El cine funcionaba en el salón de actos de la Biblioteca Popular Mitre.
Nicolás García
[email protected]
Entre árboles y flores, espacios verdes y calles de tierra, la ciudad de Villa Elisa esconde cientos de historias que son protegidas por sus habitantes y que construyen lo que hoy en día es una de las ciudades turísticas más elegidas en la provincia. Las Termas, el turismo rural, la Iglesia Virgen Niña o su gran cantidad de plazas son algunas de las cosas que la hacen particular, como también la tranquilidad y el buen ambiente que se vive en la ciudad.
Sin embargo, resguardado por la Biblioteca Popular Mitre se encuentra uno de los edificios que marcaron la vida social, cultural y recreativa de cuando la ciudad jardín aún era pueblo. Ese mismo lugar, ahora abarrotado de libros, mesas y sillas, era el centro de encuentro para los amantes del cine, para aquellas primeras citas o para quienes querían informarse con las noticias de Sucesos Argentinos, el primer noticiero cinematográfico.
El Cine Mitre comenzó a funcionar en 1935, luego de que la biblioteca abriera la licitación para explotar el salón de actos, que por ese entonces era el único en la ciudad pero solo se utilizaba para actos escolares. Así fue como Carlos Christin y Ricardo Bouchet empezaron a construir uno de los atractivos de Villa Elisa que era visitado por muchos habitantes de la ciudad y de la zona rural los sábados y domingos luego de las 20 horas. La vida y percepción del tiempo en ese entonces eran otras y muchas veces se proyectaban partidos de fútbol de 15 días atrás o noticias que ya no lo eran. La información corría de otra manera, como así también la publicidad que se hacía para las películas que, según el elisense y amante de la historia local Carlos Putallaz, se hacía con una pizarra en la plaza principal o un publicista salía a las esquinas más transitadas con un megáfono casero y daba todos los detalles.
Según Putallaz “siempre se pasaban dos películas y la segunda solía ser la mejor”. El recreo entre proyección y proyección era el momento esperado para la socialización. En la esquina había un bar, donde las charlas sobre las películas no faltaban pero tampoco el ponerse al día, porque era el momento de encuentro de las personas que luego de una semana llena de trabajo descansaban y disfrutaban del fin de semana. Esta dinámica se repitió con los años, con un poco más de auge en algún momento y caída de la participación en otros, pero con el cine como centro de atracción. Una de las proyecciones más esperadas eran las de la serie del Llanero Solitario que se repetía fin de semana tras fin de semana siempre con un capítulo nuevo. En esa época de la década de 1950 el boom de las películas de cowboys y del lejano oeste estadounidense movía las carteleras de los cines de todo el mundo y en Villa Elisa no era la excepción.
La apertura del cine acompañó el crecimiento de la producción de películas nacionales, que se dio de manera acelerada y sostenía a Argentina como el país de habla hispana mejor posicionado en la industria cinematográfica. Ese mismo año de fundación se implementó en el mundo el cine a color, aunque en el país recién llegó al año siguiente y en Villa Elisa muchos años después. En un primer momento el cine contaba con 175 butacas compradas por la Sociedad Biblioteca General Mitre pero en el momento de mayor apogeo llegó a tener una capacidad para 500 personas.
Durante mediados del siglo XX el Cine Mitre fue protagonista central de los consumos culturales de la villa, ya que pocos podían acceder a un televisor, una tecnología relativamente nueva, y a pesar de que la radio siempre fue una compañera de distintas generaciones, la cinematografía se posicionaba como un producto accesible para las grandes masas. Sin embargo, cuando la televisión a color entró en la escena y se democratizó más el acercamiento a este dispositivo, las salas de cine comenzaron a ver la caída en la participación y, nuevamente, Villa Elisa no era la excepción. Para 1986 el cine debió cerrar su puertas debido a la poca cantidad de gente interesada en asistir a la sala y, “en los 90 la biblioteca amplió su sala de lectura al salón y el cine dejó de funcionar para siempre”, indicó Putallaz.
Más precisamente, el año de cierre definitivo fue 1992 luego de que reabriera sus puertas por algunos meses. Sin embargo esta nueva apuesta no funcionó debido a que el público no se interesaba masivamente en hacer presencia para mirar una película sino que prefería la comodidad del hogar que permitía la videocasetera y que marcó el auge de los videoclubes en todo el país. De esta manera el cine en la Avenida Mitre al 1160 no existió más y durante casi una década no hubo un lugar donde se reproduzcan películas para el público en general.
Con el comienzo del milenio un nuevo cine abría sus puertas en Villa Elisa, el cine Paradiso. El ideólogo y posibilitador de este nuevo lugar fue Omar Borcard, íntimamente relacionado con el Cine Mitre, quien con esfuerzo y voluntad personal logró construir en su propia casa una sala para reproducir películas. El comienzo de la obra fue en 1996 y la inauguración se realizó en junio de 2000 con una gran expectativa. El acceso al lugar era una escalera que te llevaba a una especie de segundo piso que contaba con un desnivel propicio para una mejor visualización de la pantalla. Al pie de la escalera había una cantina donde se podía comprar pochoclos, bebidas y otras golosinas previo a ingresar y que volvía locos a los más chicos. Una vez que subías todos los escalones te encontrabas con Borcard, quien controlaba que esté todo bien con la entrada y habilitaba el acceso.
