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Se presentó Fiesta, primer poemario de Anabel Martín

El pasado jueves 14 de octubre se presentó en el ciclo Eshas organizado por la Municipalidad de Rosario el poemario Fiesta, debut literario de Anabel Martín. El evento se llevó a cabo en el Café Vinilo del C.E.C (Centro de Expresiones Contemporáneas) y contó con la compañía y lectura de grandes poetas de la ciudad. Mirador Provincial se acercó a la obra.
09-11-2021 | 11:43 |

Foto:Gentileza.
Ariel Gustavo Pennisi


Más de una veintena de poemas escritos en versos y acompañados de numerosos escritos en prosa componen este hibrido libro de exquisita pluma llamado Fiesta. Debut literario de Anabel Martín con quien tuvimos el gusto de dialogar en el marco de su presentación. El bello trabajo cuenta con una primer tirada de 300 ejemplares que ya se agotó y espera por su reimpresión. Cedro es el sello editorial, experiencia colectiva y autogestiva de un grupo conformado por cuatro personas que además de estar unidad por una cálida y sólida amistad son muy buenas escritoras.

Anabel Martín
La autora es rosarina, nació en 1979 y admite que su recorrido por la escritura está acompañado por un recorrido corporal. El movimiento y la actuación tienen una gran importancia en su vida donde encuentra expresión en las letras junto a sus profesiones de bailarina, actriz y directora. De multifacéticas influencias literarias supo recorrer durante dos años de su vida las aulas de la Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales para estudiar comunicación social y alimentar su fanatismo por la poesía argentina. Amor que no se reduce solamente a la prosa, sino a la narrativa y a las letras todas. En su lista de influencias pasan apellidos como Silvina Ocampo, la periodista y escritora Mariana Enríquez, poetas rosarinas enormes como Beatriz Vignoli, las grandes de Marta Ortiz o Tamara karmenszain. Pero no todo termina ahí, se sumerge en la generación de los ’90, aquella que define como “el maravilloso submundo de Buenos Aires” donde nombra con el éxtasis de la felicidad que le provoca el evocar a Fernanda Laguna, Cecilia Pavón o Marina Mariasch.

Cuenta que su poemario Fiesta, “nace en plena pandemia, en junio del año 2020”, pero que lo pudieron “presentar recién el jueves 14 de octubre en un ciclo que se llama Eshas organizado en el C.E.C (Centro de Expresiones Contemporáneas de Rosario) y auspiciado por la Municipalidad de Rosario, “lo presentamos en una noche hermosa en el Vinilo Café”.

La presentación fue todo un éxito, “los ejemplares se agotaron, el libro está gestionado de manera independiente, somos un grupo editorial que se llama Cedro, cuyo nombre se debe a un cuento de Silvina Ocampo, somos un grupo de cuatro amigas que trabajamos la edición. Anteriormente sacamos el libro que se llama Civil de Sebastián Sánchez que también está agotado y proyectamos reimprimirlo al igual que Fiesta”.

Sobre la cocina de la obra narra que el libro “se trabajó durante dos años y medio mediante reuniones editoriales semanales, fue un laburo hermoso y grupal. La editora del libro son: Ana Julia Manaker, Natalia Leggio y Victoria Noya que son mis tres compañeras del grupo Cedro. Luis Mondaini trabajó en el diseño con una escucha muy fina. Mi maestro desde hace ya 10 años es el escritor rosarino Agustín González con quien hago talleres literarios, es un maestro y amigo para mí. Él va variando mucho su metodología del taller y no me aburro nunca”.

El libro
Escenas cotidianas inundan las páginas del poemario Fiesta. Escenas que dejan traslucir la entelequia de todas las cosas, aquel sentido que le otorga una indescifrable trama al universo, aquella que por esoterismo invita a vivir cada suspiro como si fuera el último: “La aventura de escucharnos agitaba la respiración antes de cualquier respuesta” (…) “ abrió los quince minutos totales de poemas, leyó sobre su muerte y su resurrección, se lo veía divertido en la idea de morir y atestiguar su propio velorio” (...) “¿cuál era el tiempo que demoraba en olvidar una mirada? / hacés lo que te hace feliz” (…) “ cajas con libros en estantes, un disco de Dylan y masajes para descontracturar lo que no será”, líneas finales que reflejan el festivo clima de la pluma de Anabel Martín en este su primer poemario.

