¿Qué pasa cuando callamos la razón y escuchamos a nuestros antepasados? El martes 24 de septiembre, a las 19hs, en el ECU (Espacio Cultural Universitario) se presentó “Testimonios”, con la presencia del autor, quien fue invitado a participar de lecturas junto a la traductora Florencia Ferre, y con el editor-poeta Sergio Gioacchini.
Aleš Šteger, el poeta nacía un 31 de mayo de 1973 en Ptuj, Eslovenia. Sin tomar consciencia, aquel joven muy pronto se notaría, su condición de «gran poeta» que comenzaría a forjar por la condición de poetas que llegarían a su vida en forma de poesía traducida al español. En especial por César Vallejo, poeta y escritor peruano.
Su biblioteca se llenaría de escritores como Vallejos, Lorca, etc.
Su vida transcurría de manera simple hasta que un impulso desenfrenado le generó ganas de escribir poesía y conocer otros lugares.
Con la ilusión de un joven curioso, Aleš Šteger, se llegaba a las gran ciudades sin adivinar las penurias que le esperaban por delante, pasando por varias situaciones de incomprensión y hasta humorísticas donde el lenguaje no solo eran palabras sino gestos, un periodo curioso en el que conocería las distintas culturas y realidades que se ocultan después de su ciudad natal, que sin dudas terminaría, años después, en un poemario llamado “Testimonios”, una conexión con sus antepasados y con el mundo espiritual.
Aleš Šteger es gran poeta y un ser de luz, y así lo refleja en su obra y en su tratamiento al chamanismo y sus mundos misteriosos.Foto: Gentileza.
“Provengo de un país con una cultura muy pequeña, con muchas fronteras, por ende, si uno viaja del centro de este país hacia una dirección durante tres o cuatro horas nadie habla luego tu lengua. Eso significa que nosotros desde el nacimiento vivimos con un sentido de la fragilidad de nuestra lengua y lengua significa experiencia.
Nací en una zona fronteriza y tenía ese sentido de la gran posibilidad de perder mi lengua, yo necesito traducirme en otras lenguas y pienso que fue importante para mí cuando empecé a escribir con 15 años, porque normalmente la gente lee poesía escrita en su lengua y después empiezan a escribir, en mi caso, yo leí poesía traducida del español”, sostenía Aleš Šteger.
Hasta él llegaban versiones de una búsqueda al ser, de una experiencia espiritual. Así lo hizo este esloveno de mirada dulce y curioso para escribir luego ““Testimonios”” estos poemas fueron escritos en estados alterados de conciencia. Se trata de aproximaciones a los mecanismos que hacen posible habitar y transcurrir, escrito en versos de buscada sencillez y claridad. Dan testimonio de las historias más íntimas y de las cuestiones más urgentes de nuestros tiempos. ¿Cómo introducir la gracia en nuestra forma de ver la vida y en nuestros actos cotidianos? ¿Por qué todo, incluso el saber, se desbarranca en lo superficial y pedestre?
De entre todos los “Testimonios” hubo un verso que centró la atención de esta cronista:
Volverá el deseo
De ser más exitoso en la bella mentira
Que construimos día a día.
Volverá el mundo,
Volverán los vendedores de helados
Y otras eternidades.
Lo que llama la atención de este escritor, al que dice que se encuentra en este proceso espiritual es la disociación, la transformación del quién escribe y quién lo vive, podría decirse que es la irracionalidad de su mentalidad. Es muy difícil como periodista, lectora del poemario, no sumergirse en el misterio del entorno del poeta, y lo fácil que es dejarse llevar por la sugestión y superstición, pero, a la vez, deja entreabierta la puerta a la posibilidad de la existencia de ese mundo mágico –en palabras de Sergio Gioacchini–. Aleš Šteger es gran poeta y un ser de luz, y así lo refleja en su obra y en su tratamiento al chamanismo y sus mundos misteriosos.
Situar al sentimiento por encima de la razón, en su amor a lo sobrenatural y a todo el universo mágico y misterioso. Idea que transmite en sus «versos», pero también en el texto que centra las miradas de un mundo esotérico, donde el tabú aún persiste