Foto:Gentileza: Alejandro Guyot.
Álvaro Javier Marrocco
El primer blog nacido en Internet no comenzó en Estados Unidos, sino Brasil, en 1984 y quién lo diseño fue Claudio Pinhanez, y el nombre que le puso fue Open Diary, con la finalidad de narrar sus experiencias. Se podría decir que era un diario, donde narraba viajes, películas y otros intereses de Claudio, su administrador.
En 1984, pero en Berazategui (Buenos Aires) nacía la escritora y periodista cultural Paula Puebla quién comenta que sus comienzos con la literatura fueron “A través de blogs y redes sociales”. Como muchos y muchas de aquella generación, Puebla empezó a conocer a escritores y escritoras. “Había algo de eso que me atraía y no podía encontrarle muchas razones, porque mis formación universitaria y mis intereses, hasta ese momento, pasaban por una zona muy distinta. Creo que empecé a hacer posteos largos en Facebook, con relatos random, y después abrí un blog, que por supuesto di de baja un tiempo después. Se llamaba Sentime una cosa y ahí escribía lo que tenía ganas, era autodidacta y, por lo tanto, fue un lugar de mucha libertad y exploración”. Así rememora sus primeros pasos. Mucho (bastante) después vinieron los textos, si se quiere, más periodísticos, de intervención, la etapa de publicar en otros espacios virtuales que no fueran el propio.
Los escritores que la marcaron fueron varios, así lo expresa: “Tengo memoria de mosquito, por lo que recuerdo nombres y títulos a cuentagotas y sin ningún tipo de orden. En casa de mis viejos siempre hubo cantidad de libros: de corte político, de mi papá, y ficciones, más bien clásicos, de mi mamá. Y ellos siempre nos alentaron a leer, a mí y a mi hermano, nos compraban libros en El Aleph de Berazategui o de Quilmes; también cuando vacacionábamos en la costa, una salida cantada era a la librería Pequod o El Barba de La Lucila del Mar”. Luego agrega: “Que recuerde en este momento te puedo nombrar los cuentos de Elsa Bornemann, las historietas de Maitena Burundarena, la serie de libros “Elige tu propia aventura”. Todo esto mezclado con lecturas de Horacio Verbitsky, Rodolfo Walsh, Gabriela Acher. No atravesé la fase cortazariana o kafkiana obligada”.
A la hora de escribir, todos hacemos nuestros propios rituales, lo mismo sucede con la literatura que nos rodea. Consultada acerca de que libros rondan su mesa de trabajo respondió: “Como le dije a Lala Toutonian hace un tiempo, soy muy promiscua con mis lecturas. Anoche terminé de leer unos cuentos de Juan Forn e inmediatamente después me puse a leer La Contravida, de Philip Roth, que me parece una bestia de escritor y a quien leo todo lo que puedo. También Martin Amis, lord total, de quien leí hace poco Desde dentro, su último trabajo, autobiográfico, superior a todo lo que te puedas imaginar. También leí la novela nueva de Mariana Skiadaressis, mi socia en el
taller de narrativa, y la de Carlos Godoy, sobre Malvinas; a Maru Leonhard, a Mariano Vespa. Creo que conservo el mismo patrón-no-patrón de lecturas con el que crecí. Y me gusta”.
-En el año 2018 presentaste tu novela “Una vida en presente” ¿Que temas abordás en la novela?
-Bueno, es la historia de una mujer solitaria que utiliza el sexo para conseguir lo que quiere, lo que necesita. Dinero, contactos, caprichos. Me interesó, y me sigue interesando, narrar a las mujeres en espacios de poder, algo que todavía presenta cierta resistencia. Incluso en el país donde la gestión y la figura de Cristina Fernández de Kirchner está más que presente. Creo que es importantísimo pensar a las mujeres
en posiciones de autoridad para prestar contrapeso a la cultura de la víctima que se ha instalado en los últimos años. Me parece que —entre otros temas, como la maternidad y el consumo— Una vida en presente va por ese lado.
