A fines del mes de marzo el río Paraná en Santa Fe comenzará a ascender levemente, en el actual contexto de bajante histórica que ya lleva más de dos años. Esto obedece en primer lugar a un factor natural: las lluvias caídas en la cuenca alta, las que siguen siendo inferiores a lo normal. Pero también se debe a un factor antrópico: la mayor apertura de las compuertas de las represas ubicadas aguas arriba. Toda esa agua viajará por el Paraná y llegará a Santa Fe a fines de marzo, para ocasionar un leve y abrupto repunte artificial del río.
Las represas hidroeléctricas brasileñas y Yacyretá (argentino – paraguaya) permanecieron durante los últimos meses con las compuertas parcialmente abiertas, erogando menos caudales. Esto permitió la recarga durante el actual período húmedo, el que en condiciones normales continuaría hasta mayo. El almacenamiento del agua de las lluvias en los embalses es "del orden del 52%", según se informó desde Yacyretá, "habiendo evolucionado positivamente durante los últimos 3 meses, prácticamente duplicando el volumen existente hacia finales del mes de octubre 2021 (situación más crítica verificada)".
Navegabilidad
Comúnmente el agua almacenada es descargada en los meses posteriores a mayo, durante el denominado "período seco". Pero ante la grave situación provocada por la bajante histórica del Paraná, y ante la necesidad del tráfico fluvial comercial, se decidió abrir un poco más las compuertas en los próximos días. Esta será la cuarta vez que se realizará esta operación denominada "ventana de navegación" durante la bajante.
"Como resultado de gestiones llevadas a cabo entre la República del Paraguay y la República Federativa del Brasil, se acordó garantizar las condiciones de navegabilidad aguas abajo de Yacyretá, con el fin de transportar productos agrícolas a mercados internacionales", expresa el último informe hidrológico de Yacyretá, de este lunes 14 de febrero.
Y en un capítulo especial del informe, denominado "Ventana de navegación marzo 2022", el organismo binacional que maneja la represa prevé "el movimiento -subida y bajada- de convoyes y niveles en el Puerto de Ituzaingó (Corrientes) que se estiman, conforme a la información disponible hasta el presente, que se ubicarán entre 0.8 y 1m para los días 10 y 11 de marzo 2022, suficiente para que dichos convoyes atraviesen los pasos críticos identificados en el río Paraná".
"Es importante destacar que no se abrirán las compuertas, sino que se trata sólo de una apertura en forma parcial", apuntó el subsecretario de Obras Hidráulicas del Ministerio de Obras Públicas de la Nación, Gustavo Villa Uría, ante la consulta de El Litoral. "Esta medida acordada entre Paraguay y Brasil permitirá transportar la producción cerealera hacia los puertos de Rosario", agregó luego. "Para Paraguay implica una ventana de navegación y para nosotros (Argentina) es una ventaja en la generación de energía".
El funcionario detalló luego que el aumento de los caudales "va a garantizar la navegación de barcazas hasta Confluencia (Corrientes), que es hasta donde ocurre el mayor inconveniente por la escasa profundidad del río". Sin embargo, la medida "no va a generar un gran cambio en el nivel en general del Paraná, y el crecimiento durará muy pocos días", advirtió. "En Santa Fe se va a notar muy poco y en Rosario será casi nulo".
Para que crezca el río "seguimos siendo dependientes muy fuertemente de las lluvias, y no están ocurriendo", dijo Villa Uría, quien advirtió sobre el final que el panorama no presenta señales de cambio al menos hasta fin de año.
Santa Fe
Mientras tanto, en el hidrómetro del Puerto de Santa Fe se indica este miércoles una altura del río Paraná de -0,3 metros en la ciudad, casi un metro más alto que en la peor bajante de su historia, ocurrida en 1944 (-1,04m.) y varios metros por debajo de la altura media para esta altura del año (3,79m.).
