El pasado 2 de febrero volvió el ciclo que invita disfrutar del teatro entrerriano con entrada libre y gratuita. Se trata de una propuesta impulsada por la Secretaría de Cultura de la Provincia. Este domingo, un elenco de Concordia será protagonista.
El ciclo “Un domingo de teatro” en La Vieja Usina es impulsado por la Secretaría de Cultura de la Provincia, e implementado por el centro cultural. Con una mirada federal, el ciclo se propone acercar obras entrerrianas y de la región, al mismo tiempo que generar nuevos públicos. Se realiza todos los domingos, con entrada gratuita.
Este ciclo retomó sus actividades el pasado domingo 2 de febrero con la obra “Vida y vuelta” de Compañía Teastral, de Paraná. La función contó con amplia participación de público que pudo disfrutar de la historia de dos payasos que invita a llorar, de alegría y emoción.
En tanto este domingo 9 de febrero, el ciclo invita a disfrutar la obra “Roja, una breve mascarada” de Concordia, a las 21, en el Centro Cultural La Vieja Usina. La entrada es libre y gratuita. El ingreso será por orden de llegada hasta completar el cupo de la sala.
La obra que se presentará este domingo propone una experiencia sensitiva donde lo visual y sonoro se conjugan creando una atmósfera de clown y la metáfora del hecho artístico.
“Roja” es una producción de la Compañía de Teatro El Histrión de Concordia confirmada en 2001. La actuación está a cargo de Hernán Reyero, y la interpretación musical a manos de Eduardo Fernández. La dirección de la puesta es de Guillermina Fernández, y el vestuario de Stella Leonardelli.
La puesta escénica se abre a la posibilidad de ser parte de un acontecimiento, interpelando al espectador sobre la razón de su existencia. Lo invita a reflexionar sobre el fracaso desde una mirada positiva y reconocer a la soledad como un estado inherente al ser humano.
Para presentar su obra, la compañía detalla en su sinopsis un relato en primera persona: “Esta obra muestra abiertamente mi fracaso. Muestra mi humanidad, mi vulnerabilidad, mi condición de perdedor. Yo necesito del fracaso porque es ahí donde encuentro mis debilidades esenciales, las reconozco, las experimento, te las muestro, me burlo abiertamente de ellas y te hago reír. ¿Quién alguna vez no ha metido la pata o estuvo en el lugar equivocado, en el momento inoportuno? Pero, para mí, la vergüenza y el ridículo son sensaciones que me ayudan a construir algo grande y maravilloso. Yo y el fracaso somos grandes amigos”.