Teatro en Rosario

Agua y ajo: teatro para la memoria

 A 21 años, la dramaturgia de Mailín Sylvester evoca la inundación que dejó un tercio de la ciudad de Santa Fe bajo el agua. Sábados de junio a las 21 en Sala La Morada (San Martín 771, Rosario).


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 Más de 40 barrios del cordón oeste bajo el agua, con 36.890 viviendas distribuidas en 1.296 manzanas afectadas y el éxodo masivo de más de 150 mil vecinos en pocas horas, son algunas de las cifras que describen los días apocalípticos que vivió la ciudad de Santa Fe a partir del 29 de abril de 2003.


Una catástrofe que pudo haberse evitado. Un dolor latente y presente en la memoria colectiva. Mailín Sylvester pone su arte al servicio de la memoria y en mayo estrenó su última obra “Agua y ajo” que contextualiza el sentimiento de abandono que vive una familia victima de la tragedia. Una obra profunda, humana y sensible. La dramaturga dialogó con Mirador Provincial.

Mailín Sylvester

-¿Qué te llevó a escribir una dramaturgia sobre la última gran catástrofe natural que vivió la provincia?

-En teatro, los temas son una excusa para hablar de lo que nos acontece. Y hay muchos temas que no se han hablado, que están ahí esperando que alguien los traiga. Son dos cosas distintas que se encontraron. Es decir, no es que no haya organismos y agrupaciones que rememoren y sigan levantando las banderas de la memoria por la inundación de Santa Fe, por supuesto que los hay. También hay documentales, libros, artículos, pero yo no recordaba puntualmente una obra que hable de ello, y me pareció un tema importante ya que me permitía hablar de cosas actuales, porque no podemos leer el presente, sin leer el pasado. Cuando comencé a escribir esta obra estábamos en pleno auge de las quemas de los Humedales. Los rosarinos y rosarinas lo recordamos bien, aunque en un momento hasta un poquito que nos resignamos a padecer eso. Era impresionante tener la injusticia tan delante de la cara y no poder hacer mucho. Lo sorprendente de aquel fenómeno era que el grueso de la población nos sentíamos victimas, y ninguneados, ninguneadas. No pasaba nada. No se generaba ningún tipo de solución desde el gobierno, de donde debería defenderse nuestra salud y nuestros recursos naturales. Nos asfixiábamos, los ojos nos ardían, había movilizaciones, agrupaciones que surgieron a raíz de ello, y nada parecía cambiar para algo que era urgente. Digamos que ambas situaciones – la de Santa Fe en 2003 y la de Rosario en 2020 – se evocaban mutuamente. En este contexto es que tomé aquel tema para hablar de cosas que sucedían y siguen sucediendo. También tratar la problemática de la ausencia del Estado no sólo en cuestiones límite, sino en aquellas que son un continúo... por ejemplo, ¿qué pasa con la vivienda? ¿Qué pasa con la vida de las familia, sus historias, que son olvidadas?, ¿qué nos hacen olvidarnos para seguir en esta vorágine de vida, saliendo a trabajar, a hacer lo que tenemos que hacer?

-¿Cómo fue el proceso de documentación para el armado de la historia?

-Primero, antes que nada, fue hacer memoria, pensar, ¿dónde estaba yo cuando sucedió? Fue importante ubicar esto, para entender un poquito por qué se me vino un suceso así a la memoria, de repente, sin haberlo tenido presente. Fue algo que no me tocó explícitamente de cerca, aunque aún así lo percibo relativamente cercano. Yo era preadolescente y estaba en la primaria. Recuerdo que absorbí la problemática de la coyuntura política de entonces, y tengo presente lo que se hablaba. En la escuela reuníamos donaciones, se hablaba en los noticieros, pero era niña y no me tocó realmente de cerca.


Posteriormente, pasé a buscar videos de noticieros en Youtube, de testimonios, y notas de diario. Fue duro, lloré mucho. Me di cuenta que mis recuerdos no captaban las dimensiones del asunto. Un poco pensé ¡¿En qué me metí?! Pero bueno, continué... Recurrí a un amigo cercano, santafecino que me contó de su experiencia y de su familia y algunos de sus relatos se incluyen de alguna manera en la obra.


También fue necesario consultar mapas para entender geográficamente el suceso, dónde estuvo el agua, las causas y poder ubicar todo con cierto sentido.
Con el elenco abordando el texto, hicimos una nueva suerte de investigación, recopilando los recuerdos de cada uno, ya que tenemos distintas edades y somos de distintos lugares de la provincia y aledaños, posteriormente leímos libros, artículos, investigamos canciones que hablan de ello, documentales, como para seguir empapándonos de la temática, lo cual nos serviría para entender desde multiplicidad de lugares las psicologías que abordaríamos.

