Reseña

"Céfiro vuelve", de Lilian Cheruse

 La editorial digital Eos Villa ha tenido el buen gusto de editar (en su colección Literatura de las Américas, dirigida por Piero De Vicari) la nueva reunión de cuentos de la escritora argentina Lilian Haydée Cheruse.


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Por Ángel Olgoso


Autora de dos volúmenes narrativos, “Lilian escribe” y “Vueltas locas”, y de dos obras de literatura infantil, “El cometa tiene un secreto” y “El avión celeste”, Lilian recoge ahora en “Céfiro vuelve” una nueva muestra, verdaderamente inspirada, de su talento para el relato. Pleno de variados registros y extensiones, nos reencontramos en este libro con el estilo cristalino, luminoso, tintineante, colorista y poético de Lilian, con sus imágenes genésicas o con su conmovedora sencillez, con sus infalibles toque de color local unas veces y exótico otras. En ocasiones, los textos toman prestado su material de la vida; otras, en cambio, lo toman del espejo empañado de la memoria, o de la historia, y del espejo sensual de la naturaleza.


Ante la imposibilidad de citar los numerosos relatos que componen el volumen, haré referencia a los que me han parecido más destacados: “Barranca arriba” tiene un equilibrio perfecto de los elementos poéticos y sensoriales, una sabia dosificación del tempo narrativo; es un texto precioso con un final perfecto, con su dosis de ambigüedad, de emoción contenida, con su proyección más allá de la historia. Un relato genial “Mi reino no es de este mundo”, con su sutil aroma a Denevi y a Buzzati, con todos los atributos del poder enumerados en el densamente trabado espacio del primer tramo; impresionante el parrafito final, y la conclusión contrastante, brutal y poética a la vez, tan liberadora. Excelente también “Alta mar en Pandemia”, cuya documentación para este cuaderno de bitácora proporciona una plena verosimilitud; la alternancia del avance del barco y de la pandemia, así como el paralelismo de los confinamientos, le dan vigor y profundidad a la narración, y una inquietante resonancia. “El canto del aire” es redondo, con un final sorpresivo pero de una coherencia absoluta, y su simbolismo encaja como un guante en la desasosegante y mustia época actual.

“El gato de los sueños” resulta muy colorista, brillante, casi ‘art déco’’, como una de las joyas diseñadas por René Lalique; las acciones en el sueño están integradas como muñecas rusas, y sus logradas sensaciones oníricas describen una especie de movimiento ondulante hasta el estupendo broche final. “El regreso de la barca”, tan plástico, posee una ambigüedad en el desarrollo que lo abre a distintas interpretaciones. En “Las llaves del reino” la autora sabe establecer, dosificar perfectamente la progresión y la complejidad psicológica de la situación y los personajes. Muy bien resuelto “El restaurador”, relato en la noble tradición fantástica del personaje misterioso y del objeto mágico. “La catedral sumergida” es un pequeño prodigio sensorial, colorista, musical, con ecos de Debussy y de Lord Dunsany. “Sombras de estanque” o el vértigo del dolor contado breve y limpiamente. “Revival de un mito”, una historia de amistad -o de amor- muy sensual sobre fondo onírico. “Ocho puntas”, otro texto de historias locales que se abre a inesperados puntos cardinales de la historia y la cultura. "La fuerza del débil" es claramente una ‘vendetta’ anunciada, y merecida, contra la condenada "cofradía" de los bancos, como muy bien la llama Lilian. “Del otro lado” habla de selvas, de colonos y civilizaciones perdidas, con su evocador hálito a Conrad.


También está el costumbrismo plástico y más narrativo de “Keops” y el costumbrismo vivísimo de “Aventura en Pecadores”; la riqueza expresiva del realista “Coto de caza”; el tapiz sensorial de “Hay nieblas en el cosmos”, con su lindo viaje en el tiempo; el vacío metafísico, casi sideral de la noche austral en “Larga noche”; o el exotismo a lo Schwob de “El pescador del Tigre”, facetado de detalles.


Mención aparte merecen microrrelatos como “Encantamiento”, una delicada filigrana, un fino bordado sentimental; “Caleidoscopio”, un texto hecho de impresiones, movimientos de cámara e imágenes; el micro poético “No existen cerrojos”; el estupendo microrrelato “Cortar por lo sano”, con la gradación perfecta de sus enunciados; el poético y a la vez concreto y detallista “Testigo en isla Mocha”, microrrelato atmosférico con final amplificador; o “Ese otro”, excelente micro sobre la fuerza de los anhelos (tener un hermano en este caso).
Y, para finalizar, un millón de gracias a la autora, a Lilian, por dedicarme “Gráfico de una leyenda” -hermoso pentagrama de conexiones en la distancia-, así como por sus sugestivas creaciones y por su entrañable amistad.

Bio


Profesora en Letras, escritora y gestora cultural. Posgrado Internacional en Cultura y Comunicación (FLACSO).

Ex Directora General de la Comisión de Cultura y Educación Concejo Municipal Rosario.

Participación en programas radiales, televisivos y digital por medio de revistas, entrevistas y Canal TV + y eventos literarios.

Recibió Diploma por labor cultural otorgó Movimiento Cultural Rosarino (2007). 2010, Diploma de Honor por labor Cultural e Interés Municipal del libro “Lilian Escribe”, por Concejo Municipal Rosario. 2019, Premio Madre Selva por Medios TV+ como escritora y aporte cultural. 2019 Interés Municipal por “Vueltas Locas”, narrativa y “El cometa tiene un secreto”, infantil. Autora de reseñas y prólogos. Ganadora 1 Concurso Infantil “Felices porque sí” con el cuento “El avión Celeste” (2021), Antología. Publicaciones digitales de Eos Villa Argentina e Internacionales.

Publicó en mayo 2024 el libro Cefiro Vuelve (microficciones) /La Mujer Azul (Poemas).Autora de reseñas.

Participa en Antologías internacionales. Asesora cultural de SADE San Pedro-Baradero y Miembro Concejo Asesor del Grupo Lectia/Arte y Cultura.

 


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