Festival de Jazz de Rosario

"Chivo" González y Pedro Casís siguen viento en popa

 En Rosario el entusiasmo del jueves, viernes, sábado, para cerrar domingo 16 de junio del 2024 tuvo una razón: hubo el Jazz.


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 El mes de junio trajo buenos vientos para el Jazz en Rosario. En la provincia también. Alegría en el ambiente de ése sueño estrepitoso que se enrosca en los gusanos (saxofones) que rebota en las maderas de algún clarinete, y termina siendo un temblor de las cuerdas y un retumbo. Nada, no hay enciclopedia de biblioteca que defina el fenómeno, el resto es lo que está dentro. Y dentro está esa cosa rara que es una música, un lenguaje que une a los celtas con los zulúes más Versalles con alcohol, humedad, esclavitud, distancia y una sola matriz: el sonido que despierta cosas que nadie termina de explicar sino con lo mismo: sonido.

El Festival de Jazz de Rosario cerró, en la sala mayor de "la Lavardén" (Rosario, Sarmiento y Mendoza) con una agrupación que lideró el último de los buenos: Rubén "Chivo" González y el mejor de los que saben cómo enamorar las almas irredentas: Pedro Casís.

La conjunción fue completa y debemos mencionarla. Nicolás "Cuqui" Polichiso (guitarra), Charly Samamé (bajo), Pedro Casís (trompeta y flugelhorn), Víctor Malvicino (saxo tenor y clarinete). Mercedes González (cantante), Liza Polichiso (cantante), Javier Allende (batería), Rubén "Chivo" González (saxo alto y clarinete). Ausente Pau Ansaldi, porque algunas veces los músicos tienen toses y catarros rebeldes. Allende fue su remplazo.

El sonido de la sala Lavardén, bien realizado, solo dejó pequeños restos de una batalla (cuatro días de pruebas y funciones continuadas). Con un ensayo más las cantantes hubiesen estado, como dicen los músicos, "medio pelito" más adelante en la consola, pero lo mejor de lo mejor es esto: sonaron como instrumentos. Eso es una belleza, un heroísmo y nada de egoísmo. Se notaba felicidad en esas dos niñas. Ambas tienen sangre de corcheas y años de escuchar ensayos. Polichiso y el "Chivo" hace 40 años que tocan juntos o sea, antes de sus meras existencias.

A Pedro Casís en un ciclo que hacía (y ya no me dejan hacer) en el canal de la Provincia lo entrevisté hace un tiempo. Contaba alegremente su vida de músico. Los músicos de jazz respiran alegría y más allá de la chanza de Colón y Unión (soy demasiado sabalero como para obviar el tema) Casís respira ganas y eso se nota en el escenario. Con "Killer Joe" volvió a demostrar que no es soplar y que se escuche el grito del bronce sino que se escuche el mensaje del que lo escribió. Casís es un fenomenal mensajero que le pone lo suyo al original. Eso es el jazz.

Malvicino hizo lo suyo y bien, pero muy bien, al igual que el batero y el contrabajo de Samamé, que huele a frutilla (avisando que es natural de Coronda se entiende la broma) hablamos de un contrabajo eléctrico de caja, algo tamaño "guitarrón", portable y eficaz. Polichiso es primo de Wes Montgomery, carnalmente hablando. Hace años que lo suyo no tiene retroceso.

¿Qué había en el escenario? Música. Permítanme una digresión. Un amigo del alma, Pedro Uzquiza, realmente del alma, contaba que se paró, al llegar al lugar más alto permitido en el Cristo del Corcovado, y se puso a llorar. Por qué, Pedro, pregunté. "Porque hay que verlo, no podía contarles a ustedes lo que sentía...".

En la noche del cierre del Festival de Jazz Rosario algo de eso pasó. Yo estaba, escribir es dejar constancia, pero de los juguitos que se movían dentro no se puede decir nada. Hay que estar.

Una platea completa y silenciosa, a las 22.35, aplaudió a los músicos que hicieron un alarde de solos para abrir con ése tema que superó a la película... y la película era muy buena, la primera, claro. Un tema original de un animal del saxofón: Sonny Rollins. En el 1966 la película, Michael Caine el actor. A las 23.55 los despidió, en este caso con el tema de una serie histórica, que no icónica, aunque no sé, no sé...

El embrujo fue posible con estos brebajes: "Alfie's Theme" (Sonny Rollins), "Mood Indigo" (Duke Ellington), "We will be together again" (Carl Fischer), "Straighten up and fly right" (Nat King Cole), "Killer Joe" (Benny Golson), "It ain't necessarily so (George Gershwin)", "Feelin' good" (Newley & Bricusse), "Cry me a river" (Arthur Hamilton), "Shiny stockings" (Frank Foster), "Route 66" (Bobby Troup).

Con la música no se juega. Engañarla es difícil, olvidarla es solo tarea de los sordos. Conocí, conozco varios sordos. Esto fue tarea del Ministerio de Cultura de la Provincia e indica que, en algunos casos, este es el ejemplo, invertir dinero para que en el aire suenen buenos vientos no es malo, es bueno y más, es una obligación inatajable, porque la cultura es un canto rodado que se alimenta con lo que se oyó, con alegría, y eso se oía, ese fue el mensaje. Que oficialmente se propicie la alegría de los vientos remite al título. Chivo y Pedro siguen viento en popa. Yo estuve. Listooo.


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