ALDANA BADANO
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El panorama cambiante de los medios de comunicación, el imparable desarrollo tecnológico y las nuevas realidades a las que nos enfrentamos como sociedad abren interrogantes cada vez más significativos. En este lanzamiento junto a la editorial Teseo, Alexis Chausovsky, académico y estudioso de la comunicación social, propone retomar las categorías del pensador alemán Siegfried Kracauer (1889-1966) para hacer una lectura a contrapelo de la cotidianeidad, muchas veces catalogada de banal, en conversación con la teoría crítica.
Desde la editorial Teseo explicaron que “estos escritos permiten percibir las relaciones entre las variadas y luminosas formas de diversión y un oculto pero sostenido desamparo en la sociedad de masas”.
En diálogo con MIRADOR ENTRE RÍOS, Chausovsky contó sobre esta nueva propuesta editorial que ya se encuentra disponible para su descarga gratuita y en formato papel en las librerías regionales. “Más que los aportes que trae, podría hablar de los aportes que el libro que intenta traer. En principio, hay una contribución que se propone hacer específicamente en los estudios en Comunicación: busca poner de relieve la figura de un autor poco conocido, Siegfried Kracauer, que ha investigado la asistencia a salas cinematográficas, a los teatros, a los clubs de juego, la lectura de biografías como best sellers y también la fascinación por los nuevos medios de comunicación con sus encantos y sus peligros antes de la llegada de Hitler al gobierno en Alemania”.
En esa línea, el autor agregó que “hay otra contribución, que, tal vez, sea más Importante. La publicación propone compartir con el público la manera de mirar a la sociedad que ofrece Kracauer, que invita a prestar atención a los ‘fenómenos de superficie’ y a lo que parece banal como claves de la época. Eso es un rasgo de otros escritores de su tiempo, pero lo más propio de este autor es que asume la posición del extraterritorial, del solitario, del que espera o del caminante para preguntarse por aquello que generalmente pasa desapercibido”. Y sumó: “De todos modos, ojalá que el texto haga aportes que no se me hayan ocurrido y que se den a partir de las lecturas”.
PIONERO
“Kracauer ha sido un autor caracterizado como uno de los pioneros de la teoría y la crítica de cine. Además, en Argentina, es leído (de manera muy rigurosa, por cierto) principalmente desde la filosofía, la filología y la literatura alemanas. Sin embargo, también es un pensador muy cercano a la Teoría Crítica de la Comunicación. Se trata de un personaje directamente relacionado con lo que se denominó la Escuela de Frankfurt (la cual, inicialmente, tuvo la financiación de un argentino, Félix Weil). Nos referimos a una corriente que se ha inclinado a las reflexiones teóricas con el propósito de la emancipación y la transformación de la sociedad con fuentes en el marxismo y el psicoanálisis, pero también en la literatura y hasta en la teología”.
Chausovsky señaló que “una de las generaciones más importantes de la Escuela de Frankfurt se consolidó en la década de 1930. Escritores como Max Horkheimer, Theodor W. Adorno, Herbert Marcuse y Walter Benjamin, pero también Erich Fromm y Ernst Bloch fueron considerados como los más representativos. Kracauer trabó relaciones estrechas con todos ellos, y, además, tuvo la singularidad de hacer investigaciones sostenidas como periodista y crítico cultural. En 1929 llevó a cabo una investigación sobre los empleados de Berlín, inquietándose por el modo en que se unificaban sus costumbres, sus movimientos en masa, sus percepciones, sus relaciones con el trabajo y el tiempo libre, sus modas. Todos tenían que ser iguales. Esa exploración fue realizada por Kracauer para el diario Frankfurter Zeitung, un medio de izquierda que fue atacado por Hitler en su libro Mi lucha y del cual fue expulsado después de que fuera comprado por la I.G. Farben, la industria que fabricó el Zyklon B, el gas usado en los campos de concentración años más tarde. Con el ascenso de Hitler, la denominada Escuela de Frankfurt, y también Kracauer, tuvieron que huir de Alemania. A partir de ahí, y con el exilio en Estados Unidos, aparecieron los trabajos más importantes de Kracauer sobre cine”.
