Ganó y se acerca a Sudamericana

Unión ganó, gustó y se prende en lo más alto

Al blindaje que siempre le hacen a Barracas Central, Mosqueira lo abrió con un golazo de zurda al ángulo. Dómina cerró la fiesta en López y Planes.


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Lo buscó tanto y erró tanto Unión que hubo que romperle el arco al bueno de Seba Moyano con un misil desde lejos de Mosqueira que se perfila para las bombas del año en el fútbol argentino. Ese golazo con tanto potrero y semillero, ciento por ciento con sangre roja más blanca, hizo olvidar todas las penas de los primeros 45 minutos.

En el fútbol argentino está aprobada, hace tiempo, la Ley Base: “Es más fácil que el dólar vuelva a estar uno a uno con el peso a que le cobren un penal en contra a Barracas Central”. Es el Deja Vú de esos viejos tiempos del Arsenal de don Julio Grondona pero en ahora en 5K. A esta altura ya uno no sabe si lo hacen porque se lo piden o de alcahuetes que son nomás.

Lo que está claro es que, para lo que está de moda, la mano de Capraro era penal. Uno no sabe que le dijo el VAR a Ramírez desde Ezeiza pero se suponía desde antes que lo llamen por el aparatito. Y la de Vera, esta sí en las narices del juez, que aplicó ley de ventaja (???) después de una clara “camiseteada”.

No iban ni 20 minutos que el estadio era una caldera: dos penales en el aire y dos jugadores amonestados, para colmo en el bloque defensivo (primero Corvalán y después Paz). La cancha (y el Kily) se prendía fuego contra los fallos del que, para Beligoy, es el mejor. “¡Mirá si hubiera venido el peor!”, pensaban los viejos plateistas del Tate en la ex Techada.

Antes y después fue mucho más Unión, que lo pasó por arriba a Barracas. El único aviso del “Guapo” fue la rosca de Insúa que dio en el caño de Cardozo con un tiro libre desde lejos.

En ese primer tiempo, cuando Unión se olvidó del juez (misión más que complicada) y se calmó, lo controló por completo al rival. Los laterales llevaron a la práctica el trabajo teórico: “pasen por afuera, vuelen y lastimen”. Fue un festival de Bruno por izquierda y Fede Vera por derecha. El tercero al podio, con pelotas envenenadas para ir al gol, fue Luna Diale.

Ese Tate de la primera parte fue una fábrica con chimenea para errar goles, a saber: 1) a los 5 minutos, desbordó Bruno, atropelló Balboa de arriba y Moyano se lo tapó a Orsini abajo; 2) a los 13, el camiseteo a Vera y el remate desviado; 3) a los 17, Luna Diale se la puso como con la mano a Balboa y el cabezazo se fue cerquita; 4) a los 27, otra de Luna Diale por izquierda, Orsini lo pierde con Moyano, rebote y Mauro al bulto; 5) a los 33, salida de un córner: pirueta en el aire de Balboa, habilitación fortuita a Bruno que le queda con perfil derecho siendo zurdo: se la alcanzó a Moyano; 6) otra vez Mauro Luna Diale, pase filtrado, corrida de Balboa, Moyano (salió lejos) eliminado, ángulo cerrado y otro gol errado; 7) a la salida de otro tiro de esquina, el “Mugre” de derecha; 8) a los 39, Moyano se lo sacó a Bruno y cuando Balboa gritaba gol, se la sacaron desde atrás.

Ese misil con disfraz de golazo de Mosqueira rompió el blindaje previsible que había traído Barracas al 15 de Abril. Y el grito, que rompió el frío, hizo olvidar penas, injusticias y fantasmas.

En el complemento, de movida nomás, una corrida potente de Balboa debió llamarse “2 a 0”, pero le pegó mordida Mauro Pittón adentro de la zona de fuego.

En el quiebre de la etapa final, a los 20 y pico, fundieron biela los dos pistones de un Unión superador: pidió el cambio Vera por derecha (¿rodilla?) y el DT lo sacó a Bruno por izquierda. De yapa, Lucas Gamba para darle respiro a uno de los dos tanques (Orsini).

En ese final, Unión estaba cómodo en todos los sectores, menos en lo ajustado de ese amarrete 1 a 0. Debió liquidar toda esta historia antes, en cantidad y calidad. En ese final abierto con chapa demasiada cerrada, Cantero casi lo cuelga a Cardozo con una pelota perdida.

Balboa, que la rompió toda en el complemento, volvió asistir y Unión (el chiquito) volvió a regalar. Los cinco adicionados metían miedo: eran doce (Unión y la gente) contra doce (Barracas y el juez). Pero Dómina, que erró uno fácil, guapeó para gritar el menos pensado. Ahí sí, la gente explotó con todo.

En un país donde todo (dólar, alimentos, nafta, impuestos, ropa, bebidas, alquileres, etc.) aumenta, Unión también sube. Ganó, jugó bien a la pelota, es líder, está invicto, se aleja del descenso y se acerca a la Copa Sudamericana 2025.
En tiempos de tantos sacrificios para pagar una cuota, comprar una entrada e ir a la cancha, Unión está feliz. Sube el Tate, puntero en modo argento.


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