Conrado Berón 
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Agustín Brocado hace humor gráfico, y firma como Broka. Dueño de un estilo propio, es conocido en Santa Fe y en gran parte del país por su libro, sus charlas y sus proyectos relacionados al diseño industrial.

La cuarentena lo encontró en La Paz, ciudad a la que llegó de chico y desde ahí habló con MIRADOR ENTRE RÍOS.

La charla arranca con detalles de su adolescencia, revelando que allí empezó su romance con el papel y el dibujo, además de perfilarse como lector.

“Siempre fui muy reservado, un poco solitario, quizás porque hacía actividades laborales de muy chico, siempre me rodeé de gente mayor a mí. Siempre fui tímido, más bien introvertido, así que me costaba socializar”, recordó.

—¿Cómo comenzaste a dibujar?

—Por necesidad. Estaba con poco laburo y mis estudios no me permitían poder acceder a cualquier oferta laboral, por los horarios y algunas condiciones de la carrera misma (arquitectura, luego diseño industrial). Eso sumado a que quería cumplir con mi meta de poder ser mi propio jefe en algún momento, me llevó a querer emprender.

Desde el colegio, no paré de capacitarme en marketing, comunicación, ventas, hice cursos en instituciones privadas, participé de concursos de ideas de negocios y tantas otras cosas referidas a encontrar alguna autonomía laboral, algunas funcionaron y de otras aprendí otro tanto.

En una de esas tantas comunidades de futuros hacedores, una chica me incentivó a ilustrar un libro de cuentos para el cual estaba trabajando, en modo colaborativo ya que había visto de casualidad algunos dibujos. Un día llegué frustrado porque el proyecto que venía realizando no se podía llevar a cabo y decidí tomar la propuesta, todo esto sin siquiera saber dibujar. Una cosa es hacer croquis urbanísticos y otra muy diferente es ilustrar un cuento infantil. Pero bueno, así arranqué. Me armé una cuenta de Facebook y otra de Instagram y empecé a aprender y a compartir contenido diario. Creo que la clave fue el enfoque que le di a la actividad.

—¿Por qué fuiste para el humor gráfico?

—Simplemente porque no sabía ilustrar, no sabía la parte técnica, y no creo que lo aprenda a hacer. Y como la ilustración depende de eso, de ilustrar contenido externo (muchas veces de autor), el humor gráfico me permitía eso, lograr publicar todos los días, mientras me permitía crear un plan de difusión, crear mi portfolio y además tener libertad creativa. Como usaba un seudónimo, si salía mal, borraba la cuenta y listo (risas).

Quizás por eso salió todo bien, porque desde el minuto cero lo vi como un trabajo. También puede ser que es por lo que toda la vida consumí: soy fanático de Caloi, desde chico, y siempre me impactó la creatividad que manejaban estos individuos que se dedicaban a esto.

El humor gráfico para mí es una manera de contar, de comunicar algo, no es sólo humor, sino una forma de expresión que utiliza como herramienta fundamental la síntesis, y una manera de decir con poco, mucho.

Comunicación

—¿La arquitectura te ayudó en esto de dibujar o fue al revés?

—Absolutamente fue así; me brindó conocimientos, perspectivas, color, paciencia y espacialidad por los resultados. Creo que somos lo que consumimos, soy medio fanático del cine, y me doy cuenta de que hay muchas cuestiones, como el enfoque de cámara, que lo aprendí de mirar películas o de ser observador. Pero como digo, hoy en día como cambiaron las cosas, me considero más emprendedor que dibujante. Lo veo al dibujo como una gran herramienta que tengo, mi forma de expresarme; algunos lo hacen corporalmente, otros, con la voz, yo lo hago con el dibujo, o en el peor de los casos con la escritura. Lo que sí creo es que el dibujo me acercó a mi futura profesión que es la de diseñador industrial.

—¿Se puede vivir, en el interior del país, de esto?

—Lamentablemente no, por lo menos no de manera definida o de manera tradicional. En algún momento, el humorista gráfico era considerado una profesión, hoy en día no lo creo así. Hay que rebuscárselas de mil maneras para hacerlo, ya que están en crisis todos los medios gráficos, el diseño y el arte no se valoran como actividad. Logré vivir un tiempo de esto, gracias a saber utilizarlo de manera diferente, más como una manera de comunicación que otra cosa. En eso indudablemente me abrió muchísimas puertas que de otra manera quizás era impensado tenerlas abiertas.

Metas

—¿Cuáles son tus sueños?

—Mi gran sueño sería poder vivir totalmente de la creatividad, y en lo posible trabajar de manera independiente. Y en eso estoy trabajando todos los días. Ser valorado como un creativo, no sólo como un dibujante. En estos momentos estoy abriendo un poco más mi marca personal, en proyectos más relacionados al diseño de productos. Pero la verdad es que con el dibujo cumplí varios sueños, algunos que tenía de niño como el de publicar un libro, siempre pensé que lo iba a escribir pero bueno, lo dibuje, que es algo similar. Después logré publicar en revistas, dibujar un mural, dar charlas, ser reconocido y conocido. Poder crear una marca personal o algo inesperado como presentar y obsequiar mi trabajo a un Presidente de la Nación (Mauricio Macri), además que varios autores y empresas quieran trabajar conmigo, es satisfactorio.

—¿Qué significó poder publicar tu primer libro?

—Fue una satisfacción enorme, porque era una etapa terminada. Sentía la necesidad de que se valore todo lo que venía haciendo y de manera digital no lo sentía así. El libro es algo tangible, algo palpable, que va de mano en mano, y aunque pase el tiempo va a quedar. Eso creo que es algo que todos esperamos, más en un mundo tan espontáneo como en el que vivimos, que lo que hacemos dure más que 24 horas. Todo es un proceso, todo lleva tiempo y dedicación, y fue una manera de demostrarme a mí mismo que lo había hecho medianamente bien. Además, ver la cara de la gente cuando lo lee, es impagable.

Editarlo fue otro logro aparte. Me demostró que este es el camino, la autogestión, es una manera diferente de ver las cosas, y creo que querramos o no, el mundo laboral va cada vez más por ese lado.

Cuarentena y redes

—¿Influyó la pandemia en tu trabajo?

—Totalmente, tanto en lo laboral, como en la producción de material. Unos meses antes de la pandemia se lanzó el libro y estaban programadas presentaciones y actividades en varias provincias. Pudimos concretar sólo tres de ellas.
Esto me obligó a volver a reinventarme nuevamente, abriendo un nuevo abanico de posibilidades y nuevos proyectos.

—¿Cómo utilizás tus redes sociales para mostrar tu arte?

—Las utilizo de manera cotidiana, como cualquier otro tipo de herramienta, una más, como el dibujo. Sin querer te volvés público, y eso me sigue costando, pero hay que reconocer que de otra manera quizás sería más difícil haber logrado lo que uno hizo hasta el momento. Lo que no pongo en duda es que las redes me acercaron un montón a donde quiero estar.

—¿Cómo es tu proceso para conjugar el dibujo con el humor o el mensaje que querés dar?

—Creo que hay varias cosas: la situación en la que te encontrás, los sentimientos, los miedos y otras cosas. Uno es un filtro de la realidad. Un tamiz de lo que consume y lo que vive. Para poder crear hay que consumir; soy una persona de pocas palabras, como mis dibujos. Quizás por eso mi trabajo puede parecer bastante personal.

Las creaciones de Broka se pueden ver en las redes sociales o googleando como @agustinbroka o @agustinbrocado. Allí también se puede solicitar el libro.