En Paraná, en las facultades de la UNER y de la Uader, “tenemos y hemos tenido docentes que investigan u ofrecieron investigaciones desde las perspectivas de la Teoría Crítica”, señaló Chausovsky, al tiempo que agregó que “algunos de ellos han fundado los estudios en Comunicación en Argentina. Entre muchos otros, estamos hablando de Alicia Entel, Gustavo Lambruschini, Silvia Delfino, Sergio Caletti, Víctor Lenarduzzi, Nicolás Casullo. Sus aportes permitieron formar nuevas preguntas. Este libro surge de esas preguntas y como agradecimiento para ellos y ellas”.
Ante la consulta acerca de qué claves brinda Kracauer para leer el presente, aseguró: “Diría que hay muchas claves que este autor nos brinda para leer el presente. Desde ya que nos podríamos preguntar: ¿qué tiene para decirnos hoy, y en América Latina, alguien que escribió en la Alemania de las décadas de 1920 y 1930? Por un lado, Kracauer observa que la multiplicación de diversiones ha contribuido con que la masa poblacional de las ciudades se volviera un ornamento para sí misma y en constante aceleración. La diversión y el aburrimiento estaban planificados por las empresas para millones de personas uniformemente encantadas con las nuevas luces, a la vez que ocultaban su desamparo. Si bien había facetas liberadoras en el esparcimiento, lo que más se apreciaba es la transformación de las personas en piezas que integraban una “maquinaria social” que las pretendía homogéneas. De hecho, Kracauer se alarma cuando el responsable de una compañía de Berlín le dijera que solamente contrataría personas con “color de piel moralmente rosado” o con el hecho de que se despreciara a las personas mayores en las oficinas; ahí había índices claros de lo que pronto ocurriría en Alemania. Los “locos años 20” dieron lugar para la barbarie nazi”.
“Actualmente, asistimos a una escena en la que las industrias del entretenimiento también tienden a unificar modos de percibir el tiempo y el espacio, de definir qué interesa o puede interesar a las personas, de señalar qué es lo ‘correcto’. Sus movimientos colaboran con la celeridad permanente, con la imposibilidad de detenerse a interrogar lo que ocurre. Claro que sus alcances pueden ser limitados, pero no hay dudas de que tienen una presencia importante en la cotidianeidad de millones de seres humanos. Por otro lado, Kracauer nos ayuda a pensar la historia sin mirarla como una serie de hechos pasados y presentes acabados, clausurados, sino atendiendo a su mismo proceso, a su estado de ‘semicocción’, a su construcción como antesala, como umbral. Así, entonces, nos podemos hacer la pregunta: ¿qué está anticipando la situación que estamos experimentando ahora? ¿A la antesala de qué estamos asistiendo? En ese sentido, también, se muestran los desafíos de leerlo en Argentina o en América Latina, con sus peculiaridades. Hacer una investigación desde Latinoamérica no implica solamente hablar de lo que ocurre en este territorio, sino buscar las lecturas que aún no se realizaron aquí con tanta amplitud”, abundó el autor.
EL AUTOR
Alexis Ariel Chausovsky es magíster en Comunicación y Creación Cultural por la Fundación Walter Benjamin y la Universidad Caece de Buenos Aires, magíster en Filosofía y Críticas Contemporáneas de la Cultura por la Université Paris VIII de Francia, y licenciado y profesor en Comunicación Social por la Universidad Nacional de Entre Ríos, donde trabaja como docente, al igual que en la Universidad Autónoma de Entre Ríos. Es integrante de la Editorial de la Universidad Nacional de Entre Ríos.
Sobre el libro contó que “viene de un trabajo de tesis de maestría que concluyó en 2017. Desde entonces, apareció el interrogante acerca de cómo hacer pública la investigación. Su transformación en libro llevó a cambiar el estilo, lanzarse a la reescritura, buscar nuevas fuentes, preguntar opiniones en la universidad y en otros ámbitos. De todas maneras, el texto tiene un tono muy introductorio y es apenas una invitación para que otras personas escriban algo más importante, enfocándose en lo no dicho o en lo que queda sugerido levemente”.