De a poco el placer de sentarse en una butaca, las mismas que se utilizaban en el anterior cine, el encuentro con otra persona que concurría por gusto personal a mirar una película o el ritual del pochoclo, la gaseosa y el silencio volvieron a vivenciarse en la ciudad. Muchas veces se realizaban convenios con las escuelas, primarias y secundarias, para que los más chicos conozcan el cine como una manera distinta de consumir lo audiovisual por fuera del hogar y la pantalla chica. De esta forma el cine Paradiso fue fortaleciéndose, aunque en 2011 por cuestiones legales debió abandonar el lugar. Pero Borcard no bajó los brazos y en ese mismo año inauguró una nueva sala en calle Alvear a pocos metros del Bulevard Francou.
En 2017 y luego de casi una década de producción se estrenó la película Un cine en concreto, que trata de la historia de vida de Omar Borcard y su lucha en torno a hacer más accesible y conocido el mundo de la cinematografía en la ciudad de Villa Elisa. Con Luz Ruciello como directora, el film fue seleccionado en más de 20 festivales internacionales como el 34º Miami Film Festival, el 41° São Paulo International Film Festival y el 20° Shangai Film Festival. También tuvo su participación en la 1° edición del Festival Internacional de Cine de Entre Ríos realizado en octubre de 2018.
A pesar del nuevo auge de la industria cinematográfica, la vuelta masiva a las salas de cine luego de la pandemia y la sobre abundancia de producciones audiovisuales, en Villa Elisa no existen muchas alternativas ya que el cine Paradiso junto con un espacio INCAA son los únicos que se encargan de las propuestas audiovisuales en la ciudad. Sin embargo la práctica de asistir a estos lugares no es habitual entre los habitantes de la ciudad que eligen otros atractivos para el ocio y dejan el consumo audiovisual para la casa.
Hoy en día los viejos aparatos de reproducción de cintas se encuentran exhibidos en el Museo Estancia El Porvenir, la sala del ex cine Mitre es una sala de lectura enorme con encuadernaciones por todos lados y un rincón infantil para los más chicos y el bar de la esquina ya no existe más. El recuerdo es lo que perdura en el tiempo, aunque son pocos quienes rememoran esos momentos y aún menos quienes cuentan con la experiencia de los años de auge del gran cine de la ciudad jardín.
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Entre árboles y flores, espacios verdes y calles de tierra, la ciudad de Villa Elisa esconde cientos de historias que son protegidas por sus habitantes y que construyen lo que hoy en día es una de las ciudades turísticas más elegidas en la provincia. Las Termas, el turismo rural, la Iglesia Virgen Niña o su gran cantidad de plazas son algunas de las cosas que la hacen particular, como también la tranquilidad y el buen ambiente que se vive en la ciudad.
Sin embargo, resguardado por la Biblioteca Popular Mitre se encuentra uno de los edificios que marcaron la vida social, cultural y recreativa de cuando la ciudad jardín aún era pueblo. Ese mismo lugar, ahora abarrotado de libros, mesas y sillas, era el centro de encuentro para los amantes del cine, para aquellas primeras citas o para quienes querían informarse con las noticias de Sucesos Argentinos, el primer noticiero cinematográfico.
El Cine Mitre comenzó a funcionar en 1935, luego de que la biblioteca abriera la licitación para explotar el salón de actos, que por ese entonces era el único en la ciudad pero solo se utilizaba para actos escolares. Así fue como Carlos Christin y Ricardo Bouchet empezaron a construir uno de los atractivos de Villa Elisa que era visitado por muchos habitantes de la ciudad y de la zona rural los sábados y domingos luego de las 20 horas. La vida y percepción del tiempo en ese entonces eran otras y muchas veces se proyectaban partidos de fútbol de 15 días atrás o noticias que ya no lo eran. La información corría de otra manera, como así también la publicidad que se hacía para las películas que, según el elisense y amante de la historia local Carlos Putallaz, se hacía con una pizarra en la plaza principal o un publicista salía a las esquinas más transitadas con un megáfono casero y daba todos los detalles.
Según Putallaz “siempre se pasaban dos películas y la segunda solía ser la mejor”. El recreo entre proyección y proyección era el momento esperado para la socialización. En la esquina había un bar, donde las charlas sobre las películas no faltaban pero tampoco el ponerse al día, porque era el momento de encuentro de las personas que luego de una semana llena de trabajo descansaban y disfrutaban del fin de semana. Esta dinámica se repitió con los años, con un poco más de auge en algún momento y caída de la participación en otros, pero con el cine como centro de atracción. Una de las proyecciones más esperadas eran las de la serie del Llanero Solitario que se repetía fin de semana tras fin de semana siempre con un capítulo nuevo. En esa época de la década de 1950 el boom de las películas de cowboys y del lejano oeste estadounidense movía las carteleras de los cines de todo el mundo y en Villa Elisa no era la excepción.
