Concordia

La prevención del dengue, "un trabajo que debemos hacer todos"

Aunque todavía no hubo contagios informados de manera oficial, en Concordia comenzaron a trabajar en la prevención. Los controles y la concienciación, claves para evitar la enfermedad.


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Durante la temporada de verano 2023/2024, Concordia fue una de las ciudades de Entre Ríos en las que hubo casos de dengue. Tanto es así que, durante febrero, la cantidad de contagios crecía sin parar y en marzo la enfermedad se cobró una víctima, un joven de 24 años.

Aunque hubo muchos casos, la ciudad no fue considerada para ser una de las que tendrán vacunación, y entre las entrerrianas a las que asignarán las vacunas solamente figuran Federación y Chajarí, por haber sido localidades con elevada cantidad de contagios cada mil habitantes.

Los especialistas concordienses saben que la vacuna no es el único método para lidiar con la enfermedad, ya que no sirve como barrera de impedimento, sino que previene casos graves según los estudios, y por eso comenzaron a trabajar en otras tareas, esencialmente las de limpieza.

Hace dos semanas se encendieron las alarmas. Un joven presentó síntomas compatibles con el dengue y, mientras esperaban los resultados de sus análisis, desde el área de Saneamiento Ambiental de la Municipalidad decidieron hacer tareas preventivas en su barrio. Realizaron un bloqueo que consistió en hablar con los vecinos de manzanas aledañas, limpiar los patios de las casas de la zona y pedir que comiencen a tomar conciencia de que el comienzo de la temporada de contagios está más cerca de lo que creemos.

Finalmente, el examen del joven dio negativo, pero la tarea de prevención quedó hecha en esa zona y ahora comenzaron a trabajar en otras, sin fumigaciones previstas, pero con la idea de que “la conciencia de la gente” sea el arma para combatir la enfermedad.


PROGRAMA


Carlos Pantaleone, director de Saneamiento Ambiental, dialogó con Mirador Entre Ríos y contó: “Desde la Municipalidad nunca dejamos de preocuparnos y ocuparnos del dengue. Cuando terminamos los bloqueos sanitarios por casos positivos, que manejamos con integrantes de la Secretaría de Salud, seguimos con los programas para sacar cacharros. Empezamos en las zonas con más positivos, llamadas zonas rojas, que fueron el cementerio y cuadras aledañas. Eso dio muy buen resultado, sacamos muchos objetos que no servían y acumulaban agua. Seguimos con ese programa durante todo el año y lo aplicaremos en los barrios que falten en la ciudad, siempre priorizando las zonas en las que más casos hubo durante la temporada anterior, porque repetimos que si no hay criaderos no hay dengue”.

Según el funcionario, esto es algo que tendrían que haber aprendido todos, porque “la lucha es sencilla, se da en los patios de los vecinos, de todos nosotros, es un trabajo que debemos hacer todos. El mosquito no discrimina por zona, o por cuestiones sociales, las larvas están en lugares donde se acumula agua. En días de lluvias, si tenés un recipiente en el patio, el mosquito hembra pone el huevo, el agua de lluvia se acumula y el huevo cae ahí, comienza su ciclo y en 8 días libera el mosquito al ambiente. El macho irá a buscar néctar y la hembra sangre, y si era un huevo infectado, transmitirá la enfermedad”.


LIMPIEZA


El procedimiento que llevan a cabo para tratar casos sospechosos o confirmados se da entre organismos. Laboratorios o médicos suben la información al sistema nacional SISA y eso aparece en cada localidad como caso positivo, sospechoso o probable. “Al tener esa información comenzamos a trabajar recomendando en el barrio la limpieza, haciendo un control de posibles recipientes con huevos, y hablamos con la gente. Activamos un protocolo en el que visitamos al probable afectado, bloqueamos la manzana y las 8 aledañas y allí hacemos un descacharrado y fumigación, a consideración del vecino porque algunos quizás no quieren abrir las puertas. También ayudamos a muchos que quieren limpiar y no tienen cómo, llevamos el personal para colaborar con los vecinos. Nos llaman muchas personas de la tercera edad que quieren limpiar y tienen poca movilidad o impedimentos. Hacemos este trabajo porque entendemos que si la gente limpia, si se preocupan por sacar recipientes, basura y usan repelente, será más fácil para todos”, mencionó el profesional.


SIN FUMIGAR


Aunque durante los primeros años en los que se habló de dengue el gobierno decidía fumigar, durante esta temporada no será la prioridad. “Este año tenemos recomendación de no fumigar en los barrios porque con los insecticidas matás todos los insectos, incluso los benéficos, o las mariposas, libélulas, vaquitas de San Antonio. Además, usamos un insecticida relativamente suave y no tiene efecto residual, actúa por contacto, o sea que el mosquito tiene que tocarlo para morir. Desde esta gestión entendemos que no es bueno fumigar, así que lo haremos en zonas en las que sepamos que haya mosquitos infectados. También tratamos de evitarlo porque no queremos hacer que los mosquitos se vuelvan resistentes y esto termine siendo perjudicial, ya que cada vez te cuesta más matarlos y se vuelve más costoso y tóxico también. Tenemos este propósito, pero veremos cómo se da la temporada, ya que es imposible predecirlo”, comentó.

“Si bien me dedico al agro y padezco la sequía, en cierto punto estoy contento por las previsiones porque la sequía que pronostican hará que tengamos muchos menos casos de dengue. Durante el comienzo de año hubo récord en el país y eso sucedió porque hubo una temporada más lluviosa que propició la reproducción y al haber tanto mosquito infectado fue difícil de controlar”, concluyó Pantaleone.


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