Cuando parece que el equipo de Larriera va a despegar, sobre todo después de un triunfo de local, llega una derrota de visitante que lo baja de un tirón. Es una constante en la “Lepra” que no le permite ilusionarse con objetivos importantes
Una de las peores cosas que le puede suceder a un equipo, es que sus hinchas arranquen una nueva competencia sin ilusiones. Aunque suene duro, eso es lo que le está pasando a Newell’s en este incipiente comienzo de la Liga Profesional de Fútbol. Sin refuerzos y con el mismo cuerpo técnico que no supo levantar el nivel colectivo e individual en la pasada Copa de la Liga, la “Lepra” sigue navegando en un mar de llamativa mediocridad. Y cada vez que parece asomar la cabeza, sobre todo después de un triunfo de local, le sigue una dura derrota de visitante que tira todo para atrás. Encima, jugadores que en el torneo pasado sobresalieron, como Ever Banega o el “Colo” Ramírez, ahora se contagiaron del bajón general y el equipo ya no puede aspirar a salvarse con sus resoluciones o sus goles. Lo mejor que le puede pasar a la “Lepra” es tratar de ganar el último partido que le queda de local antes del parate por la Copa América y luego recalcular todos sus movimientos hasta fin de año.
De la manera que arrancó el nuevo campeonato, da la sensación de que Newell’s solo puede ilusionarse con sumar puntos en su reducto del Parque de la Independencia en Rosario. La cuenta es sencilla para los “leprosos”: dos victorias ajustadas y sin sobrarles nada en el “Coloso”, ante Platense y Defensa y Justicia, y dos pálidas derrotas fuera de su estadio, frente a Vélez y Banfield. Cómo será el presente del equipo rosarino, que se puede afirmar sin temor a equivocaciones que jugadas cuatro fechas tiene más puntos que rendimiento.
Para colmo, en la caída de este martes por la noche en cancha de Banfield, el goleador Juan Ignacio Ramírez falló el penal que podría haber abierto el marcador a favor de su equipo, trasladando la presión al local, que estaba en las últimas posiciones del campeonato y ante una creciente impaciencia de sus hinchas. Pero ni siquiera eso pudo hacer bien el conjunto dirigido por Mauricio Larriera.
A propósito de ese incidente que tuvo el partido en cancha del “Taladro”, donde a decir verdad hubo un gran mérito del arquero local, el técnico de Newell’s le apuntó a la cuestión emocional: “El penal errado influyó un poco. No gestionamos bien las emociones y perdimos la brújula”, consideró.
Larriera valoró lo que hizo su equipo en el primer tiempo, donde tuvo algunos ratos de superioridad, pero a la vez reconoció que en el complemento su equipo fue dominado por Banfield: “En el primer tiempo se pudo contener más alto y dispusimos de las ocasiones para marcar y pasar al frente. En el segundo tiempo los carrileros de Banfield llegaron más y no pudimos contener esos desbordes”, analizó.
El entrenador uruguayo que llegó a fines del año pasado a la “Lepra” para reemplazar a Gabriel Heinze, fue consultado por su continuidad, que cada semana se pone más en duda en el club rosarino: "Yo estoy en permanente autocrítica de todo. Hago balance cuando se termine. Siempre me considero interino”, advirtió. Y remató: “Analizaremos tranquilos y bien profundo. La lógica indica que cuando se termina una parte de un proceso, todas las partes hacen un balance. Es lo más normal”.
Cuando Larriera habla de el final de un proceso antes de hacer un balance para tomar una decisión, se refiere al semestre de competencia que está por llegar a su fin. A Newell’s le queda el partido de local ante Instituto, el jueves 13 de junio a las 21.15, y luego se vendrá el prolongado parate por la disputa de la Copa América. Habrá que mirar con atención lo que sucederá luego de ese duelo con los cordobeses.