Por Ignacio Pellizzón

El astillero Ultrapetrol, que tiene su planta en la localidad de Alvear y es el segundo más tecnológico del país, está a punto de cerrar sus puertas, dejando en la calle a decenas de familias.

La empresa, que tiene una ubicación geográfica estratégica en el rio Paraná y que es de vital importancia para la construcción de barcos, buques oceánicos, barcazas, petroleros, de pesca, metalmecánica y asistencia off shore, supo contar con 500 empleados, pero ahora, ante la falta de actividad, bajará la persiana.

Se trata de “una situación compleja”, porque “cuando estamos necesitando hablar de apertura de empresas, tenemos que enfocarnos en un cierre, lo cual no es una buena noticia”, expresó a Mirador Provincial el Intendente de Alvear, Carlos Pighin.

Según el funcionario a esta situación se llega porque “hay una disparidad muy importante en cuanto a competencia con países como Paraguay, donde claramente los costos son diferentes, hay otra matriz productiva”. “Creo que tenemos que encontrarle a la vuelta para ser competitivos en nuestra Argentina. Esto viene pasando desde hace bastante tiempo”.

Por estas horas, “el Ministerio de Trabajo está operando para ver cómo se llega a un acuerdo final, pero todo indica que no continuará operando, por ende, ahora hay, por lo menos, 25 familias que se quedarían sin su fuente laboral”, indicó.

Es por eso, que “queremos ver de reconvertirlo, porque es una firma en la que se pueden fabricar buques pesqueros y, hoy en día, la Nación tiene una flota importante, además de que es una industria muy prolífera. Queremos ver de recuperar los puestos de trabajo”, señaló Pighin.

La crisis, que viene desde hace años, está ahora acompañada de razones estructurales que impactan de forma negativa, como, por ejemplo, la menor actividad fluvial por las fuertes bajantes que sufrió –y aún sufre- el río Paraná, las menores cosechas de soja en Paraguay, entre otros motivos.

EL MEGA ASTILLERO SANTAFESINO

El Astillero Punta Alvear, que requirió en 2009 una inversión de alrededor de 55 millones de dólares entre las instalaciones y el capital de trabajo inicial, revolucionó la construcción de barcazas, tanto para productos secos como para líquidos, para uso en la Hidrovía Paraná-Paraguay.

Es que posibilitó la construcción de barcazas en serie a razón de una por semana en una fase inicial y permitió a operadores locales abastecerse de embarcaciones que hasta el momento eran importadas de los Estados Unidos.

El astillero supo crear más de 500 puestos de trabajo de forma directa y un número no cuantificable de indirectos por los servicios que el astillero requirió. La mayoría de los empleados está afiliada al Sindicato Argentino de Obreros Navales, con quien la empresa había firmado un acuerdo de producción seriada basada en productividad bajo un avanzado convenio colectivo de trabajo.