-Luego vino tu ensayo “Maldita tu Eres” ¿De qué trata el ensayo?
-En "Maldita tu eres" hay algunos ensayos cortos sobre literatura, otros artículos periodísticos que habían salido publicados en Revista Paco, en Playboy, y algunas crónicas. Fue un trabajo muy distinto al de escribir ficción y me gustó mucho hacerlo. Aunque no sé si volvería a hacer un libro de ensayo.
-Escribís en varias revistas digitales ¿Que temas abordás en esos espacios de trabajo?
-Me han ubicado en esa gran categoría que llaman “periodismo cultural”, que es como una bolsa de gatos en la que entra de todo: lo que escribís si leíste un libro, si escuchaste un disco nuevo, si viste una serie. No sé, no considero que haga periodismo, no me considero periodista, dos salvedades que tampoco le importan a nadie. Lo que sí puedo decirte es que escribo textos para esos espacios digitales con el mismo empeño que si lo hiciera para un libro, no veo la diferencia. Sobre política, sobre literatura, sobre consumos culturales, sobre sexualidad, sobre todo lo que se intenta instalar una única forma de ver las cosas. Algo que desde luego me parece inadmisible
y sobre lo que considero vital discutir.
-Según tu opinión, ¿qué influencia tiene la literatura en la sociedad actual?
-Es interesante la pregunta, sobre todo porque no tengo una respuesta definitiva. Creo que a muchos escritores y escritoras les gusta pensar que sí, que su trabajo interviene en la sociedad de modo activo. Quizás necesitan pensarlo para poder producir, no lo sé. En todo caso, a mí me parece una visión exageradamente narcisista, que se opone a la sensación de prescindibilidad que yo prefiero y que preciso para vivir, para trabajar.
Me gusta pensar que lo que yo hago no importa. Es muy saludable no creerse (tan) importante, como dice la canción. Creo que la literatura tiene influencia en un terreno individual, cuando abre en la cabeza del lector una pregunta, un debate, una forma de entrarle a un tema que antes no tenía; cuando lo ayuda a plantearse escenarios distintos a los dados por el sentido común de la época, cuando por un rato puede meterse en esa experiencia extraña que es la lectura. Y si esa lectura se comparte con otros, mejor, porque cobra otra espesura. Pero no sucede lo mismo a nivel social; para eso están la política, los espacios de militancia, las asambleas. Las condiciones de existencia de una sociedad no se modifican justamente en la quietud que demanda la literatura. Al menos no en este siglo.
Sobre Francisco Bitar
"Los cuentos de Acá había un río y Luces de navidad son excelentes, pero mi título favorito de él es Teoría y práctica, que salió en 2018. Me gusta mucho cómo desnuda las estructuras con las que construye sus historias, cómo narra el artefacto mismo, cómo lo oculta. Y además es un ecónomo del lenguaje, y no por eso pierde la textura gamuzada de su prosa. Bitar es diferente.
-¿En que proyectos estas trabajando en este 2022?
-Cuando pase el frenesí y su consecuente caída, voy a poder poner la cabeza en lo que sigue. Por lo pronto, Paula sigue abocada a los detalles de presentación de su última novela El cuerpo es quien recuerda, editada por Tusquets, que tiene fecha para este
mes de junio.
Bio
Paula Puebla nació en Berazategui (Buenos Aires) en 1984. Publicó la novela Una vida en presente (2018) y el ensayo Maldita tu eres (2019) bajo el sello editorial 17grises. Coordina talleres de narrativa junto a Mariana Skiadaressis y colabora en medios digitales con artículos sobre cultura y política. En 2022 se espera la publicación de una nueva ficción en la Colección Andanzas de Tusquets.
