Guillermina Ferraris
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Las Tecnologías de Información y Comunicación (TIC) son herramientas que brindan nuevas oportunidades pero también nuevos escenarios para problemáticas previamente existentes. Es decir, el abuso o acoso sexual a infancias y la pedofilia no surgen con internet y las redes sociales, ya que son problemáticas que anteceden la existencia de estos espacios. Sin embargo, se constituyen en instrumentos capaces de potenciar los distintos tipos de abuso y a su vez, complejizan el abordaje desde la órbita judicial.

En la Argentina, el grooming es un delito penado por la ley N° 26.904 e incluido en el Código Penal desde el año 2013. La penalización incluye prisión de 6 meses a 4 años a quien, por medio de comunicaciones electrónicas, telecomunicaciones o cualquier tecnología de transmisión de datos, contacte a una persona menor de edad con el propósito de cometer cualquier delito contra la integridad sexual.

Para que se configure el delito de grooming sólo basta con probar que la intención del autor es la de cometer alguno de los delitos que están previstos a partir del Art. 119 del Código Penal, que hacen referencia a la vulneración de la integridad sexual. El autor no necesita cometerlos, sólo tiene que contactarse con un menor de edad con esa intención.

Pero ¿en qué cambia la tipificación del delito de grooming? Para comprender este interrogante, MIRADOR ENTRE RÍOS dialogó con Pablo Zoff, agente fiscal de la Unidad de Violencia de género y abuso sexual de Paraná, quien indicó que “el haber tipificado este delito nos permite actuar mucho tiempo antes de que la víctima esté frente a un peligro inminente o sea efectivamente afectada su integridad sexual. Más aún si existe un adulto que pueda advertirlo o hasta las mismas redes sociales, que muchas veces lo logran advertir y lo comunican”.

Primer contacto

“La estrategia legislativa fue adelantar la punibilidad. Antes, este primer contacto con el niño, niña o adolescente era solamente un acto preparatorio no punible, del delito que va a cometer más adelante. Lo que se pretende es no esperar a que el autor esté tan cerca de vulnerar la sexualidad del infante. Por el contrario, se busca castigar ese primer contacto para que el riesgo no esté tan cerca de la víctima”, continuó.

El fiscal explica que obviamente el castigo penal del grooming tiene una pena mucho menor que los delitos más graves que el autor tenga intención de cometer y que están más cerca de vulnerar la integridad sexual de las víctimas, como abuso sexual, producción de pornografía infantil, corrupción de menores o prostitución infantil. “Supongamos que una persona adulta contacta a una persona menor de 16 años por una red social para tener un encuentro sexual. El contacto virtual configura el delito de grooming y el encuentro sexual que se diera posteriormente, configura el delito de estupro. En ese caso se lo va a poder imputar por ambas figuras”, amplió Zoff.

En aumento

Un informe de la ONG Grooming Argentina dio cuenta de que en 2019 y 2020 “el 56,4% de los niños, niñas y adolescentes habló con personas desconocidas en Internet”. Según el Ministerio Público Tutelar de la Ciudad de Buenos Aires, las denuncias y viralizaciones de imágenes con contenido de abusos sexuales contra niños y adolescentes aumentaron un 30% a raíz del aislamiento social, preventivo y obligatorio (ASPO).

Las cifras locales son alarmantes: mientras que en el año 2019 fueron 7 los casos de grooming denunciados en la ciudad de Paraná, el año pasado la cifra ascendió a 15. En el transcurso de 2021 ya se han denunciado 10 casos. “Desde la Unidad Fiscal de Entre Ríos hemos notado un aumento de casos a raíz de la pandemia, lo cual es lógico porque todos aumentamos nuestra conectividad virtual y ahí es a donde está siempre el riesgo y los chicos no son ajenos a eso”, aseguró el fiscal.

Quizás la falta de conciencia sea lo más preocupante: según un estudio que realizó la consultora Management & Fit a pedido de la ONG Grooming Argentina, sólo el 28,4% de los argentinos puede responder qué es el acoso virtual: 7 de cada 10 no sabe de qué se trata esta problemática.

En la actualidad las infancias están completamente atravesadas por la conectividad, lo que hace que las vías para cometer este delito sean muy diversificadas. Su abordaje es complejo dado que cualquier persona, incluso desde cualquier lado del mundo, puede cometerlo. Sobre este punto, el letrado explicó que “hoy por hoy, hasta las consolas de videojuegos están conectadas a internet, algo que en mi época no pasaba. También están las redes sociales, que muchas apuntan a infancias, como Tik Tok o incluso algunas más específicas que apuntan al juego. Pero que detrás de esos usuarios hay un completo anonimato. Hasta en Youtube se puede iniciar un chat colectivo y a través de esa vía se puede empezar alguna vinculación, que luego migrará a otro medio lógicamente”.

Modus operandi

El modus operandi es muy variado. Los autores de este delito suelen incorporarse a grupos de interés, haciéndose pasar por jóvenes o niños y a partir de ahí intentan generar confianza para conseguir alguna imagen. “Hay quienes se hacen pasar por otros niños pretendiendo intercambiar imágenes o para generar confianza. He tenido casos en los que el groomer envía fotos de otros menores como diciendo ´ves que otros niños también lo hacen’”, afirmó el fiscal al ser consultado.

“Esas imágenes se utilizan después para extorsionar al mismo niño o niña para que envíe más material, en pos de que no sea difundido o que no envíen esa imagen a sus padres o a sus amigos. Otras veces, cuando están en la misma localidad, tratan de coordinar algún encuentro con la víctima, y se los logra atrapar antes de que eso ocurra” amplió Zoff.

Recomendaciones

En caso de detectar un caso de grooming, se recomienda no bloquear al perfil virtual que está cometiendo el delito y acudir con el dispositivo para realizar la denuncia correspondiente. “Muchas veces uno comete el error de bloquear al groomer que está ejerciendo este tipo de abuso virtual, pero no es la forma correcta de proceder: por el contrario, el adulto inmediatamente debe tomar medidas y seguirle la conversación a quien está llevando a cabo este tipo de delito, incluso hacer capturas de pantalla para ir generando pruebas”, explicó el fiscal sobre este tema.

“Lo importante como madre, padre o tutor es estar atento y tener una comunicación lo más fluida posible con nuestras infancias sobre el uso de las TIC. Muchas veces les damos un celular a nuestros hijos para poder saber dónde están o que nos avisen sus movimientos. En esos actos uno no lleva un control muy específico en pos respetar la intimidad, pero también hay que poder controlarla a la vez que generamos conciencia”, completó el letrado.

Para denunciar casos de grooming se puede llamar al 0800 222 1717