Magistradas y magistrados referenciados en el Papa Francisco advirtieron que “estamos asistiendo en los últimos días, y en el marco de un sistema democrático golpeado y aturdido, a un alevoso ataque contra la comunidad LGBTIQ+, contra los movimientos sociales y otras minorías”.
A pocas horas de la Marcha Federal del Orgullo Antifascista y Antirracista, el Capítulo Argentina del Comité Panamericano de Juezas y Jueces por los Derechos Sociales y la Doctrina Franciscana (Copaju) advirtió que “estamos asistiendo en los últimos días, y en el marco de un sistema democrático golpeado y aturdido, a un alevoso ataque contra la comunidad LGBTIQ+, contra los movimientos sociales y otras minorías”.
En una declaración titulada “Democracia y derechos humanos: un llamado al respeto por la diversidad y el pluralismo”, la agrupación que reúne a magistradas y magistrados de todo el país guiados por las ideas del Papa Francisco sostuvo que “parece querer imponerse un pensamiento hegemónico mediante amenazas, desafíos violentos y ataques sistemáticos dirigidos a restringir derechos conquistados y generar un clima de hostigamiento”.
En su documento, el Capítulo Argentina de Copaju aseguró que “infelizmente, vivimos tiempos que creíamos superados”, y recordó que “estos discursos, impulsados desde sectores de poder, resultan incompatibles con los principios de una sociedad democrática ya que la democracia, en su esencia, debe garantizar la protección de todas las voces y rechazar cualquier forma de exclusión y persecución”.
También indicaron que “en nuestro sistema político-constitucional, la democracia representa el poder del pueblo y constituye una forma de gobierno basada en la voluntad de la mayoría. Sin embargo, ello no implica avasallar los derechos de las minorías ni faltarles el respeto”. Por eso consideraron “crucial” subrayar que, como ya antes señaló el Papa, “la legitimidad electoral o de origen no implica legitimidad de ejercicio. La democracia no se agota en la elección de representantes; también exige el control ciudadano sobre las decisiones que se toman en nombre del pueblo”. La delegación local de Copaju remarcó que “la mayoría electoral no puede utilizar su posición para vulnerar libertades ni para someter a quienes piensan diferente”.
Las juezas y jueces expresaron que “la democracia es una forma de gobierno que permite la convivencia en armonía, basada en el respeto, el diálogo y la solidaridad”, y que como país “hemos aprendido del pasado y mantenemos viva la memoria de las heridas que dejaron los golpes y las dictaduras”, por lo que “no podemos permitir que el autoritarismo y la persecución vuelvan a instalarse en nuestra vida política”.
En ese sentido, citaron a Francisco en su Encíclica Fratelli Tutti (15), cuando en el apartado “Sin un proyecto para todos”, afirma: “La mejor manera de dominar y de avanzar sin límites es sembrar la desesperanza y suscitar la desconfianza constante, aun disfrazada detrás de la defensa de algunos valores. Hoy, en muchos países, se utiliza el mecanismo político de exasperar, exacerbar y polarizar. Por diversos caminos, se niega a otros el derecho a existir y a opinar, y para ello se acude a la estrategia de ridiculizarlos, sospechar de ellos, cercarlos. No se recoge su parte de verdad, sus valores, y de este modo la sociedad se empobrece y se reduce a la prepotencia del más fuerte”.
“Desde Copaju –concluye la declaración– creemos que la política debe ser una discusión sana sobre proyectos a largo plazo para el desarrollo de todos y el bien común, y no un ramillete de recetas inmediatas de marketing que encuentran en la destrucción del otro un recurso eficaz”. Por eso llamaron a que la política sea “una herramienta de transformación que promueva la inclusión, el respeto y el bienestar común, en lugar de un arma para dividir y enfrentar a la sociedad”.