El primer blog nacido en Internet no comenzó en Estados Unidos, sino Brasil, en 1984 y quién lo diseño fue Claudio Pinhanez, y el nombre que le puso fue Open Diary, con la finalidad de narrar sus experiencias. Se podría decir que era un diario, donde narraba viajes, películas y otros intereses de Claudio, su administrador.
En 1984, pero en Berazategui (Buenos Aires) nacía la escritora y periodista cultural Paula Puebla quién comenta que sus comienzos con la literatura fueron “A través de blogs y redes sociales”. Como muchos y muchas de aquella generación, Puebla empezó a conocer a escritores y escritoras. “Había algo de eso que me atraía y no podía encontrarle muchas razones, porque mis formación universitaria y mis intereses, hasta ese momento, pasaban por una zona muy distinta. Creo que empecé a hacer posteos largos en Facebook, con relatos random, y después abrí un blog, que por supuesto di de baja un tiempo después. Se llamaba Sentime una cosa y ahí escribía lo que tenía ganas, era autodidacta y, por lo tanto, fue un lugar de mucha libertad y exploración”. Así rememora sus primeros pasos. Mucho (bastante) después vinieron los textos, si se quiere, más periodísticos, de intervención, la etapa de publicar en otros espacios virtuales que no fueran el propio.
Los escritores que la marcaron fueron varios, así lo expresa: “Tengo memoria de mosquito, por lo que recuerdo nombres y títulos a cuentagotas y sin ningún tipo de orden. En casa de mis viejos siempre hubo cantidad de libros: de corte político, de mi papá, y ficciones, más bien clásicos, de mi mamá. Y ellos siempre nos alentaron a leer, a mí y a mi hermano, nos compraban libros en El Aleph de Berazategui o de Quilmes; también cuando vacacionábamos en la costa, una salida cantada era a la librería Pequod o El Barba de La Lucila del Mar”. Luego agrega: “Que recuerde en este momento te puedo nombrar los cuentos de Elsa Bornemann, las historietas de Maitena Burundarena, la serie de libros “Elige tu propia aventura”. Todo esto mezclado con lecturas de Horacio Verbitsky, Rodolfo Walsh, Gabriela Acher. No atravesé la fase cortazariana o kafkiana obligada”.
A la hora de escribir, todos hacemos nuestros propios rituales, lo mismo sucede con la literatura que nos rodea. Consultada acerca de que libros rondan su mesa de trabajo respondió: “Como le dije a Lala Toutonian hace un tiempo, soy muy promiscua con mis lecturas. Anoche terminé de leer unos cuentos de Juan Forn e inmediatamente después me puse a leer La Contravida, de Philip Roth, que me parece una bestia de escritor y a quien leo todo lo que puedo. También Martin Amis, lord total, de quien leí hace poco Desde dentro, su último trabajo, autobiográfico, superior a todo lo que te puedas imaginar. También leí la novela nueva de Mariana Skiadaressis, mi socia en el
taller de narrativa, y la de Carlos Godoy, sobre Malvinas; a Maru Leonhard, a Mariano Vespa. Creo que conservo el mismo patrón-no-patrón de lecturas con el que crecí. Y me gusta”.
-En el año 2018 presentaste tu novela “Una vida en presente” ¿Que temas abordás en la novela?
-Bueno, es la historia de una mujer solitaria que utiliza el sexo para conseguir lo que quiere, lo que necesita. Dinero, contactos, caprichos. Me interesó, y me sigue interesando, narrar a las mujeres en espacios de poder, algo que todavía presenta cierta resistencia. Incluso en el país donde la gestión y la figura de Cristina Fernández de Kirchner está más que presente. Creo que es importantísimo pensar a las mujeres
en posiciones de autoridad para prestar contrapeso a la cultura de la víctima que se ha instalado en los últimos años. Me parece que —entre otros temas, como la maternidad y el consumo— Una vida en presente va por ese lado.
-Luego vino tu ensayo “Maldita tu Eres” ¿De qué trata el ensayo?