Para su descarga gratuita: https://www.editorialteseo.com/archivos/19743/diversion-y-desamparo/
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El panorama cambiante de los medios de comunicación, el imparable desarrollo tecnológico y las nuevas realidades a las que nos enfrentamos como sociedad abren interrogantes cada vez más significativos. En este lanzamiento junto a la editorial Teseo, Alexis Chausovsky, académico y estudioso de la comunicación social, propone retomar las categorías del pensador alemán Siegfried Kracauer (1889-1966) para hacer una lectura a contrapelo de la cotidianeidad, muchas veces catalogada de banal, en conversación con la teoría crítica.
Desde la editorial Teseo explicaron que “estos escritos permiten percibir las relaciones entre las variadas y luminosas formas de diversión y un oculto pero sostenido desamparo en la sociedad de masas”.
En diálogo con MIRADOR ENTRE RÍOS, Chausovsky contó sobre esta nueva propuesta editorial que ya se encuentra disponible para su descarga gratuita y en formato papel en las librerías regionales. “Más que los aportes que trae, podría hablar de los aportes que el libro que intenta traer. En principio, hay una contribución que se propone hacer específicamente en los estudios en Comunicación: busca poner de relieve la figura de un autor poco conocido, Siegfried Kracauer, que ha investigado la asistencia a salas cinematográficas, a los teatros, a los clubs de juego, la lectura de biografías como best sellers y también la fascinación por los nuevos medios de comunicación con sus encantos y sus peligros antes de la llegada de Hitler al gobierno en Alemania”.
En esa línea, el autor agregó que “hay otra contribución, que, tal vez, sea más Importante. La publicación propone compartir con el público la manera de mirar a la sociedad que ofrece Kracauer, que invita a prestar atención a los ‘fenómenos de superficie’ y a lo que parece banal como claves de la época. Eso es un rasgo de otros escritores de su tiempo, pero lo más propio de este autor es que asume la posición del extraterritorial, del solitario, del que espera o del caminante para preguntarse por aquello que generalmente pasa desapercibido”. Y sumó: “De todos modos, ojalá que el texto haga aportes que no se me hayan ocurrido y que se den a partir de las lecturas”.
PIONERO
“Kracauer ha sido un autor caracterizado como uno de los pioneros de la teoría y la crítica de cine. Además, en Argentina, es leído (de manera muy rigurosa, por cierto) principalmente desde la filosofía, la filología y la literatura alemanas. Sin embargo, también es un pensador muy cercano a la Teoría Crítica de la Comunicación. Se trata de un personaje directamente relacionado con lo que se denominó la Escuela de Frankfurt (la cual, inicialmente, tuvo la financiación de un argentino, Félix Weil). Nos referimos a una corriente que se ha inclinado a las reflexiones teóricas con el propósito de la emancipación y la transformación de la sociedad con fuentes en el marxismo y el psicoanálisis, pero también en la literatura y hasta en la teología”.
Chausovsky señaló que “una de las generaciones más importantes de la Escuela de Frankfurt se consolidó en la década de 1930. Escritores como Max Horkheimer, Theodor W. Adorno, Herbert Marcuse y Walter Benjamin, pero también Erich Fromm y Ernst Bloch fueron considerados como los más representativos. Kracauer trabó relaciones estrechas con todos ellos, y, además, tuvo la singularidad de hacer investigaciones sostenidas como periodista y crítico cultural. En 1929 llevó a cabo una investigación sobre los empleados de Berlín, inquietándose por el modo en que se unificaban sus costumbres, sus movimientos en masa, sus percepciones, sus relaciones con el trabajo y el tiempo libre, sus modas. Todos tenían que ser iguales. Esa exploración fue realizada por Kracauer para el diario Frankfurter Zeitung, un medio de izquierda que fue atacado por Hitler en su libro Mi lucha y del cual fue expulsado después de que fuera comprado por la I.G. Farben, la industria que fabricó el Zyklon B, el gas usado en los campos de concentración años más tarde. Con el ascenso de Hitler, la denominada Escuela de Frankfurt, y también Kracauer, tuvieron que huir de Alemania. A partir de ahí, y con el exilio en Estados Unidos, aparecieron los trabajos más importantes de Kracauer sobre cine”.
