El 0 a 0 del elenco santafesino ante Deportivo Madryn definió lo muy poco que entregaron. Apenas una jugada de gol para cada uno, muchos pelotazos, casi nada de juego y un empate que los dos buscaron.
Sacando una muy buena jugada de Lago, metiendo una diagonal para quedar mano a mano con Bonnin y el posterior remate fue tapado por el arquero, el resto del partido en el primer tiempo fue para desecharlo. Mucho juego por arriba, poca capacidad de parte de los dos para poner la pelota contra el piso y casi ausencia total de situaciones de peligro.
El 0 a 0 de esos primeros 45 minutos definieron claramente la pobreza futbolera en la que se movieron los dos equipos. Colón tuvo un arranque interesante que duró muy poco, apenas 7 u 8 minutos. Fue el momento en el que Prediger logró mandar en la mitad de la cancha y en el que se vieron algunas triangulaciones para desafiar no sólo al rival, sino a un campo de juego en el que la pelota no rodaba del todo bien y el viento que tampoco ayudaba.
Cuando Deportivo Madryn consiguió equilibrar el trámite, el partido entró en un pozo del que no salió jamás. Muchos pelotazos, poca claridad, nada de inteligencia ni de creatividad. Así se fue gestando un partido sin atractivos, en el que estaba prohibido equivocarse. Y en ese rubro, Colón tuvo en claro que no se debía arriesgar nada en el sector defensivo. Por eso, muchas veces la decisión fue el envío largo para que Toledo consiguiera aguantarla. Y en eso, Colón pierde porque se resigna a un solo argumento de ataque que es el que menos le conviene.
El empate no le quedó mal al flojísimo partido.Foto: gentileza Daniel Feldman
Delfino se imaginó un partido de mucha lucha en el medio y por eso lo puso a Vega como rueda de auxilio de Prediger y a Talpone un poco más arriba, para que ese trabajo de generosidad física lo cumpla en el sector de salida de Deportivo Madryn. Al equipo, naturalmente, le podía restar capacidad de manejo porque generalmente juega con un enganche o media punta (Sabella, Guille o Bernardi). Y además, porque Prediger no lograba hacerse de la pelota, bien tapado por la dupla Recalde-Nicolás Sánchez, que fueron los dos centrales en el 4-4-2 que presentó Gracián.
Fue bueno el trabajo defensivo de Colón, cuidándose mucho de los envíos aéreos para capitalizar la altura de Palacio y Brian Ferreyra. No ganó nunca Madryn en los intentos aéreos. Y fue así que no generó ninguna situación de peligro frente al arco de Vicentini. En eso, en la generación de peligro, fue más Colón. Sobre todo por aquélla muy buena maniobra entre Lago y Toledo que terminó con el remate del goleador sabalero que tapó bien Bonnin.
Como había pasado en el inicio del partido, los primeros minutos del segundo tiempo mostraron una superioridad sin profundidad de Colón, dentro de un marco de partido ordinario del que costaba apartarse. Más allá de eso, lo bueno de Colón es que le cerraba todos los caminos a Deportivo Madryn para que ni siquiera pueda generar una jugada de peligro para Vicentini.
Pero a los 20 minutos llegó lo que no había ocurrido hasta ese momento. Pelotazo largo para Brian Ferreyra, Goltz no puede resolver ante el toque del delantero y Vicentini, que había salido a un costado del área, le terminó tapando el remate. Fue la primera jugada clara que tuvo el local, igualando hasta en eso a Colón, que había tenido otra clara en el primero con ese mano a mano de Lago que también resolvió el arquero.
Recién a los 27 movió Delfino el banco. Lo puso a Jourdan para que se abra por derecha y lo centralizó a Lago para que esté más cerca de Toledo y también del arco rival. Poco cambió. El partido siguió con la pelota viajando mucho por arriba y las ideas por el piso. Ninguno lograba despertarse y esa siesta futbolera parecía eternizarse, aumentando el deslucimiento. Quizás Colón daba la impresión de tener algo más para arriesgar en la búsqueda de los tres puntos.
Ya en el final, Delfino refrescó el ataque con Bernardi y Leguizamón, que entraron por Delgadillo y Toledo. Ya por ese entonces, Deportivo Madryn no arriesgaba más y parecía conformarse con el empate. Y Colón sabía que no por buscar los tres puntos debía exponerse a quedarse sin nada. Mucho más en un partido en el que, si había un ganador, iba a ser por esos detalles que a veces definen un resultado.
De todos modos, esa pizca de fútbol en tan pocos minutos que le dio Bernardi, alcanzó para que Colón termine mejor. Más allá de eso, la certeza era una: si no se podía ganar, no se debía perder. El empate no le quedó mal al flojísimo partido ni tampoco le cayó mal a un Colón que se notaba que tenía más, pero no lo podía demostrar ni mucho menos hacer valer.