-En "Maldita tu eres" hay algunos ensayos cortos sobre literatura, otros artículos periodísticos que habían salido publicados en Revista Paco, en Playboy, y algunas crónicas. Fue un trabajo muy distinto al de escribir ficción y me gustó mucho hacerlo. Aunque no sé si volvería a hacer un libro de ensayo.
-Escribís en varias revistas digitales ¿Que temas abordás en esos espacios de trabajo?
-Me han ubicado en esa gran categoría que llaman “periodismo cultural”, que es como una bolsa de gatos en la que entra de todo: lo que escribís si leíste un libro, si escuchaste un disco nuevo, si viste una serie. No sé, no considero que haga periodismo, no me considero periodista, dos salvedades que tampoco le importan a nadie. Lo que sí puedo decirte es que escribo textos para esos espacios digitales con el mismo empeño que si lo hiciera para un libro, no veo la diferencia. Sobre política, sobre literatura, sobre consumos culturales, sobre sexualidad, sobre todo lo que se intenta instalar una única forma de ver las cosas. Algo que desde luego me parece inadmisible
y sobre lo que considero vital discutir.
-Según tu opinión, ¿qué influencia tiene la literatura en la sociedad actual?
-Es interesante la pregunta, sobre todo porque no tengo una respuesta definitiva. Creo que a muchos escritores y escritoras les gusta pensar que sí, que su trabajo interviene en la sociedad de modo activo. Quizás necesitan pensarlo para poder producir, no lo sé. En todo caso, a mí me parece una visión exageradamente narcisista, que se opone a la sensación de prescindibilidad que yo prefiero y que preciso para vivir, para trabajar.
Me gusta pensar que lo que yo hago no importa. Es muy saludable no creerse (tan) importante, como dice la canción. Creo que la literatura tiene influencia en un terreno individual, cuando abre en la cabeza del lector una pregunta, un debate, una forma de entrarle a un tema que antes no tenía; cuando lo ayuda a plantearse escenarios distintos a los dados por el sentido común de la época, cuando por un rato puede meterse en esa experiencia extraña que es la lectura. Y si esa lectura se comparte con otros, mejor, porque cobra otra espesura. Pero no sucede lo mismo a nivel social; para eso están la política, los espacios de militancia, las asambleas. Las condiciones de existencia de una sociedad no se modifican justamente en la quietud que demanda la literatura. Al menos no en este siglo.
Sobre Francisco Bitar
"Los cuentos de Acá había un río y Luces de navidad son excelentes, pero mi título favorito de él es Teoría y práctica, que salió en 2018. Me gusta mucho cómo desnuda las estructuras con las que construye sus historias, cómo narra el artefacto mismo, cómo lo oculta. Y además es un ecónomo del lenguaje, y no por eso pierde la textura gamuzada de su prosa. Bitar es diferente.
-¿En que proyectos estas trabajando en este 2022?
-Cuando pase el frenesí y su consecuente caída, voy a poder poner la cabeza en lo que sigue. Por lo pronto, Paula sigue abocada a los detalles de presentación de su última novela El cuerpo es quien recuerda, editada por Tusquets, que tiene fecha para este
mes de junio.
Bio
Paula Puebla nació en Berazategui (Buenos Aires) en 1984. Publicó la novela Una vida en presente (2018) y el ensayo Maldita tu eres (2019) bajo el sello editorial 17grises. Coordina talleres de narrativa junto a Mariana Skiadaressis y colabora en medios digitales con artículos sobre cultura y política. En 2022 se espera la publicación de una nueva ficción en la Colección Andanzas de Tusquets.
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La delegación de “La Invencible”, con 96 preseas, obtuvo el primer puesto en el medallero de la competencia interprovincial disputada en Mar del Plata. El podio lo completaron Córdoba y Río Negro. Los deportistas santafesinos, que compitieron en 36 disciplinas, habían sido elegidos tras participar de todas las etapas de Santa Fe en Movimiento.
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