Jugó el mejor partido y debió ganar sin dudas

Ahora es "otro" torneo: Colón llega al Reducido con una mejor versión

La rompió toda Brian Guille, que marcó uno de los goles más tempraneros a los 31 segundos de juego. En un descuido, se lo empataron. Mereció sumar de a tres y ahora define de visitante: un solo partido y debe ganar para seguir.  


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Si algo le faltaba a esta infartante última fecha en la zona de la muerte, donde estaba metido Colón camino al Reducido, los partidos terminaron arrancando diez minutos más tarde, estirando la ansiedad de los involucrados, con cuatro equipos con chances de "1" y con dos equipos con los mismos puntos buscando gambetear el descenso directo. La transmisión de la tele arrancó con "partido principal" en el Cementerio de los Elefantes para Colón-Deportivo Madryn, luego Mataderos repleto en el podio con Nueva Chicago-Brown de Adrogué y una tercera ventanita para Aldosivi-San Telmo.

Dos cosas estaban claras: sólo un accidente de goles lo podía dejar al Sabalero afuera de todo y también un combo de resultados en modo "Quini 6" lo podía poner en ese igualitario quinto puesto. La ruleta, antes de girar la última bola, tenía tres numeritos: 6, 7, 8.

Cuando los tres productores de TyC Sports se estaban acomodando para que los tres partidos (Colón-Madryn, Chicago-Brown y Aldosivi-San Telmo) arrancaran a la misma hora, el arquero de Deportivo Madryn ya la estaba buscando adentro en Santa Fe. Es que a los 31 segundos, Brian Guille, aprovechó un impensado rebote, le robó la billetera al ex Unión, Pablo Calderón, para marcar el tempranero gol de triple grito (Santa Fe, Mataderos y Mardel) en el arco de la J.J. Paso. Era un golpe rápido, letal, impensado, para la defensa menos goleada de la zona y para un equipo que llegaba a Santa Fe con 13 partidos sin conocer la derrota.

Ese Madryn en estado grogui (no drogui a lo "Escopeta") lo pudo poner a Colón en estado de gracia, pero Christian Bernardi administró mal una contra, permitió la recuperación de Diego Crego, respondió la visita con una contra a la contra, buen centro de Peinipil y llegó el empate del mismo Crego. Así, Colón pasó del potencial 2-0 al 1-1 en un ratito nada más. Así como se lee, increíble pero real.

Osella y Gracián se van expulsados.Foto: Luis Cetraro

 

Lo que era inexplicable, además del empate, era que Colón se equivocaba donde había mejorado con Osella (la defensa y el bajo goleo en contra) y estaba jugando el mejor partido en ataque. Otra increíble contra mal administrada por Rossi (todo Madryn pidió infracción al "Melli" Calderón en el inicio de la jugada), habilitando "ancho" y "largo" a Brian Guille debió transformarse en el 2-1. Y una pegada magistral de Christian Bernardi, que se estrelló en el caño con un Yair Bonnin que se quedó mirando y que no podía hacer nada. Con Guille desequilibrante y con el cordobés pensante, era de lo mejor de Colón en el torneo.

Hasta que a los 40 minutos, después de un patadón de Lópes a Nico Sánchez que Pablo Dóvalo castigó con amarilla, se picó entre los dos bancos: el "Tano" Gracián pidiendo la roja a los gritos, Osella reaccionando al grito de caradura y el árbitro con tolerancia cero: los expulsó a los dos entrenadores. Ahí la cosa fue para peor: volvió a explotar Osella, quedaron cara a cara, voló alguna mano y hubo montonera de todos contra todos. Cuando pareció calmarse, de paso Dóvalo expulsó a un seguridad local.

Al toque, cuando se reanudó, un suplente de Madryn acusó un proyectil en la nunca y se desplomó. El partido era, a esa altura, cualquiera cosa. Incluso, el polémico juez llamó a los dos capitanes para pedir ayuda y después amenazó a los dos bancos: "Una más y no queda nadie, los saco a todos. Me cansaron". Así, con un injusto 1-1 (fue mucho más Colón en todo: tenencia, generación y opciones de gol) se fueron al descanso.

El complemento volvió con el mismo ADN: estaba encendido Brian Guille, lejos el mejor de Colón, que se sacó a dos de encima y metió un zurdazo que se fue besando el caño bajo de Madryn en el arco del FONAVI. Llegando al cuarto de hora del complemento era más Colón, porque Guille iba a todas, ganaba y siempre generaba algo. Lo que le faltaba, como en esta segunda parte de la temporada, era contundencia para llegar al gol.

En la mitad de la etapa complementaria, las noticias para Madryn eran todas malas: ganaba Aldosivi en Mar del Plata y llegaba el gol de Chicago en Mataderos. Colón, que había hecho todo el gasto, empezaba a fundir pistones: afuera el "Grillito" Taborda y Forneris; adentro Prediger y Jourdan en el "pieza por pieza". Debieron pasar 25 minutos para que el visitante hiciera algo: fierrazo desde lejos de Giacopuzzi para despertarlo a Vicentini.

Pudo ser de Guille de lejos pero se desvió al córner y fue clarita la de Lópes (se la puso Guille, la gran figura de la cancha, como con la mano) de cabeza, pero le corrieron el arco. Parecía resignado Madryn y no se daba ningún respiro el Sabalero que lo quería ganar.

A los 34 minutos, se fueron Bernardi (buen partido, aplaudido) y Rossi (corredor como si fuera todo-campista) para que ingresen el experimentado Javier Toledo y el habilidoso Soñora. El guión de la película no se alteraba y la pregunta era: ¿cuándo quemaría las naves en Santa Fe el que salió de Puerto Madryn?

Cuando el partido se rompió, por cuestiones lógicas, se lo perdió Toledo mano a mano (lo barrieron justo, al borde del penal) y Crego respondió con un remate cruzado en el que hizo vista Vicentini. Después de esa, sí trabajó el "1" sabalero: se quedó paradito para quedarse con el cabezazo de Palacio y después para descolgar un centro con veneno.

Así, con el pitazo final de Dóvalo, el viento patagónico se frenó en Santa Fe y el sueño para Deportivo Madryn se enterró en el Cementerio de los Elefantes. Colón, que está para el diván y es bipolar, jugó el mejor partido de los últimos tiempos, entra al Reducido con su mejor versión pero estará obligado a dar el batacazo de visitante. Le toque contra quien le toque: espera por el cuarto de la Zona A.


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