Según datos del propio Heca, el efector recibe en promedio entre 35 y 40 personas heridas de bala por mes.
Foto:Marcelo Manera
Ignacio Pellizzón | [email protected]
La violencia que se vive en Rosario no tiene parangón y bate todos los récords. Desde el asesinato del “Pájaro” Cantero, ex líder de la banda narcocriminal “Los Monos” en 2013, los índices de homicidios fueron en aumento de forma estrepitosa. Pero además, hay un dato particular que indicó a Mirador Provincial el director del Hospital de Emergencias Clemente Álvarez (Heca), Jorge Bitar, y es que antes recibían “baleados con dos o tres orificios y ahora llegan con más de diez”.
Esto expone de manifiesto un cambio de paradigma en los asesinatos en la ciudad, donde la industria del sicariato toma fuerza y arroja cuerpos agujereados. “Antes de la muerte del ‘Pájaro’ Cantero, venían con pocos orificios y en situaciones muy aisladas, ahora llegan con muchos más y con una clara intención de asesinato”.
En esta línea, Bitar señala que no detectan un aumento de pacientes baleados de manera significativa con respecto a años anteriores y esto es así, porque “lamentablemente son muchos los que ni logran llegar al Heca ahora, fallecen antes”, por eso “no se vislumbra un impacto en las estadísticas”.
Un dato no menor es que el hospital Roque Sáenz Peña como el Alberdi -ambos municipales- “están absorbiendo muchos pacientes baleados”, lo cual evita que el grueso llegue de forma directa al Clemente Álvarez.
Según datos del propio Heca, el efector recibe en promedio entre 35 y 40 personas heridas de bala por mes. Se trata de una cifra que se viene sosteniendo en el tiempo y que únicamente cayó de forma estrepitosa cuando estalló la pandemia y se declaró el confinamiento absoluto. Hay que tener en cuenta que lo mismo sucedió con los afectados por accidentes de tránsito.
Bitar dejó en claro que el hospital es conocido por ser uno de los efectores especializados en traumas. “Acá recibimos pacientes muy lastimados, con traumas de cráneo severos. No obstante, “tenemos un equipo muy bien formado y preparado para atender la alta demanda de heridos de armas de fuego”.
Aunque los números indican que la demanda se mantiene sostenida, preocupa los altos niveles de internación. Resulta que al llegar pacientes tan mal heridos, “se están colapsando las internaciones, estamos al borde”, señaló el director e indicó: “Por suerte están los otros hospitales alojando también, que nos alivia un poco”.
Violencia dentro del hospital
Otro tema que mantiene en vilo a las autoridades son los hechos de violencia intrahospitalarios. Es que, en muchos casos, familiares de pacientes atacan a los propios médicos que están atendiendo, exponiendo la vulnerabilidad y la inseguridad con la que están atendiendo.
“Hay mucha violencia y, con frecuencia, con relación a familiares de pacientes que están atravesados por la misma violencia. No podemos quitar esto del contexto nacional ni mundial, porque estamos viviendo en un mundo violento, pero se palpa diariamente en el hospital y es peligroso para los trabajadores”, admitió Bitar.
Pero aclaró que los médicos, que son los que se “formaron” tienen que “evitar” generar “más violencia. “Esto, muchas veces no se cumple”. Suele suceder que, a veces, los médicos no dan las respuestas de la mejor manera o hacen gestos que pueden caer mal. Aunque se entiende el contexto en el que se trabaja, no se justifica. En la relación médico-paciente el profesional es el que tiene que poner los paños fríos y calmar, aunque cueste mucho”.
Para tratar de mejorar el ambiente laboral y ofrecer un ámbito más seguro y calmo de trabajo, en el Heca “se están tomando medidas”. La idea es “reabrir un Comité de Violencia Institucional donde se busca escuchar a la gente, generar un apoyo de salud mental, contener a los equipos, dar capacitaciones en comunicación no violenta, entre otros puntos que tenemos en cuenta”, informó.