Anabel parece entenderlo todo en este bello libro, entiende el poder curativo de la palabra, la fiesta de la palabra hecha letra donde muchas veces la angustia es la antesala necesaria para que la canilla se abra: “escribir y llorar son dos cosas que no quiero dejar de hacer nunca, que este drenaje líquido en mis ojos exista siempre aunque me arrugue”.

En la fiesta de la existencia nunca faltaran las amigas, aquel otro necesario: “la poeta recibe mi mensaje demorado /bajo en Retiro, soy una bolita en el mapa /toco noveno ve y la veo avanzar con la basura en la mano: /me estaba yendo, dice y engorda sus labios /hunde su desaliento en esta mente con delay”.

La fiesta es lúcida, letrea lo que cae de la escena, la tontera del goce, la caída de la trama: “Los chicos no me invitan al cine /pretenden que pase por sus casas como una vaca libre. /Cuando vienen por mí sólo traen perfume en las orejas /la conquista se evapora frente a una pantalla /atontados, sin preservativos /besan con los ojos abiertos”.

Necesaria nostalgia de aquella vulnerabilidad llamada amor: “todo ese sentimentalismo comecoco, todas las/ ganas de gritar que te gusta el silencio pero ahora/ hablás, hablás porque querés saber adónde va esa/ belleza, un fantasma enamorado espía tu déficit/ emocional agitado por los años, no te amarres/ practicá practicá hoy a la tarde, convocá una melodía..”

En la Fiesta los tabúes se caen para bailar al compás: “Anoche le pusieron sabanitas blancas y le pegaron la boca /con lo que le gustaba hablar. /Es normal que se muera tu abuela y la lleven a un cementerio, /tenes suerte que el lugar sea bonito con actrices bajo el sol /que trabajan de repartir flores y dar tarjetitas para nuevo entierro”.

Fiesta es un nuevo producto del regocijo del alma cuando el mundo se cae, un libro colectivo que llevo más de dos años y medio de trabajo, uno más nacido en el contexto de pandemia pero con semilla propia. Otra muestra, cuando el mundo parece caerse ahí está la poesía al rescate, mostrando su festiva lírica, aquella que convoca al futuro que se proyecta y brinda deseoso “por una era menos drogona /por las comillas que no encuentro /por las canciones que parten la poesía /por el error de la evolución”. Si el amor es un error, sigamos equivocando y cerremos los ojos al besar.

Un cuento de Silvina Ocampo, una experiencia editorial
Cuatro son las mujeres que alguna vez leyeron a Silvina Ocampo y sintieron la influencia de su letra. Ana Julia Manaker, Natalia Leggio, Victoria Noya y Anabel Martín son más que un grupo de poetas y amigas. Leyeron la pluma de la autora en la versión fantástica y ya nada sería lo mismo. La semilla germinó al punto tal que hoy autogestionan a puro pulmón su propio sello editorial en homenaje a un cuento en cuestión.

El sello se llama “Cedro” y “La siesta en el Cedro” es el relato, de trama nostálgica y melancólica, donde su protagonista encuentra en la compañía femenina la amistad posibilitadora, el regocijo de un cálido cedro convertido en hogar.

En una fuerte y sutil línea escribe Silvina: “dos hilitos de sangre corrían atándole la rodilla. Se había caído a propósito, necesitaba ese dolor para poder llorar”, en fiel alusión quizás a la mencionada angustia que muchas veces antecede a la palabra y su necesaria escritura liberadora.

Bio

Anabel Martin nació en Rosario el 22 de octubre de 1979, es bailarina, actriz y escritora. Da clases de yoga y entrenamiento corporal. Estudió en el Profesorado de teatro y títeres. Publicó poemas en la revista Cortada (en la que fue co-editora) y en ediciones Danke. Coeditó “Civil” de Sebastián Sánchez. Dirigió el cortometraje “Así como sos” y en junio de 2020 publicó su primer libro de poemas en verso y prosa “Fiesta”. Produjo el ciclo de lecturas “Triángulo de amor Bizarro” junto a Santiago Beretta y Lucia Rodríguez.

Forma una banda con Matías González llamada Candor “literatura musical expandida”. Trabaja como editora de publicaciones independientes.

Datos de la edición

Edición: Ana Julia Manaker y Natalia Leggio.
Colaboración editorial: Victoria Noya.
Fotografía de portada: Lalouschek.
Fotografía interior: Natalia Leggio.
Maquetación y diseño: Lis Mondaini.
Tirada: 300 ejemplares.
Interior: bookcel 80.
Editorial: Cedro.



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