NICOLÁS GARCÍA
[email protected] Ya en las primeras horas de la tarde, bajo un cielo impecable y un sol que se hacía sentir, se empezaban a congregar en distintos puntos de Paraná las organizaciones y grupos de personas que horas más tarde se encontrarán en Plaza Mansilla bajo una misma consigna: la defensa de la democracia. Todo comenzó al mediodía en la sede del Partido Justicialista, en calle 9 de Julio 251, donde militantes peronistas se reunieron y decidieron acompañar la propuesta que por redes sociales ya circulaba: “A las 17, en Casa de Gobierno”. Y así fue como, en un viernes feriado muy diferente, la capital entrerriana empezó a moverse para mostrar el repudio al intento de asesinato de la vicepresidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner.
Alrededor de las 14 y a la sombra de los árboles de Plaza Alberdi, más conocida como la de los bomberos, se empezaba a agrupar el Movimiento Evita, de los primeros en moverse cerca del punto de encuentro. Más tarde se hicieron sentir los bombos y redoblantes de la agrupación Renacer Peronista. en Plaza Alvear, a pocos metros del lugar estipulado. En otros tantos lugares se juntaban las demás agrupaciones que luego comenzarán su camino hacia Casa de Gobierno.
Hacia las 16, los primeros en acudir al playón de Plaza Mansilla fueron aquellas personas que por fuera de una agrupación particular se acercaron para demostrar su repudio, junto con la organización Somos Barrios de Pie. Los rayos de sol calentaban el asfalto y al sonido de trombones y trompetas llegó Casa Patria, con una enorme bandera de Argentina llevada en alzas por las personas encolumnadas detrás del emblema de la organización. Más tarde fue el momento de quienes se concentraron en Plaza Alvear que entre banderas y bombos ingresaron por calle Santa Fe.
Los autos seguían circulando por calle Córdoba y cada tanto pasaba un colectivo de línea que, por el feriado nacional decretado por el Presidente Alberto Fernández, circulaban con menos frecuencia. Entre banderas y el sol resplandeciente era difícil divisar la torre de Casa de Gobierno y mucho menos las campanadas que avisaban que ya habían pasado las 17. En ese momento fue cuando empezó a llegar el grueso de las organizaciones sociales, políticas y sindicales. El primero en aparecer detrás de una bandera enorme con la figura de Eva Perón, seguida por una marea humana de remeras azules, fue el Movimiento Evita que ingresó y se instaló frente la fachada de Casa de Gobierno. Luego lo siguieron la Uocra con sus banderas amarillas y el MTE junto con su rama electoral, el Frente Patria Grande.
Entre humos y cantos, una de las últimas en llegar fue La Cámpora que le puso fiesta a la concentración. Con las características banderas marcaron, junto con la Corriente Clasista y Combativa, el cierre de la columna y el comienzo de la concentración. Los minutos pasaban y el sol se iba escondiendo por detrás del edificio del Consejo General de Educación. La gente agolpada en Plaza Mansilla y sus inmediaciones tomaba mate, hablaba con conocidos, se sacaban fotos. Los niños jugaban a la pelota o andaban en bicicleta y cada tanto se distraían con el sonido de la campanita del vendedor de garrapiñadas y empezaba el pedido infinito hasta que los padres accedían a comprar una bolsita. El ambiente, lejos de ser solemne, era de una fiesta y un disfrute propio de un pueblo que se siente parte y que defiende la democracia.
Llegando las 18.30, las distintas agrupaciones comenzaron a doblar sus banderas, juntar sus pertenencias y empezar a desconcentrar para dar fin a una jornada histórica. El fresco de una tardecita sin sol ya comenzaba a golpear a los participantes que poco a poco se iban abrigando. Más tarde la gente comenzó a abandonar el lugar para llegar a sus casas, donde seguramente se enteraron que la vicepresidenta está bien, que salió a saludar a quienes se encontraban frente a su casa y que seguimos en democracia gracias al pueblo, que es quien al fin y al cabo es el protagonista principal.