La violencia que se vive en Rosario no tiene parangón y bate todos los récords. Desde el asesinato del “Pájaro” Cantero, ex líder de la banda narcocriminal “Los Monos” en 2013, los índices de homicidios fueron en aumento de forma estrepitosa. Pero además, hay un dato particular que indicó a Mirador Provincial el director del Hospital de Emergencias Clemente Álvarez (Heca), Jorge Bitar, y es que antes recibían “baleados con dos o tres orificios y ahora llegan con más de diez”.
Esto expone de manifiesto un cambio de paradigma en los asesinatos en la ciudad, donde la industria del sicariato toma fuerza y arroja cuerpos agujereados. “Antes de la muerte del ‘Pájaro’ Cantero, venían con pocos orificios y en situaciones muy aisladas, ahora llegan con muchos más y con una clara intención de asesinato”.
En esta línea, Bitar señala que no detectan un aumento de pacientes baleados de manera significativa con respecto a años anteriores y esto es así, porque “lamentablemente son muchos los que ni logran llegar al Heca ahora, fallecen antes”, por eso “no se vislumbra un impacto en las estadísticas”.
Un dato no menor es que el hospital Roque Sáenz Peña como el Alberdi -ambos municipales- “están absorbiendo muchos pacientes baleados”, lo cual evita que el grueso llegue de forma directa al Clemente Álvarez.
Según datos del propio Heca, el efector recibe en promedio entre 35 y 40 personas heridas de bala por mes. Se trata de una cifra que se viene sosteniendo en el tiempo y que únicamente cayó de forma estrepitosa cuando estalló la pandemia y se declaró el confinamiento absoluto. Hay que tener en cuenta que lo mismo sucedió con los afectados por accidentes de tránsito.
Bitar dejó en claro que el hospital es conocido por ser uno de los efectores especializados en traumas. “Acá recibimos pacientes muy lastimados, con traumas de cráneo severos. No obstante, “tenemos un equipo muy bien formado y preparado para atender la alta demanda de heridos de armas de fuego”.
Aunque los números indican que la demanda se mantiene sostenida, preocupa los altos niveles de internación. Resulta que al llegar pacientes tan mal heridos, “se están colapsando las internaciones, estamos al borde”, señaló el director e indicó: “Por suerte están los otros hospitales alojando también, que nos alivia un poco”.
Violencia dentro del hospital
Otro tema que mantiene en vilo a las autoridades son los hechos de violencia intrahospitalarios. Es que, en muchos casos, familiares de pacientes atacan a los propios médicos que están atendiendo, exponiendo la vulnerabilidad y la inseguridad con la que están atendiendo.
“Hay mucha violencia y, con frecuencia, con relación a familiares de pacientes que están atravesados por la misma violencia. No podemos quitar esto del contexto nacional ni mundial, porque estamos viviendo en un mundo violento, pero se palpa diariamente en el hospital y es peligroso para los trabajadores”, admitió Bitar.
Pero aclaró que los médicos, que son los que se “formaron” tienen que “evitar” generar “más violencia. “Esto, muchas veces no se cumple”. Suele suceder que, a veces, los médicos no dan las respuestas de la mejor manera o hacen gestos que pueden caer mal. Aunque se entiende el contexto en el que se trabaja, no se justifica. En la relación médico-paciente el profesional es el que tiene que poner los paños fríos y calmar, aunque cueste mucho”.
Para tratar de mejorar el ambiente laboral y ofrecer un ámbito más seguro y calmo de trabajo, en el Heca “se están tomando medidas”. La idea es “reabrir un Comité de Violencia Institucional donde se busca escuchar a la gente, generar un apoyo de salud mental, contener a los equipos, dar capacitaciones en comunicación no violenta, entre otros puntos que tenemos en cuenta”, informó.
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