En Paraná, en las facultades de la UNER y de la Uader, “tenemos y hemos tenido docentes que investigan u ofrecieron investigaciones desde las perspectivas de la Teoría Crítica”, señaló Chausovsky, al tiempo que agregó que “algunos de ellos han fundado los estudios en Comunicación en Argentina. Entre muchos otros, estamos hablando de Alicia Entel, Gustavo Lambruschini, Silvia Delfino, Sergio Caletti, Víctor Lenarduzzi, Nicolás Casullo. Sus aportes permitieron formar nuevas preguntas. Este libro surge de esas preguntas y como agradecimiento para ellos y ellas”.
Ante la consulta acerca de qué claves brinda Kracauer para leer el presente, aseguró: “Diría que hay muchas claves que este autor nos brinda para leer el presente. Desde ya que nos podríamos preguntar: ¿qué tiene para decirnos hoy, y en América Latina, alguien que escribió en la Alemania de las décadas de 1920 y 1930? Por un lado, Kracauer observa que la multiplicación de diversiones ha contribuido con que la masa poblacional de las ciudades se volviera un ornamento para sí misma y en constante aceleración. La diversión y el aburrimiento estaban planificados por las empresas para millones de personas uniformemente encantadas con las nuevas luces, a la vez que ocultaban su desamparo. Si bien había facetas liberadoras en el esparcimiento, lo que más se apreciaba es la transformación de las personas en piezas que integraban una “maquinaria social” que las pretendía homogéneas. De hecho, Kracauer se alarma cuando el responsable de una compañía de Berlín le dijera que solamente contrataría personas con “color de piel moralmente rosado” o con el hecho de que se despreciara a las personas mayores en las oficinas; ahí había índices claros de lo que pronto ocurriría en Alemania. Los “locos años 20” dieron lugar para la barbarie nazi”.
“Actualmente, asistimos a una escena en la que las industrias del entretenimiento también tienden a unificar modos de percibir el tiempo y el espacio, de definir qué interesa o puede interesar a las personas, de señalar qué es lo ‘correcto’. Sus movimientos colaboran con la celeridad permanente, con la imposibilidad de detenerse a interrogar lo que ocurre. Claro que sus alcances pueden ser limitados, pero no hay dudas de que tienen una presencia importante en la cotidianeidad de millones de seres humanos. Por otro lado, Kracauer nos ayuda a pensar la historia sin mirarla como una serie de hechos pasados y presentes acabados, clausurados, sino atendiendo a su mismo proceso, a su estado de ‘semicocción’, a su construcción como antesala, como umbral. Así, entonces, nos podemos hacer la pregunta: ¿qué está anticipando la situación que estamos experimentando ahora? ¿A la antesala de qué estamos asistiendo? En ese sentido, también, se muestran los desafíos de leerlo en Argentina o en América Latina, con sus peculiaridades. Hacer una investigación desde Latinoamérica no implica solamente hablar de lo que ocurre en este territorio, sino buscar las lecturas que aún no se realizaron aquí con tanta amplitud”, abundó el autor.
EL AUTOR
Alexis Ariel Chausovsky es magíster en Comunicación y Creación Cultural por la Fundación Walter Benjamin y la Universidad Caece de Buenos Aires, magíster en Filosofía y Críticas Contemporáneas de la Cultura por la Université Paris VIII de Francia, y licenciado y profesor en Comunicación Social por la Universidad Nacional de Entre Ríos, donde trabaja como docente, al igual que en la Universidad Autónoma de Entre Ríos. Es integrante de la Editorial de la Universidad Nacional de Entre Ríos.
Sobre el libro contó que “viene de un trabajo de tesis de maestría que concluyó en 2017. Desde entonces, apareció el interrogante acerca de cómo hacer pública la investigación. Su transformación en libro llevó a cambiar el estilo, lanzarse a la reescritura, buscar nuevas fuentes, preguntar opiniones en la universidad y en otros ámbitos. De todas maneras, el texto tiene un tono muy introductorio y es apenas una invitación para que otras personas escriban algo más importante, enfocándose en lo no dicho o en lo que queda sugerido levemente”.
Para su descarga gratuita: https://www.editorialteseo.com/archivos/19743/diversion-y-desamparo/
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