El insólito caso muestra el nivel de violencia que reina en Loteo Belén, un enclave periférico e inseguro de la ciudad del noroeste santafesino. El enfrentamiento entre dos familias mantiene en vilo a los vecinos.
En el mediodía del viernes pasado, un menor de 15 años -que terminó herido de arma de fuego- y su padre de apellido García se enfrentaron con un hombre identificado como David Rivero a los tumberazos y cascotazos en el suburbano barrio Loteo Belén, ubicado en el extremo oeste de Reconquista.
A raíz de ese suceso, alertada por los vecinos la policía acudió al lugar y se topó con un virulento rechazo a su presencia. Los uniformados fueron increpados por un grupo de personas, que los insultaron, amenazaron y emprendieron contra los móviles policiales con cascotes.
Los revoltosos no acataron los pedidos de cesar en su actitud y para disuadirlos la patrulla policial debió efectuar un disparo con cartucho antitumulto.
El director general de Policía Julio Lucero atribuyó lo ocurrido a “la falta de tolerancia, arreglan así sus problemas personales.Foto: Norte24
A esa altura de los acontecimientos, un joven de 19 años ya había ingresado al Hospital Central con un herida en un ojo producto de un perdigón disparado con una tumbera. Luciano González fue víctima de la gresca que viene desde hace tiempo y que tiene con antagonistas a dos familias del barrio.
“No puede ser que niños que no puedan salir a la calle porque haya dos familias que en cualquier momento se agarran a los tiros", lamentó el director general de Policía Julio Lucero.
Fuentes policiales precisaron que no fue un disparo a quemarropa, sino que se trató del rebote del plomo en algún elemento sólido, de lo contrario, de ser haber sido a corta distancia “le hubiese volado la cabeza”. García y Rivero fueron aprehendidos y enfrentan una causa por abuso de armas y lesiones calificadas.
La magnitud del enfrentamiento que se vive en Loteo Belén quedó evidenciada, además de por los heridos, en que el tal García tenía programado un turno oncológico en el nosocomio público reconquistense para tratar la leucemia que padece, pero prefirió perderlo en favor de quedarse a protagonizar la reyerta vecinal.
Más allá de este grupo de malvivientes, los demás vecinos se mostraron partidarios de la actuación policial y “hasta se ofrecieron a hacer una marcha porque están cansados de vivir así”, confiaron fuentes de la investigación.
Para el jefe de la Unidad Regional IX, esto es “algo que ocurre no a diario, pero muy seguido en distintos barrios de la ciudad. Bueno, en este caso fue ahí, en Belén, también puede ser en Guadalupe, es un barrio que tiene un conflicto social bastante elevado. En este caso en particular hay dos vecinos que están enfrentados hace bastante tiempo, encima viven enfrente uno del otro, y eso genera que la agresión o la provocación de una parte hacia la otra sea algo continuo, constante”.
El director general de Policía Julio Lucero atribuyó lo ocurrido a “la falta de tolerancia, arreglan así sus problemas personales. Eso me parece que es una cosa totalmente fuera de lugar, que marca en sí o muestra el grado de conflicto social que hay en ese tipo de barrios o en ese tipo de vecinos”.
En este caso puntual, la policía quedó en el medio de un problema de mucho tiempo, de muchos años, y cuando pasa este tipo de hechos a la “policía se la recibe generalmente con gomerazos, con recortes de hierro, con tumberazos, y obviamente que nosotros tenemos que hacer uso de la fuerza para volver a llevar el equilibrio otra vez al barrio”.
El titular de la departamental de General Obligado se mostró sorprendido por “la gran cantidad de vecinos que se acercan a mirar, como si fuese un espectáculo, alentando a uno o al otro. No se entiende por qué llegan a ese extremo”, y aconsejó: “El que no tiene nada que ver que se quede en su casa, y sobre todo criaturas, impresionante la cantidad de criaturas mirando la pelea de estas dos familias”.
En cuanto a la afectación a la seguridad del resto de la ciudad, Lucero dijo que “tenemos que hacer operativos especiales para mandar a esos barrios mermando en otro lugar, en ocasiones. Y tratando de evitar que esto sea una masacre, tenemos que destinar toda una logística para evitar que esto continúe”.
El oficial superior formuló una tan cruda como real reflexión: "Para mí pasa más por una cuestión cultural, las peleas, que por la base o el origen de este conflicto. En definitiva es una villa y nada va a cambiar hasta que esta gente no sea ubicada con trabajo y escuela, si no los hijos van por el mismo camino”.
Sobre el día a día tras el conflicto, consignó que se sigue de cerca su evolución con la presencia de grupos de choque en ese punto ciudadano, y pidió que “el barrio en sí tendría que recapacitar y darse cuenta que la situación no pasa por ahí, la historia ya nos ha demostrado que en esos barrios han muerto criaturas y otras personas por los mismos problemas que tienen desde hace mucho tiempo, o sea que no van a encontrar la solución con la violencia”.
“No puede ser que niños no puedan salir a la calle porque haya dos familias que en cualquier momento se agarran a los tiros. Así que yo apelo al sinceramiento del barrio y a que se alejen de ese tipo de situaciones para evitar algo que puede terminar en algo grave”, completó.