Sabina Melchiori
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Cuando el general Justo José de Urquiza fue asesinado el 11 de abril de 1870 en el suntuoso Palacio San José, ya contaba con más de un millón de hectáreas de campos distribuidas en su mayoría en Entre Ríos. Tras su muerte, esas tierras fueron repartidas en partes iguales tanto entre los 11 hijos que tuvo con Dolores Costa, la mujer oriunda de Gualeguaychú con la cual se casó, como entre los 12 hijos que tuvo con otras mujeres.

La estancia “El Palmar” perteneció a Justo José Sáenz Valiente, hijo de Dolores “Lolita” Justa, quien tenía 17 años cuando asesinaron a su padre, y de Samuel Pedro Sáenz Valiente. Está ubicada en Médanos, departamento Islas del Ibicuy, en un campo bajo y llano que hasta hace cinco mil años estuvo tapado por las aguas del mar.

El casco de la estancia data de 1870 y tiene al menos dos características similares al resto de las propiedades de la familia Urquiza: una es el camino de eucaliptos hasta la entrada y otra es el color rojizo de las paredes que según cuenta la tradición oral, lo conseguían mezclando cal con sangre de toro.

Visitante ilustre

Según detalla la página en Facebook “Pueblos y Leyendas de Entre Ríos”, el lugar contaba con galpones largos del año 1850, una especie de lavadero, un comedor externo tipo quincho y, dentro de la casa, varias habitaciones con baño en suite.

En sus años de esplendor, el lugar contó con mucamas, personal de cocina, capataz y puesteros. En una de las salas de reuniones colgaban cuadros con retratos del General Urquiza y mapas con los campos de su propiedad.
Entre 1922 y 1927 se instaló en El Palmar el pintor gualeyo Cesáreo Bernaldo de Quirós, conocido como “el pintor de la Patria”. Desde allí salía, montado a caballo, a recorrer estancias, pulperías y demás lugares donde se reunía la paisanada; y fue así que se inspiró para la realización de la serie “Los Gauchos”.

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Sobre el dintel del ingreso, ubicado en el centro de la fresca y amplia galería del frente de la casa, todavía se puede apreciar una imagen de Santa Teresita, y dentro del estar y sala principal se destaca una estufa estilo rococó con el escudo familiar.

Además, sobresale el trabajo de herrería tanto en las ventanas como en una escalera que conduce a una terraza vidriada desde la cual se puede disfrutar de una maravillosa vista del extenso campo.

En el centro del patio, entre la casa y los galpones, se conserva parte de lo que alguna vez fue una pérgola circular estilo inglés.

El casco de la estancia que perteneció a Justo José Sáenz Valiente está abandonado, dentro de un campo privado, a merced de las frecuentes crecientes que aquejan las islas del sur entrerriano. Sin embargo, a pesar del estado de deterioro es posible apreciar los vestigios de los lujos y el poder que el General Justo José de Urquiza dejó como herencia a sus descendientes y —con un pequeño ejercicio de imaginación— también se puede visualizar cómo debieron haber transcurrido los días en ese lugar.