Así las cosas, el último pronóstico semanal realizado por los especialistas del Instituto Nacional del Agua indica que en las próximas semanas "no se espera una recuperación del río". Habrá que esperar entonces al menos hasta el mes de marzo para que ello ocurra.
Impacto
Pero, ¿qué impacto tiene este ascenso y descenso brusco del nivel del río, provocado por la apertura o cierre de las represas? Según los especialistas consultados, no hay estudios científicos ni mediciones al respecto. Sin embargo existen algunas cuestiones evidentes a tener en cuenta.
"Desde el punto de vista geomorfológico, sabemos que los descensos bruscos del río inducen a fenómenos de colapso de barrancas", advierte el geólogo Carlos Ramonell (FICH - UNL). "Hasta el momento nadie midió las consecuencias de estas ondas producto de este rápido ascenso y luego descenso del río", agrega.
Desde el inicio del actual período de bajante histórica del Paraná, la que ocurrirá en marzo será la cuarta oscilación del nivel del río producto de la apertura de las represas. Y en la región hubo entre agosto de 2019 y octubre 2020 varios desmoronamientos en las localidades santafesinas de "Sauce Viejo, Coronda, (Boca de) Monje, Pto. Gaboto, San Lorenzo y Rosario -enumera Ramonell en el libro "El río Paraná en su tramo medio" (ed. colectiva - UNL, 2021)-, fuera de numerosos más que afectaron márgenes de zona rurales". A estas se les deben sumar, por ejemplo, la ocurridas en Diamante (Entre Ríos). Y el último caso ocurrido días atrás en la punta del Dique I del Puerto de Santa Fe.
Biodiversidad
El Paraná es uno de los grandes ríos del mundo, un ecosistema clave por la biodiversidad que alberga. Plantas, animales y otros organismos no sólo dan belleza natural sino vida a la biota. Poco se sabe sobre el impacto que tienen en este sentido estas oscilaciones abruptas del nivel del río. O cuáles son las consecuencias en los microorganismos y la calidad del agua.
La bióloga santafesina Melina Devercelli (INALI CONICET - UNL) se ocupa -entre otros- del estudio de la ecología de microorganismos del Paraná. La investigadora señala que "el régimen hidrológico gobierna el funcionamiento del río y es el mayor responsable de la alta biodiversidad del Paraná, ya que los organismos tienen sus ciclos de vida acoplados a crecientes y bajantes, o requieren de las fluctuaciones del agua para ser transportados".
Estas fluctuaciones hidrológicas "permiten que el cauce principal se conecte con los ambientes aledaños que forman la llanura aluvial y así intercambien materiales, agua y organismos y se generen sitios propicios para el desarrollo la biota -explica Devercelli-. Los microorganismos como las bacterias y las algas requieren de la dinámica hidrológica del río para mantener su diversidad y a su vez estas son fundamentales en términos de calidad de agua ya que intervienen en casi todos los ciclos biogeoquímicos".
Cianobacterias
Los manejos en el régimen hidrológico "podrían introducir cambios en una situación de bajante que es necesario analizar para evaluar la mejor forma de realizarlos", advierte la investigadora. En estos momentos de altas temperaturas y bajante prolongada, "se encuentra en las márgenes una mayor concentración de materia orgánica, vertidos que se realizan al río y microorganismos como las cianobacterias (formaciones verdosas con las que hay que evitar el contacto)".
"De producirse una crecida abrupta del nivel del agua, estos microorganismos podrían ser transportados aguas abajo. Es por eso que se necesita pensar las acciones de manejo del río en forma integrada, para que no produzcan conflicto con los distintos usos que realizamos del recurso, como la navegación, obtención de agua potable y recreación", enumera Devercelli. "Necesitamos empezar a pensar en conjunto los aspectos económicos, sociales y ambientales asociados a los sistemas fluviales, ya que el alto nivel de productividad económica que representa la cuenca del Paraná, depende de sus sostenibilidad ambiental", sentencia.