En la Fortaleza, a Unión le plantearon una lucha desigual por un penal muy discutible cobrado por el árbitro. Fue un partido parejo y el 1 a 1 está bien.
(Enviado Especial a Buenos Aires)
El punto vale, se cotiza y suma más por la manera en la que se termina consiguiendo, luego de una jugada muy polémica, con un penal discutible, de esas jugadas muy típicas de los arqueros que salen a buscar la pelota con la rodilla arriba. Terminó un poquito mejor Lanús y Unión no redondeó una buena actuación, como tampoco la tuvo Unión. El mérito fue sobreponerse a ese penal que generalmente no se cobra, empatar con justicia el partido y aguantar el embate final. El empate fue merecido.
Puede haber existido algo de imprudencia en la salida de Cardozo luego de un fallido rechazo de Paz que rebotó en Bou, pero Cardozo actuó en esa salida como habitualmente lo hacen los arqueros, levantó la rodilla, Bou cayó y Espinoza encontró el mejor pretexto para adquirir protagonismo. Y cobró un penal muy discutible, excesivamente polémico y que marcó la diferencia que hubo entre los dos equipos.
Balboa tuvo luego la gran oportunidad para hacer justicia, cuando quedó mano a mano en una pelota que robó casi en la mitad de la cancha, aprovechando el mal escalonamiento defensivo de Lanús. Pero llegó sin fuerza. Dos veces remató y en ambas oportunidades apareció la humanidad de Losada para una doble tapada que le quitó a Unión la chance de empatar el partido.
En el medio, hubo un primer tiempo parejo. Unión tuvo imprecisiones, no jugó bien, pero igualmente eso le alcanzó para no merecer el castigo de irse en desventaja a los vestuarios. La pelota no siempre salió bien jugada del mediocampo, por eso no se aprovechó ese espacio entre los volantes y la extrema defensa de Lanús, que era muy propicio para aprovechar. Pero al equipo le faltó más claridad y que la habilitación para los delanteros llegue de otra manera y no dividiendo la pelota.
La salida prematura de Peña Biafore obligó a Zielinski a colocar a Gonzalo Pérez en el medio, junto a Loaiza, dejando a Aquino y a Carrera para que traten de triangular y generar alguna jugada de peligro. Unión tampoco estuvo sólido para defender, pero Lanús inquietó con algunos remates de media distancia que Cardozo no alcanzó a retener. Diferencias en el trámite no hubo; dominio por parte de alguno de los dos, tampoco; jugadas más claras de uno sobre el otro, menos. ¿Dónde estuvo la diferencia?, en ese penal que vio Espinoza y que son jugadas que habitualmente no se cobran, porque los arqueros salen cubriéndose como si fuera un “acto-reflejo” cada vez que buscan una pelota de aire. Y mientras uno esperaba que el VAR, al menos, le hiciera revisar la jugada a Espinoza, se nota que también para Tello (en el VAR), la visión era la misma que tuvo el árbitro en la cancha.
Gerometta a la cancha por Vargas y la intención, por parte de un Unión que no había dejado una buena imagen en el primer tiempo, de llegar al gol para poner justicia. Y el gol llegó en un momento en el que Unión iba al frente pero sin claridad y no encontrando espacios. La jugada se armó por derecha, Balboa le pegó al arco desde la media luna y Bruno Pittón, de manera impetuosa y porfiada, fue a buscar un posible rebote que se dio. El defensor no perdonó, le pegó de derecha y sin pararla para vencer a Losada. Era justicia.
Zielinski mandó a la cancha a Lautaro Acosta y a Marcelino Moreno para que ellos jueguen bien cerquita de Bou. Tampoco Lanús encontraba espacios y claridad, más allá de una engañosa apariencia de mejor dominio de pelota en el mediocampo.
No demoró mucho el Kily en mover el banco. Metió a Orsini en reemplazo de Gamba (amonestado), en tanto que simultáneamente metió a Del Blanco por Paz (también amonestado y con 10 amarillas que lo dejarán afuera por dos partidos). El primer cambio fue delantero por delantero. La otra modificación llevó a un cambio de esquema: el equipo quedóparado con línea de cuatro, Mauro Pittón pasó a jugar de “8”, Del Blanco se ubicó de interno por izquierda y Rivero se paró de enganche. En una de las primeras pelotas que tocó Orsini, se juntó con Balboa y su remate cruzado se fue rozando el palo derecho. Fue la segunda que tuvo “Rocky” en el partido –muy clara- y que no pudo aprovechar.
Unión siguió jugando como si al partido lo estaría perdiendo. Lejos de refugiarse en el fondo, el cambio de esquema y la fortaleza física que impuso Orsini hizo que no resignara ninguna chance de atacar en búsqueda de la victoria. La muestra cabal se dio sobre la media hora, cuando puso a Domina por Rivero, siempre con el objetivo de sumar gente en ataque.
El partido parecía “ganable”, pero seguramente el mismo razonamiento se hacía por el lado de un Lanús que adolecía de los mismos problemas que Unión en cuanto a que no terminaba de armar una buena jugada de ataque, le costaba encontrar precisión en el medio y sumaba gente en ataque pero con poca llegada. La más clara la tuvo Jonatan Torres, luego de un centro de Bou que tapó Cardozo en el primer palo.
En el final, viendo que Lanús apretaba, el Kily lo mandó a Roldán a la cancha para tratar de frenar la arremetida del rival. Fue un pasaje, cortito, en el que Lanús marcó diferencias que le había costado mucho establecer en el resto del partido. Dio la sensación de más ambición, de mejor predisposición física para llevarse por delante al rival pero sin hacer lo suficiente para merecer otra cosa. Un punto para cada uno. Y está bien.