Mónica Roldán es una de las víctimas de Moderno House. "Para mí ya no es sólo se trata de plata, es una cuestión de honor. Quiero que se haga justicia. Quiero que vaya preso por lo que hizo", enfatizó al referirse al dueño de la firma, acusado de estafas múltiples.
Mónica Caudia Roldán es una de las víctimas de Moderno House, empresa que ofrecía casas prefabricadas y cuyos titulares están ahora acusados de cometer múltiples estafas. Ella tiene 54 años y está casada con Juan. Tienen dos hijos, uno de 24 años y otro de 7. Juntos viven en barrio Coronel Dorrego de la ciudad de Santa Fe, en un inmueble donde también funciona el taller mecánico de la familia. Se trata de una vivienda prestada. Tres años atrás, ellos compraron un lote en la localidad de Los Zapallos, unos 30 kilómetros al noreste de la capital provincial. Soñaban con construir ahí su casa propia, pero lo que se desencadenó fue una pesadilla que parece no tener fin.
La mujer fue la encargada de averiguar en empresas constructoras, en busca de la mejor opción. "Las recorrí a todas y un día de julio de 2022 pasé frente a Moderno House, en la esquina de avenida Facundo Zuviría y calle Castelli, de la ciudad de Santa Fe. En el local había una pareja y un señor de Entre Ríos que también averiguaban. Un vendedor nos explicó las condiciones y nos mostró media casa que tenían armada ahí adentro", contó Mónica.
"No puede ser que cualquiera arme una empresa, estafe, se declare insolvente y se salga con la suya fácilmente. Además, si es insolvente cómo paga un estudio jurídico como el que tiene… lo está pagando con nuestros ahorros", lamentó Mónica.Foto: El Litoral
Ella y su esposo tenían cierta desconfianza, a pesar de que todos los comentarios sobre la firma en sus redes sociales eran positivos. "Fuimos tres veces para pedir información, para cerciorarnos. Finalmente, el día que concretamos se presentó el dueño Néstor Gabriel S., quien fue muy amable. Le hablaba a mi marido. Le decía: '¿Cuáles son tus dudas Juan?'. En todo momento quería saber de cuánto dinero disponíamos. Aceptamos y pagamos el 70 por ciento del valor de la casa en dólares. Eran los ahorros de toda nuestra vida. Mi marido me dijo: 'Tenemos que ser cuidadosos, porque si nos joden en esta no nos levantamos más'. La casa valía en ese momento 4 millones de pesos. Nos tomó los dólares bastante más caros que lo que marcaba la cotización del 'blue'. Hoy me recrimino por no desconfiar de tanta generosidad que mostraba".
El arreglo era sencillo. A partir de esa entrega, Moderno House se comprometía a entregar la llave de la vivienda en el lapso de un mes. "La semana que viene te llamo y te doy turno para que hagan la platea en el terreno", prometió el propietario de la constructora.
Cuento chino
"Pasó el tiempo. Yo lo llamaba a menudo. Él nunca estaba en la oficina. Siempre andaba en la calle. Y llegó octubre de ese año. Comencé a ponerme más firme, pero él siempre tenía una excusa. Nos mandaba cronogramas, pero cada vez pasaba algo. Uno esperaba. Así pasaron noviembre y diciembre. Fuimos con mi esposo al local y pedimos hablar con el dueño, pero nunca apareció. El 24 de diciembre mi marido se descompuso y estuvo internado por un mes. Tuvo un infarto. Eso nos sacó de eje", explicó Mónica.
Con su esposo recuperado, ella volvió a la carga en febrero. Notó entonces que el local abría en horarios desordenados, algunas veces por la mañana y otras por la tarde. "Un día pasé y había un hombre de Laguna Paiva golpeando. Nunca le habían contestado los mensajes. En ese momento le dije: 'Creo que fuimos estafados'. No sabía cómo decirle a mi marido. Me sentía totalmente culpable", manifestó.
El dueño de la constructora fue más lejos. "En marzo, me dijo: 'Andá mañana al terreno que va a ir el que hace la platea. Fuimos, con mi esposo convaleciente. Era verano y hacía 50 grados a la sombra. A la siesta, lo llamamos porque nadie había aparecido. Me mandó entonces una foto de una camioneta rota. Las mentiras llegaban una a atrás de otra. Le dijimos que íbamos a esperar. A la tardecita llegó un encargado de obra, puso cuatro palos y se fue. Otra tomada de pelo. Después nos enteramos de que a alguna gente la hizo ir a elegir el piso o los sanitarios, sólo para ganar tiempo", se quejó la mujer.
Gran actuación
Mónica apeló a escraches en redes sociales. Fue entonces que Néstor Gabriel S. la llamó. "Me dijo que era buena persona, que iba a cumplir con su palabra. Yo le exigí que me termine la casa o me devuelva el dinero. Me juró que iba a cumplir, pero siguieron pasando los meses… Y él siguió. Hay víctimas hasta de abril de este año. Eso me da odio, impotencia. Nadie controla nada. No fuimos a una plaza a firmar un contrato. Fuimos a una empresa instalada en el corazón de la ciudad, que tenía todas las habilitaciones teóricamente", lamentó.
"No creo recuperar nada del dinero a esta altura, pero quiero que se haga justicia, que vaya preso, que cumpla los años que tenga que cumplir por haber hecho esto. No le importó nada. Tiene una frialdad… Estafó a gente con chicos chiquitos, que no tiene donde ir a vivir, a gente discapacitada. El tipo lloraba con vos, emocionado por firmar el contrato de tu primer casa. Habría que pedirle una pericia psicológica o darle un Oscar".
La maniobra de Moderno House no terminaba ahí. Ofrecía ampliaciones o aberturas de mayor tamaño. Las víctimas seguían entregando su dinero. "Los clientes que acordaban pagos en cuotas tenían que poner garantía. Así, seguían pagando por miedo a que el tipo accione contra los garantes. Varios llegaron a pagar el monto total".
Abandono
Mónica se siente indefensa. Néstor Gabriel S. salió en libertad este martes, porque la Justicia dispuso que no quede en prisión preventiva mientras avanza la investigación en su contra. Su mujer será imputada el próximo martes.
"Al fiscal le llevamos en octubre del año pasado una carpeta de más de 100 hojas con pruebas y un pendrive con audios, fotos y capturas. Nunca nos recibió. En diciembre nos dijeron que no habían tenido tiempo de leer las cosas. Llegamos a ser 16 los denunciantes, pero ahora quedamos 11, porque esto te desgasta. Desistieron porque se enfermaron, porque terminaron en psicólogos. Somos personas de Santa Fe, Paraná, San Jerónimo Norte, Laguna Paiva, Sa Pereyra, Córdoba… También acudimos a la Defensoría del Pueblo y ahí nos dieron que no podían ayudarnos. Nos cerraron las puertas. Estamos abandonados, desprotegidos.
Cuestión de honor
El juez dispuso, para que no vaya a prisión, que Néstor Gabriel S. se presente cada 15 días en el Ministerio Público de la Acusación. "Yo voy a ir personalmente a averiguar si fue a firmar. Porque es una cuestión de honor ya para mí, no se trata sólo de plata. Este no va a volver a joder a nadie más. Tiene que ser ejemplificador este caso. No puede ser que cualquiera arme una empresa, estafe, se declare insolvente y se salga con la suya fácilmente. Además, si es insolvente cómo paga un estudio jurídico como el que tiene… lo está pagando con nuestros ahorros", disparó la mujer.