Foto:Pablo Aguirre.
La postura inicial de River no sorprendió. Salió a hacer lo que sabe, abriendo la cancha con Paradela por el costado izquierdo y con Simón por derecha, con Julián Alvarez ubicado como centrodelantero. Más rápido, River fue más peligroso, aunque Colón también tuvo lo suyo con un cabezazo desviado de Aliendro luego de un centro de Ferreira.
¿Qué propuso Domínguez?, un 4-4-2 algo mentiroso, con Ferreira tirado por derecha y jugando delante de Castro pero cerquita de Farías. La idea era que Lértora juegue siempre más retrasado pero rodeado. Por eso, Aliendro estaba allí nomás, separado apenas unos metros de su compañero en la zona central, con Castro volcado a la derecha y Bernardi a la izquierda. River llegó más en ese cuarto de hora inicial. Y Colón apenas encontró un poco de sorpresa atacando por el sector de Casco, con subidas permanentes de Meza por ese sector.
El plan parecía darle resultado a Domínguez. River no pisaba el área sabalera y Colón se animaba, cuando Bernardi lograba sacarse la marca de encima y arrancaba desde la izquierda hacia el medio. Es cierto que sin profundidad, pero al menos complicando y tratando de llegar por derecha, con un ida y vuelta sin pausas de Meza.
El problema era los laterales. Por momentos bien controlados, no había que desconcentrarse porque una jugada por afuera podía cambiar la historia. En ese aspecto, Paradela parecía más peligroso que Simón. Colón tenía poco la pelota, mantenía cierto orden y vigor para disputar las que eran divididas. Y trataba de no equivocarse dejando pelotas cortas o a mitad de camino, porque la velocidad de los jugadores de River podía ser un arma letal.
Se extinguía el primer tiempo cuando llegó el gol de River. Fue por derecha, llegó el centro y apareció Julián Alvarez para aprovechar cierto estatismo de Burián y la precisión de la pelota que le cayó llovida y que el goleador de River y del fútbol argentino capitalizó para poner el 1 a 0. ¿Justo?, Colón no había hecho mal las cosas, pero cuando River encuentra “media chance” no la desaprovecha. Menos un jugador que está “dulce” como Alvarez.
El complemento fue un monólogo de River. Tras el segundo de Julián Álvarez, llegó el tercero por intermedio del Rollheiser y Carrascal puso el 4 a 0 definitivo con el cual el elenco millonario se quedó con el Trofeo de Campeones.
¿Qué propuso Domínguez?, un 4-4-2 algo mentiroso, con Ferreira tirado por derecha y jugando delante de Castro pero cerquita de Farías. La idea era que Lértora juegue siempre más retrasado pero rodeado. Por eso, Aliendro estaba allí nomás, separado apenas unos metros de su compañero en la zona central, con Castro volcado a la derecha y Bernardi a la izquierda. River llegó más en ese cuarto de hora inicial. Y Colón apenas encontró un poco de sorpresa atacando por el sector de Casco, con subidas permanentes de Meza por ese sector.
El plan parecía darle resultado a Domínguez. River no pisaba el área sabalera y Colón se animaba, cuando Bernardi lograba sacarse la marca de encima y arrancaba desde la izquierda hacia el medio. Es cierto que sin profundidad, pero al menos complicando y tratando de llegar por derecha, con un ida y vuelta sin pausas de Meza.
El problema era los laterales. Por momentos bien controlados, no había que desconcentrarse porque una jugada por afuera podía cambiar la historia. En ese aspecto, Paradela parecía más peligroso que Simón. Colón tenía poco la pelota, mantenía cierto orden y vigor para disputar las que eran divididas. Y trataba de no equivocarse dejando pelotas cortas o a mitad de camino, porque la velocidad de los jugadores de River podía ser un arma letal.
Se extinguía el primer tiempo cuando llegó el gol de River. Fue por derecha, llegó el centro y apareció Julián Alvarez para aprovechar cierto estatismo de Burián y la precisión de la pelota que le cayó llovida y que el goleador de River y del fútbol argentino capitalizó para poner el 1 a 0. ¿Justo?, Colón no había hecho mal las cosas, pero cuando River encuentra “media chance” no la desaprovecha. Menos un jugador que está “dulce” como Alvarez.
El complemento fue un monólogo de River. Tras el segundo de Julián Álvarez, llegó el tercero por intermedio del Rollheiser y Carrascal puso el 4 a 0 definitivo con el cual el elenco millonario se quedó con el Trofeo de Campeones.
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La delegación de “La Invencible”, con 96 preseas, obtuvo el primer puesto en el medallero de la competencia interprovincial disputada en Mar del Plata. El podio lo completaron Córdoba y Río Negro. Los deportistas santafesinos, que compitieron en 36 disciplinas, habían sido elegidos tras participar de todas las etapas de Santa Fe en Movimiento.
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