Este sábado tendrá actividades para brindar por su apertura con música, libros y poesía. Abre bajo el concepto de que “el arte haga que la vida sea más bella que el arte”, a través de talleres y actividades de la cultura popular.
El artista plástico rosarino conocido por vestir decenas de murales de la ciudad con imágenes fantásticas, Jorge Molina, decidió abrir su propio espacio cultural en una casona de Entre Ríos 673, y el evento para celebrarlo será este sábado con shows musicales, buffet, venta de libros, y con entrada gratuita.
En la jornada sonará el Ensamble vocal del Colegio de Fonoudiólogos, dirigidos por Myriam Cubelos, y con Marcelo Stenta en Guitarra. Y habrá lectura de poemas de Esteban Langhi, buffet, sorteos. Por la tarde, a las 15 se hará una venta de libros usados seleccionados y ya para las 19 comenzarán las actividades especiales.
Molina destacó sobre el nuevo espacio que abrió: “Desde que surgió esta idea de taller y casa de cultura, muchísimos amigos y amigas, colegas, alumnos, familiares y vecinos, se alegraron, compartieron expectativas, ofrecieron colaboración. De alguna forma siento que estamos creando juntos un lugar especial. La imaginación no es mentira, dice Daniel Pennac.
Esta propuesta nace de la imaginación y del trabajo.Foto: Gentileza.
Esta propuesta nace de la imaginación y del trabajo, pero en el fondo es una jugada poética que propicia el encuentro creativo de amigos y amigas, que buscamos unirnos y celebrar que estamos de pie, creciendo y abriendo la cancha para que juguemos junto a muchos otros”.
Según el reconocido muralista, cada día que pasa se hace más difícil pensar con alegría y esperanza en un futuro común, “con la sensación de que el despropósito y la desolación avanzan y comienzan a roer certidumbres y convicciones preciosas para nuestras vidas como ciudadanos”.
En torno a la decisión de realizar este lanzamiento ahora en diciembre, Molina explicó: “Es apelar a la construcción colectiva, a la solidaridad y a no quedarnos enlodados en la queja. Con el propósito esencial de romper con la parálisis y la depresión. Por eso proponemos y accionamos, de algún modo es venir a sembrar una esperanza con toda nuestra fuerza”.
Como muralista y artista, aseveró: “Sé que si no imaginamos un futuro colectivo y no nos proponemos alcanzarlo y ponernos en marcha, nada tiene sentido, y menos el arte. Parafraseando a Robert Filliou, diría que lo que busco es que el arte haga que la vida sea más bella que el arte”.
Mirador: - ¿Cómo surgió y con qué concepto pensaste este nuevo espacio cultural, en estos tiempos donde la apuesta a la cultura es tan difícil?
Jorge Molina: -A comienzos del 2019 pinté con murales todo el interior de esta casona que formaba parte de un proyecto de instalar allí un centro cultural destinado a las infancias. Lamentablemente esa idea no pudo concretarse pero la casa pintada se mantuvo cerrada desde entonces.
Hace unos meses descubrí que el lugar permanecía en condiciones impecables. Conversé con el dueño de la propiedad, y luego de hacer algunos mínimos acondicionamientos, comencé a utilizar el lugar como mi propio atelier y espacio donde dar clases de pintura, filete porteño y seminarios de murales. También realizamos algunas convocatorias a pequeños shows de payasos, títeres, algo de tango y música, para ir tanteando la respuesta de la gente y los artistas.
Finalmente, decidimos abrir mi taller de pintor al público y proponernos como un espacio de cultura popular desde donde promover actividades variadas, invitar a los artistas de la ciudad a proponer talleres, clases, encuentros. Nos gustaría que el lugar se convierta poco a poco en un espacio de intercambio de ideas, un espacio de creación colectiva y convivencia, donde los artistas y los vecinos de nuestra ciudad nos encontremos para imaginar y recorrer juntos nuevos o renovados caminos del arte popular en nuestra ciudad.
- Tus murales visten la ciudad en muchos barrios desde hace un tiempo. ¿Este lugar va a tener la impronta muralista también? ¿qué tipos de actividades va a tener?
-La impronta del muralismo callejero está marcada desde el vamos. Hice varios encuentros en este taller invitando a participar a la comunidad.
Hace unos meses realizamos una gran colecta de pinturas con las que pinté mis últimos murales en las calles de Rosario, y desde allí, en septiembre, lancé mi última serie de pegatinas con la colaboración de vecinos de nuestra ciudad que fijaron 12 pequeños murales de papel en distintos barrios.
Estas iniciativas fueron realizadas desde este lugar, y tengo planeado varias propuestas nuevas que involucran y promueven la participación de la comunidad en la realización colaborativa de mis murales.
Hace una semana organicé un seminario destinado a docentes que quieren aprender a organizar murales con niños y niñas en las escuelas. Esto lo repetiremos el año próximo.