Concordia

Bomberos debieron redoblar el esfuerzo para apagar incendios

Durante al menos cuatro días, el fuego avanzó sobre pastizales y debieron encargarse de sofocar las llamas con menos integrantes en las dotaciones. Las campañas de prevención no son suficientes.


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En el transcurso de los últimos días de julio y los primeros de agosto las sirenas de los camiones de bomberos no pararon de sonar en Concordia. Tanto es así, que en solo cuatro días debieron acudir a 22 incendios, y la cuenta sigue.

Según explicaron los expertos, los pastizales resultaron afectados por las heladas que cayeron durante los días más fríos y a eso se sumó la falta de precipitaciones. En esas condiciones cualquier chispa o fuego mal controlado puede generar un incendio de grandes dimensiones y eso es lo que ocurrió.

Los accesos a la ciudad y la zona rural fueron los más afectados, pero esta vez también se sumaron descampados ubicados en barrios que tienen viviendas y el peligro fue mayor.

Juan Medina es comandante y segundo jefe del cuerpo de Bomberos Voluntarios de Concordia. En diálogo con Mirador Entre Ríos contó cómo vivieron las jornadas de arduo trabajo y aseguró que no es suficiente concienciar a la población y que se requieren medidas punitivas severas.

“Estuvimos trabajando varias veces durante casi una semana. Empezábamos cerca del mediodía y terminábamos a las 4 de la mañana. Tuvimos días muy movidos, demasiado para ser invierno, porque los incendios en julio fueron muchos y en agosto se multiplicaron, pero eso va de la mano con el clima, fue uno de los julios más secos que tuvimos en años y a esa sequía se suma el efecto del frío, ya que las heladas que cayeron tan seguido hicieron que los pastizales y vegetación estuvieran ‘quemados’ por esas temperaturas bajas y quedan en condiciones de arder”, mencionó.


RESPONSABILIDADES


–¿Algunos incendios fueron intencionales?
–Casi todos fueron responsabilidad de personas. La gente no tiene en cuenta cómo está la vegetación, ni el viento, entonces prende pequeños fuegos que se les terminan yendo de las manos, generan un gran incendio y tenemos que actuar. Casi en el 80% de los incendios que tuvimos, salvo uno que fue por la fricción del paso del tren, son por gente que quiere limpiar y quema, que intenta sacar la basura de algún terreno y quema.

–¿Contaban con personal y agua suficiente?
–Al ser personal voluntario en ciertos horarios tenemos complicaciones. Si bien pudimos atender todos los requerimientos, en ocasiones no va toda la dotación. Nos ocurrió que se necesitaban 7 personas, pero iban 4 o 5. Eso hace que se sienta un desgaste porque al ser menos y no estar completa la dotación se siente el cansancio cuando son muchas horas de trabajo. Durante algunos días necesitábamos dos dotaciones porque había incendios a la vez. Fue cansador, pero pudimos trabajar en todos los lugares desde los que nos llamaron.
En cuanto al agua para apagar los incendios, generalmente nos autoabastecemos con nuestras unidades y en algunos puntos tomamos de fuentes naturales como lagunas o arroyos, o tal vez se toma de hogares vecinos en piscinas, estanques, todo lo que nos sirva. Tenemos equipos como para hacer succión de estos puntos de aprovisionamiento y podemos reabastecer nuestras unidades.

–¿Saben cuál fue la causa de cada incendio o es materia de investigación?
–Los incendios en los accesos de la ciudad se dieron porque algunas personas comenzaron quemas. Se dieron en lugares que están separados por unos 200 metros, pero se fueron incendiando de manera simultánea. Uno de esos lugares comenzó a quemarse un día, continuó al siguiente y al tercer día terminaron con todo. Sabemos que son quemas que se dan porque personas deciden quemar esos lugares para después ocuparlos. En uno de esos incendios el fuego llegó a la estructura de un galpón que, lamentablemente, cedió. Ese galpón, ubicado en esa zona, ya había sufrido consecuencias por otros incendios y esta vez se terminó de consumir. No es casualidad que siempre avance el fuego en esa zona.


IMPOTENCIA


–Si siempre pasa en el mismo lugar y saben que es intencional ¿Interviene la justicia?
–Hemos golpeado todas las puertas que pudimos, desde la Secretaría de Ambiente hacia abajo. Es mucha la burocracia, aunque aplican sanciones los responsables no pagan, o dejan pasar el tiempo y terminan abonando monedas. Sentimos mucha impotencia porque nosotros siempre estamos totalmente expuestos, tanto con el recurso humano como con los móviles y materiales. Si bien trabajamos con vía de escape y tenemos noción de los terrenos en los que andamos, a veces maniobramos en lugares desconocidos porque en algunas plantaciones no respetan las calles cortafuegos, ni los caminos de acceso, entonces andamos en zonas peligrosas.

–¿No alcanzan las campañas para concienciar?
–Todo nos genera impotencia porque por más campañas que se hacen, lamentablemente sabemos que de la única forma que la gente aprende es cuando se les toca el bolsillo, cuando se les pone una multa, un castigo, porque de otro modo no saben ni se dan cuenta del daño que están causando.
Lamentablemente parece que la gente espera que pase algo grave, que ocurran desgracias para comprender a lo que se exponen. No nos alcanzaron las tragedias que ocurrieron como Cromagnon o las quemas en bosques en el sur. Los folletos y las charlas no alcanzan. Seguimos teniendo problemas con las quemas en los aserraderos, que ahora hay menos, pero porque han sufrido multas. Es muy difícil.


CONTAMINACIÓN


–Además de problemas en el suelo o pérdidas materiales ¿Qué consecuencias puede tener esto?
–Vemos el cielo de color rojizo o medio marrón porque tenemos presencia de humo. Hay quemas que viajan muchos kilómetros. Si hacemos memoria, los incendios de Brasil cubrieron parte del cielo argentino con cenizas. La gente no se da cuenta de lo peligroso que es no solo por las pérdidas materiales y posiblemente pérdidas humanas, sino también con la contaminación que esto genera.


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