Alonso, ayudado con un rebote en Goltz, inventó el auto-pase y marcó el gol del "Tiburón". Otra decepción sabalera lejos de Santa Fe, regalando la cima. Se fue expulsado Guille, producto de una patada irresponsable.
Todo lo que se advirtió durante la semana previa acerca del abandono y la desidia de los responsables en mantener el estadio José María Minella pareció poco cuando los futbolistas de Aldosivi y Colón pisaron el ¿césped? en la siempre atractiva Mar del Plata.
La cancha, por llamarla de alguna manera, mezcla de "picadero" y de un auténtico arenal. Un papelón para cualquier partido, incluso solteros contra casados. En este caso, peor: uno de los punteros (Colón) visitando a uno de los escoltas (Aldosivi).
El rojinegro perdió la punta en la zona B.Foto: Diego Izquierdo
Antes de los dos minutos, la cancha le avisó a Genaro Rossi que colaboraría en nada o casi nada. La robó Lago por izquierda, encaró el ex For Ever, se metió en el área encarando a los centrales y cuando buscó patear, la pelota le picó para cualquier lado. En la contra, Alan Sosa la tiró arriba después de un lindo toqueteo del "Tiburón", con Vicentini haciendo vista.
El partido en ese primer tiempo, como para no quedar a contramano con la cancha, fue un bodrio. Lejos de jugar, según la tabla, dos de los mejores, nadie se comprometía ni con la pelota ni con el protagonismo del juego. Era como que los dos esperaban, con mucha gente de mitad hacia atrás, para ver qué hacía el otro cuando tenía la pelota.
Impreciso Bernardi, demasiado solo Lago y con Garrido siendo menos que el otro día, casi todo pasaba por Talpone en el medio y alguna corrida de Rossi.
Cerca de la media hora, prendió motores Alonso y empezó a acelerar. Un auto pase fortuito, ante el descuido de Herrera y la mala cobertura de Lópes, obligó a Vicentini a salir apurado para evitar riesgos. El mismo Alonso, en la siguiente, pateó desde afuera.
Después de esas dos jugadas, el partido se "picó" en una montonera: amarilla para Sponda, amarilla para Garrido y nada para Colazo.
Parecía que se iban ir así 0-0 al descanso, pero Bernardi (siguiendo muy impreciso) perdió una pelota arriba con el equipo atacando, la sacó rápida el dueño de casa y quedaron dos contra dos, lo que se convirtió en el primer pecado. En el mano a mano con Goltz, Alonso contó con la fortuna del rebote y la limpió para quedar en posición de remate, algo que se simplificó porque Lópes sólo miró sin atinar a nada (fue un acompañante del gol), Alonso pareció el "Beto" y lo fusiló a Vicentini para poner el 1-0 a favor del "Tiburón" en el arco del viejo Autotrol del Mundial '78.
Para el complemento y de movida, Delfino lo mandó a Jourdan en reemplazo de un amonestado Garrido para buscar profundidad por la banda derecha. A los 9 minutos, sin haber mejorado tanto, Lago casi lo empata con una hermosa volea de derecha desde afuera del área, con un "Loco" Carranza que sólo hizo vista.
A los 14, a la salida de un tiro de esquina, todo Colón pidió penal por un remate desde afuera que encontró una mano de Aldosivi aunque para el sobrino de Beligoy no fue nada. Los técnicos movieron los bancos: Yllana lo sacó a su "9" goleador (Colazo); Delfino quitó también un "9" para que entre otro (Toledo por Rossi) y sorpresivamente sacó al motorcito Talpone con el ingreso ofensivo de Guille.
A los 26 del complemento, Yllana le bajó la persiana al partido para cuidar el resultado 1-0. Como Colón había sumado gente en ataque, el entrenador local metió un central y armó línea de cinco. También del lado del "Tiburón" sorprendió quién salió: el mejor, el "10", Alonso.
A los 37, casi se complica solo Carranza en una mala salida en un tiro de esquina a favor de Colón. Al toque, quemó naves Delfino: Delgadillo y Sabella a la cancha, para buscar el empate. En ese final, con un abanico de córners, Colón lo buscó al empate con mucha vergüenza, algo que puede emocionar pero que pocas veces alcanza.
En ese partido roto, por las necesidades de Colón, tanto Laméndola como Luján erraron dos penales a la carrera dentro del área chica de Vicentini, perdonándole la vida al equipo de Delfino. Lo de Colón, con siete sin ganar afuera de Santa Fe y perdiendo otra "final", imperdonable.