IGNACIO ETCHART
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Fue formalmente habilitada la sala de velatorios municipal “La Dignidad” en la ciudad de Victoria. Las instalaciones se ubican en un lote lindero al hospital Fermín Salaberry, y estará disponible para personas que no cuenten con una obra social ni otro tipo de cobertura que les facilite afrontar los gastos de un sepelio.

El denominativo “La Dignidad” fue sugerido por la comisión organizadora del salón, a partir de la iniciativa de Abel Broin, quien fuera el principal impulsor del proyecto desde 1980.

En retrospectiva, hasta el año 2000 la obra avanzaba con lentitud a partir de los esfuerzos de Broin y el grupo de vecinos que lo acompañaba, pero finalizando el milenio Broin, quien construyó la primera parte con aportes particulares de vecinos y amigos, y habiendo llegado a levantar las paredes hasta la altura del techo, ya no estaba en condiciones de continuar con los trabajos.

Desde entonces, y acordado por la comisión que acompañaba a Broin en las tareas, se decidió hacer entrega del terreno y la obra a la Municipalidad, en carácter de donación y con cargo a la construcción de esta sala de velatorio. Dicha comisión estaba compuesta por Matilde Flores, Liliana Oviedo y Eduardo Aguirre, quienes acompañaron a Broin en el acto y participaron del descubrimiento de placas, además de César Bruselario y Edgardo Aguirre, quienes fallecieron sin llegar a ver concretada esta obra.

Así fue como se sancionaron dos ordenanzas municipales en el año 2000, propuestas por la entonces concejal Ana María Regner de Bruselario, aceptando la donación y regulando el uso de la sala de velatorios de manera conjunta con la que se ubica en el cementerio municipal, dejando como sala principal a la habilitada recientemente.

A la hora de los discursos, Gustavo y Diana Broin, hijos de Abel, hablaron en nombre de su padre, quien estuvo presente en el lugar pero, por causa de su avanzada edad, le resultó imposible ejecutar los actos oratorios. Su hijo Gustavo expresó que “esta obra no busca otra cosa que justicia social, brindándole la posibilidad a quienes no tienen recursos que puedan despedir de manera digna a sus seres queridos”. Por su parte, Diana leyó las palabras que le había dictado la noche anterior su padre, quien recordó que la iniciativa de una sala de esta naturaleza le surgió con la muerte de una persona de su amistad que estaba en el geriátrico Cúneo y eso lo llevó a trabajar en pos de este fin reuniendo voluntades de amigos y vecinos.

El intendente de Victoria, Domingo Maiocco, por su parte, recordó que Broin y los integrantes de la comisión lo visitaron a poco de asumir su gestión explicándole la situación, por lo que tomó el compromiso de continuar la obra. De esta forma, el mandatario se comunicó con el entonces responsable de Defensa Civil y actual concejal, Claudio Larreguy, quien le planteó que asumiría la responsabilidad de trabajos necesarios. Fue así que a partir de la obra inicial se continuó con la construcción, en un lote que cuenta con un amplio fondo y salida por calle Profesor Sánchez.

En este contexto, y demorado por la pandemia, se llegó a habilitar las instalaciones, en las que la Municipalidad puso no sólo la terminación de la obra gruesa sino también los detalles, todo el mobiliario y la obra sanitaria. La bendición de las instalaciones estuvo a cargo del cura párroco y rector de Aránzazu, Héctor Trachitte.