La apertura del cine acompañó el crecimiento de la producción de películas nacionales, que se dio de manera acelerada y sostenía a Argentina como el país de habla hispana mejor posicionado en la industria cinematográfica. Ese mismo año de fundación se implementó en el mundo el cine a color, aunque en el país recién llegó al año siguiente y en Villa Elisa muchos años después. En un primer momento el cine contaba con 175 butacas compradas por la Sociedad Biblioteca General Mitre pero en el momento de mayor apogeo llegó a tener una capacidad para 500 personas.
El comienzo del fin
Durante mediados del siglo XX el Cine Mitre fue protagonista central de los consumos culturales de la villa, ya que pocos podían acceder a un televisor, una tecnología relativamente nueva, y a pesar de que la radio siempre fue una compañera de distintas generaciones, la cinematografía se posicionaba como un producto accesible para las grandes masas. Sin embargo, cuando la televisión a color entró en la escena y se democratizó más el acercamiento a este dispositivo, las salas de cine comenzaron a ver la caída en la participación y, nuevamente, Villa Elisa no era la excepción. Para 1986 el cine debió cerrar su puertas debido a la poca cantidad de gente interesada en asistir a la sala y, “en los 90 la biblioteca amplió su sala de lectura al salón y el cine dejó de funcionar para siempre”, indicó Putallaz.
Más precisamente, el año de cierre definitivo fue 1992 luego de que reabriera sus puertas por algunos meses. Sin embargo esta nueva apuesta no funcionó debido a que el público no se interesaba masivamente en hacer presencia para mirar una película sino que prefería la comodidad del hogar que permitía la videocasetera y que marcó el auge de los videoclubes en todo el país. De esta manera el cine en la Avenida Mitre al 1160 no existió más y durante casi una década no hubo un lugar donde se reproduzcan películas para el público en general.
El cine Paradiso: un nuevo horizonte
Con el comienzo del milenio un nuevo cine abría sus puertas en Villa Elisa, el cine Paradiso. El ideólogo y posibilitador de este nuevo lugar fue Omar Borcard, íntimamente relacionado con el Cine Mitre, quien con esfuerzo y voluntad personal logró construir en su propia casa una sala para reproducir películas. El comienzo de la obra fue en 1996 y la inauguración se realizó en junio de 2000 con una gran expectativa. El acceso al lugar era una escalera que te llevaba a una especie de segundo piso que contaba con un desnivel propicio para una mejor visualización de la pantalla. Al pie de la escalera había una cantina donde se podía comprar pochoclos, bebidas y otras golosinas previo a ingresar y que volvía locos a los más chicos. Una vez que subías todos los escalones te encontrabas con Borcard, quien controlaba que esté todo bien con la entrada y habilitaba el acceso.
De a poco el placer de sentarse en una butaca, las mismas que se utilizaban en el anterior cine, el encuentro con otra persona que concurría por gusto personal a mirar una película o el ritual del pochoclo, la gaseosa y el silencio volvieron a vivenciarse en la ciudad. Muchas veces se realizaban convenios con las escuelas, primarias y secundarias, para que los más chicos conozcan el cine como una manera distinta de consumir lo audiovisual por fuera del hogar y la pantalla chica. De esta forma el cine Paradiso fue fortaleciéndose, aunque en 2011 por cuestiones legales debió abandonar el lugar. Pero Borcard no bajó los brazos y en ese mismo año inauguró una nueva sala en calle Alvear a pocos metros del Bulevard Francou.
En 2017 y luego de casi una década de producción se estrenó la película Un cine en concreto, que trata de la historia de vida de Omar Borcard y su lucha en torno a hacer más accesible y conocido el mundo de la cinematografía en la ciudad de Villa Elisa. Con Luz Ruciello como directora, el film fue seleccionado en más de 20 festivales internacionales como el 34º Miami Film Festival, el 41° São Paulo International Film Festival y el 20° Shangai Film Festival. También tuvo su participación en la 1° edición del Festival Internacional de Cine de Entre Ríos realizado en octubre de 2018.
Actualidad
A pesar del nuevo auge de la industria cinematográfica, la vuelta masiva a las salas de cine luego de la pandemia y la sobre abundancia de producciones audiovisuales, en Villa Elisa no existen muchas alternativas ya que el cine Paradiso junto con un espacio INCAA son los únicos que se encargan de las propuestas audiovisuales en la ciudad. Sin embargo la práctica de asistir a estos lugares no es habitual entre los habitantes de la ciudad que eligen otros atractivos para el ocio y dejan el consumo audiovisual para la casa.
Hoy en día los viejos aparatos de reproducción de cintas se encuentran exhibidos en el Museo Estancia El Porvenir, la sala del ex cine Mitre es una sala de lectura enorme con encuadernaciones por todos lados y un rincón infantil para los más chicos y el bar de la esquina ya no existe más. El recuerdo es lo que perdura en el tiempo, aunque son pocos quienes rememoran esos momentos y aún menos quienes cuentan con la experiencia de los años de auge del gran cine de la ciudad jardín.
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