Preso VIP

El «libro gordo» de Suris: pormenores de una estadía privilegiada en la comisaría

Los agentes de la delegación Santa Fe de la Policía Federal Argentina (PFA) le decían “el tercer comandante” o “el inquilino”. Se trata de Juan Ignacio Suris, condenado por delitos federales en los Tribunales de Bahía Blanca.


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Recientemente, la Justicia Federal de Santa Fe dictó un nuevo procesamiento en la causa que tiene como protagonista al preso VIP Juan Ignacio Suris. Permaneció una temporada en la delegación de la Policía Federal de Santa Fe y luego fue trasladado al penal de Ezeiza a disposición del Servicio Penitenciario Federal.

Trascendieron detalles asombrosos sobre su estadía en la dependencia. Testigos detallaron que Suris contaba con “un frigobar, barras y pesas para hacer gimnasia, equipo de música y un aire acondicionado”. Y que en el lugar “existía un libro paralelo para las compras y gastos de Suris”.

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Detalles

Lo llamativo del caso es que todos los movimientos descriptos, primero en la denuncia anónima, y luego corroborado por las declaraciones del personal policial subalterno y los presos que allí se alojaban, también constan en los libros de guardia secuestrados del edificio de calle San Martín 3381.

Tenía “un frigobar, barras y pesas para hacer gimnasia, equipo de música y un aire acondicionado”, declaró uno de los testigos. Tal era el trato preferencial que era referido por los agentes de la dependencia como “el tercer comandante” y el propio Benítez lo denominaba “el inquilino”, lo cual trae implícito el reconocimiento del pago de un alquiler por su estadía.

Suris “compró pintura, arena y hierros para las rejas” de la nueva celda construida dentro del edificio de calle San Martín 3381.Foto: Flavio Raina

 

Suris “se pasaba horas en la oficina con Benítez, tomando café y tomando mate, comiendo picadas, asado y pedidos de McDonald" y hasta existe una foto en el balcón de la dependencia, fumando, sin esposas y sin custodia policial, del 15 de marzo, es decir luego de la salida de Benítez de la delegación.

Uno de los testigos declaró que “una vez que se fue Benítez en disponibilidad -11 de marzo-, Suris siguió viniendo al Casino (de Oficiales) a recibir las visitas”, lo que compromete a Gallo como conocedor de la escena.

Libro paralelo

A diferencia de los otros presos, “Suris era visitado por sus hijos, su mujer y otras personas que se identificaban como sus novias, así como una persona que creo que era su socio, lo venía a ver seguido” y “no se los requisaba”.

Otra testigo llegó a decir que “Suris contaba con la contraseña del celular de Benítez” y que en una oportunidad “agarró un fajo de dólares y le pegó en la cara de Benítez para demostrar autoridad, es decir que Suris le entregaba de manera personal los dólares al subcomisario”, subrayó el declarante.

Surge de la resolución judicial que “existía un libro paralelo para las compras y gastos de Suris”. “No era formal, pero servía para llevar el control del dinero que la familia del detenido traía a la dependencia” y cuando se hacían compras “adjuntábamos los tickets”, reconocieron los guardias.

La situación, que incomodaba a los subalternos, llevó a que algunos de ellos consultaran por el accionar irregular, pero “nos dijeron que esto venía de directivas desde más arriba sin especificar de quién ya que Suris es un tipo que conoce jueces, fiscales, es muy pesado”. “Nos dijeron que había órdenes de arriba para que se lo trate de esa manera”.

Ni siquiera el propio Suris descartó que ocurrieran algunos de los hechos descriptos. Aunque negó que pagara coimas, dijo durante su declaración indagatoria que solicitaba que compren comida para todos los internos de la dependencia y que en algunas ocasiones le solicitaba a los oficiales que le cocinen.

“De lo expuesto, se puede concluir que resulta poco probable justificar que estas situaciones se hubieran llevado a cabo sin la anuencia del comisario a cargo de la dependencia”, apunta el juez, quien señala aquel cuadernillo “violeta” donde “con posterioridad al alejamiento de Benítez, se siguió asentando diariamente los pases del dinero entre los Jefes de Servicio”.

Delator

El denunciante anónimo dijo que “el día 30/12/23 denunció estos hechos telefónicamente por la línea 134 del Ministerio de Seguridad de la Nación, bajo identidad reservada, registrado bajo el N° 329723, y que a los cinco días de efectuada la denuncia se comunicaron telefónicamente desde el mencionado Ministerio con la dependencia de la Policía Federal, poniéndose en conocimiento de los hechos denunciados”.


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