerales, flores y hongos para que se manifiesten. Esta propuesta también es para todo público.


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