Paciencia con límites

Cristian González: "Los dirigentes saben que no estoy contento"

 Se fueron dos jugadores titulares, el club sigue inhibido, vendió por 19 millones de dólares en los últimos tres años, hay plata pero los refuerzos no llegan y el técnico reclama.


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 El 12 de marzo, en un artículo que se publicó en El Litoral, dábamos cuenta de los 18 millones de dólares por los que había vendido Unión desde Gastón González hasta Zenón. No se contemplaba, obviamente, la venta de Luna Diale. La mayoría de los jugadores transferidos eran nacidos en el club o traidos, como Portillo, para darles el último “toque” antes de tirarlos a la cancha en Primera. Nunca antes Unión había tenido esta posibilidad de contar con un desahogo semejante para su tesorería. Los dirigentes mencionan, a menudo, que es necesario vender dos jugadores por año para equilibrar las cuentas. Los de Unión y también los dirigentes de las otras instituciones, sea de la categoría que fuere.

Unión superó largamente ese objetivo. Vendió por un dinero que antes no vendía y a mercados – muchos futbolistas fueron directamente al exterior – que antes no se fijaba en jugadores de Unión. Cambió el paradigma, mejoró claramente la vidriera, pero la realidad es que el reinicio de este torneo toma a Unión en la misma situación: 1) el club sigue inhibido; 2) no llegó ningún jugador para reforzar el plantel y, por el contrario, se fueron dos (Luna Diale y Vera), de los habitualmente titulares.

Todo esto ocurre en un contexto ideal que hoy existe para dar el salto. El equipo arrancó bien el torneo, se nota claramente que hay un crecimiento, que sabe a lo que juega y el técnico también viene dando síntomas evidentes de progreso y madurez (algo lógico teniendo en cuenta la juventud del Kily y que sigue haciendo “sus primeras armas” desde un lugar distinto al que siempre tuvo y que fue adentro del campo de juego y no desde afuera). El presidente Spahn, el día de la presentación de la Copa Santa Fe, dijo que “el mejor refuerzo que podemos tener es el de mantener el plantel”. Y creo, sin temor a equívocos, que el técnico también lo planteaba desde un lugar de mínima. Se sabía que el concepto de mantener el plantel iba a ser complicado de mantener. O casi imposible. En ese contexto, Unión perdió dos titulares y en el marco de un plantel corto, como ayer lo señaló – y con razón – el entrenador. A Unión no le sobraban jugadores, sino que le faltaban. Sobre todo en el puesto y función de Luna Diale. Pero no vino nadie y tampoco se levantó la inhibición. Pasaron los 40 días del receso y la situación del plantel es peor que la del 15 de junio, cuando le ganó a San Lorenzo en el último partido de aquella serie de cinco fechas que dio inicio a esta Liga Profesional. Peor por la ya apuntada salida de dos titulares y de ninguna llegada. Sin dudas que se ha perdido el tiempo, más allá de las entendibles complicaciones que surgen de un mercado de pases que todos admiten como complejo.

“No estoy tranquilo, se fueron jugadores, tuvimos que apostar por jugadores que no venían jugando y me encanta el compromiso. Eso me deja tranquilo por un lado, pero somos conscientes de que necesitamos jugadores que jerarquicen el plantel. La gente de Unión quiere un equipo competitivo y hay que entender que se ilusiona y está bien que así sea. Entiendo también que vivimos en un país con una moneda que no es competitiva. Insistiré. Los dirigentes saben que no estoy contento y todo lo que digo acá, ya se lo dije a los dirigentes. Hay opciones de jugadores y confío en que finalmente esos jugadores que pretendo van a venir”.

Cristian González se vació como quiere que se vacíen sus jugadores adentro de la cancha. Lejos de estar contento por el buen rendimiento que tuvo el equipo – sobre todo defensivo – y por los méritos que hizo Unión para ganarle a Estudiantes (cosa que mereció), se le notaba, en ese gesto adusto, la impaciencia y el disconformismo por un mercado de pases hasta ahora deficitario si se lo mira desde el plano absolutamente futbolístico.

Y para colmo, con una inhibición que no se levanta.

Ya vuelvo al Kily y sus declaraciones. Unión tiene un presidente, como Luis Spahn, que evidentemente no se larga o no se anima a arriesgar para elevar el nivel del plantel. En algunas circunstancias lo hizo, como cuando en el 2014 armó un equipo que se “comió” el torneo de Primera Nacional (el año de los diez ascensos que tornaba, al retorno a la A, como una “obligación”) o cuando, apremiado por un promedio complicadísimo, trajo lo que tenía que traer para armar un equipo competitivo (con Madelón de DT y con Damián Martínez, Fragapane, Aquino, Bottinelli, Gómez Andrade y Zabala, entre otros). Este es un momento ideal para hacer el esfuerzo, alejar los fantasmas que tuvieron a maltraer a los unionistas el año pasado y volver a incursionar en los torneos internacionales. El equipo da muestras claras de estar capacitado, mínimamente, para eso. Pero no lo hace. Tiene un “conservadorismo futbolero” que no termina de entenderse para estos tiempos de “vacas gordas” por esas ventas que le dieron una fuerte inyección económica al club.

Unión no está en la lona como ya lo estuvo y donde él, como presidente, tuvo que salir con chequera y aportes personales a levantarlo. Pero, si no hace ahora un esfuerzo por “tirar una canita al aire”, la pregunta es: ¿cuándo lo hará?

 

 

 


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