-Fue un hecho que golpéo a la provincia hace más de dos décadas, ¿pensás que algo cambió en el arco político para prevenir o contener una catástrofe similar?

-Siguen habiendo intereses políticos y económicos y un afán de dejar todo lo importante para último momento, que lo que cuesta al fin es vida del pueblo. Echar la culpa a la naturaleza es una excusa. Hace rato que existen las herramientas para prevenir y tomar medidas frente a sucesos inevitables, y para evitar cosas evitables. La inundación de Santa Fe se dio por una negligencia enorme del Estado, porque los dirigentes estaban enterados de lo que podía suceder y apostaron la vida de los ciudadanos para ahorrarse unos mangos, es imperdonable. Y sobrevivir no tiene que seguir siendo la prioridad. La prioridad es tener calidad de vida, vivir con dignidad. Que una familia, una persona, pierda todo para lo que trabajó duro en conseguir, todo lo que tiene, se traduce en tiempo de vida restado.

El armado del equipo

-Volviendo a la obra, ¿cómo fue el armado del equipo de trabajo?

-El mismo está conformado por María Victoria Vitta y Javier Fernández, dos actorazos con quienes ya hemos compartido proyectos, en los personajes de Leticia y Ambrosio, respectivamente. María Victoria también ocupa el rol de asistente de dirección. Se nos sumó la magnífica Fátima Sadín, encarnando a Rigoberta, y Luciano Fernández, con quien hicimos en el pasado un recorrido por el Clown, como Segundo. Estoy muy contenta con este elenco ya que le han puesto el cuerpo y la mente para llevar adelante este proyecto. También es un hermoso grupo de trabajo con quienes nos divertimos mucho y un gran grupo humano. Nos hemos acompañado mucho en el proceso artístico, así como en la investigación y las emociones que estos temas tan delicados suscitan. Con todo, hoy día es difícil hacer y producir teatro, sobretodo económicamente hablando, por supuesto, y lo cierto es que encontrarse, encontrarnos, en valiosísimo, y poder hacer un recorrido de meses juntxs, acompañándonos y sosteniéndonos en medio de la coyuntura económica y social que estamos atravesando. No tengo palabras para describir lo que se agradece.

-¿Qué resonancias están encontrando en el público?

-Hemos tenido pocas funciones hasta ahora, mucho no puedo hablar de eso con contundencia. Sentimientos encontrados, más que nada. Pero prefiero no predisponer al público venidero con nada, a ver qué les sucede. La lectura de una obra siempre la completa el espectador, con su subjetividad, y todas las lecturas son válidas y valiosas.

-¿Es importante ficcionar sobre las tragedias que nos atraviesan como sociedad?

-Creo que si. Es importante traer a la memoria esas cosas que nos marcan, porque son ineludibles, porque están ahí. Es importante, porque acallar es algo que viene de otros, de afuera, y el ejercicio que necesitamos es el de volver a traer, de tener presente. Es doloroso, sin duda, pero por eso tenemos el arte, para poder hablar de las cosas que duelen. Porque sino, se quedan por allí, rondando y destruyéndolo todo. No hablar de la historia no hace que desaparezca, sólo la convierte en un ente que nos es externo y nos daña. Si la historia es parte nuestra, ¿por qué no tomarla entre las manos, reclamarla, opinarla, y poder hacer con ella el presente que queremos?


BIO


Mailín es actriz y directora egresada de la Escuela Provincial de Teatro y Títeres de Rosario. En su infancia y preadolescencia estudió teatro en la Escuela Municipal de Danzas y Arte Escénico Ernesto de Larrechea. Sus últimas trabajos teatrales fueron “El Laberinto Hacia la Simplicidad”, un unipersonal de autoría propia protagonizado por María Victoria Vitta, y “La Casa del Lago de Constanza”, que realizó invitada por el grupo Colarratón. En ambos se desempeñó como directora.


Sinopsis


En el año 2003 una familia santafesina debe enfrentar el abandono del Estado en medio de la enorme inundación. Agobiados pero sin perder el humor, intentan reconstruir su hogar de la forma que sea posible.

Ficha


Dirección y dramaturgia: Mailín Sylvester.


Actuaciones: Javier Fernández, Luciano Fernández, Fátima Sadín y María Victoria Vitta.

Funciones: Sábados de junio a las 21 horas, Sala La Morada (San Martín 771).


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