Ya el empate le quedaba chico al local, pero una mano de Corvalán en el tiempo de descuento que Ramírez no vio y que el VAR revisó y advirtió, le dio al Globo un premio inmerecido. Tercera derrota consecutiva de un Unión que sufre sequía de gol.
El partido se terminaba con un empate que le cerraba mucho más a Huracán que a Unión. En todo caso, a Unión lo castigaba por esta sequía de goles que viene sufriendo desde hace tres partidos y que lo llevó a sufrir tres derrotas al hilo cuando estaba para pelear arriba. La jugada parecía no entrañar demasiado riesgo, Corvalán quiso rechazar la pelota y le pegó en la mano. Ramírez no la vio pero el VAR lo llamó. Ya se había consumido prácticamente todo el tiempo adicionado. Cobró el penal y fue la última jugada. Pero además, instaló una total injusticia porque ya el empate era mucho para un Huracán ordenado en defensa, con alguna propiedad para tocar la pelota en el medio, pero superado por un Unión impreciso, inoportuno e ineficaz para aprovechar las aproximaciones de peligro y animarse a ganar el partido.
Cuando Unión cortó el circuito de juego que había establecido Huracán en el arranque del partido, con Echeverría y Fattori teniendo la pelota en el sector central de la cancha, el partido se inclinó a favor del Tate. Huracán había tenido más la pelota en el cuarto de hora inicial, pero Unión empezó a apretar en el medio, recuperó la pelota con los volantes y se adueñó del trámite del partido. Rivero fue el más claro con la pelota en los pies y asistió a las subidas de Lautaro Vargas, que no siempre terminaron bien.
FÉRTOLI LE DIO EL TRIUNFO A HURACÁN ANTE UNIÓN DE PENAL 🔥
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En realidad, a Unión le faltó eso: finalizar mejor lo que creaba en el medio. Por eso tuvo apenas dos jugadas de gol. Una fue un mano a mano de Balboa (excelente habilitación de Orsini) que alcanzó a interceptarlo un defensor; y la otra fue un centro de Bruno Pittón que Orsini cabeceó en forma desviada. Ni Galíndez ni Cardozo tuvieron que intervenir en un primer tiempo que se consumió con un leve predominio de Unión, sobre todo a partir de los 15 minutos.
Fattori y Echeverría dejaron de incidir en el manejo de la pelota, Soñora quedó aislado y Benítez, por el costado izquierdo, se preocupó más en darle una mano a Carrizo para tapar la subida de Vargas, que en construir algo de juego. Así, los dos puntas (Cabral y Eric Ramírez) quedaron solos y sin recibir la pelota. Encontrándose además con un buen rendimiento defensivo de un Unión que tuvo la reaparición de Torrén en el lugar de Paz, corriéndose Pardo como el primero de los tres centrales.
De los dos, al gasto lo hizo Unión. Quizás no tuvo la claridad suficiente para llevar esa mejor postura en la cancha a la generación de situaciones más claras de gol. Las llegadas fueron muy pocas, con muchos centros que pasaron de largo o no llegaron al destino deseado. El más claro de todos lo ejecutó Bruno Pittón desde la izquierda y se encontró con un Orsini desacomodado e impreciso para meter el cabezazo que se fue afuera.
Unión acumula tres derrotas consecutivas.Foto: Matías Pintos
El único que se animó a algo distinto fue Rivero. El resto, muy amoldado a dos esquemas que se respetaron a ultranza. No se sacaron ventajas desde lo táctico, aunque Unión fue un poco más en el juego y en las aproximaciones de peligro al arco de enfrente. Que no abundaron. Y que fueron propiedad de Unión.
El panorama no varió en el arranque del complemento. Huracán pretendió hacer tenencia de pelota muy lejos de Cardozo y sin avanzar. Lateralizaba o tiraba el balón hacia atrás. En cambio, Unión planteaba algo más directo. Y así tuvo un remate de Mosqueira de afuera del área que desvió Galíndez y un cabezazo de Pardo luego de un córner de Rivero, que se estrelló en el travesaño.
El Kily cambió sin modificar nada de lo táctico. Del Blanco y Morales entraron por Bruno Pittón y Orsini, los dos jugadores que llegaron entre algodones al partido, más allá que lo de Orsini tuvo los tiempos normales de recuperación, aunque perdiéndose un partido. El partido seguía cerrado, con pocas situaciones de peligro y con defensas que ganaban “por goleada” contra las delanteras. En Huracán, el único que complicaba era Cabral, aunque se encontraba con un escollo insuperable en Franco Pardo, otra vez de muy buen partido.
Sin embargo, Kudelka decidió sacar al delantero más peligroso para jugársela por Wanchope Abila, sumando a Fértoli por un Soñora de flojo partido. Al mismo tiempo, el Kily modificó el sector derecho. Salieron Vargas y Rivero para que entren Gerometta y Roldán. Ya Unión había perdido juego y desborde por ese costado, de allí seguramente la intención del técnico de darle otra vez profundidad al equipo por ese sector.
Unión volvió a empujar, los cambios le dieron otro vigor al equipo y nuevamente intentó escalar posiciones en el terreno y acercarse al arco de Galíndez. Faltaba precisión en los centros (todo un tema a revisar en el trabajo semanal) y claridad para encontrar el toque oportuno para habilitar al compañero, algo que se torna recurrente cuando Unión domina y el rival se encierra con orden en su propio terreno.
Ya en el final, daba la impresión de que Huracán no quería más y que el empate lo conformaba. A Unión no, pero tampoco tenía muchos argumentos más allá del empuje y de haber jugado mejor. No le alcanzó para cristalizarlo en el resultado. Hasta que en el descuento llegó una jugada en la que Corvalán quiso rechazar el balón, le pegó en la mano, protestó enérgicamente Wanchope Ábila y el VAR (Nazareno Arasa) convocó a Ramírez para que la viera. Cobró el penal. Y Fértoli se encargó de convertir en la última jugada de un partido que debió ser de Unión, que era un empate que le cerraba más a Huracán y que terminó instalando una injusticia absoluta con un penal que llegó desde Ezeiza.