Es martes por la mañana y las pocas calles de Gilbert, pueblo del departamento Gualeguaychú, están vacías. Hace mucho calor, las únicas personas que han salido de sus casas caminan con pesadez y sin urgencia. En una bocacalle, bajo el rayo del sol, cuatro empleados municipales demoran unos instantes el avance de la obra pública para beber agua fresca y secarse con un trapo el sudor de la frente. Se escuchan loros y cigarras, y el rodar de las piedritas del ripio cuando pasa alguien en bicicleta.

En la esquina de las calles 14 y 5, debajo de la frondosa sombra de un árbol añoso, un joven oficial de la Policía de Entre Ríos hace guardia de pie. Le tocó el turno de 6 a 14. Tiene el deber de garantizar que el intendente Fabián Constantino no se escape de su casa donde deberá cumplir prisión preventiva hasta tanto su condena quede firme y sea finalmente trasladado a una dependencia del Servicio Penitenciario de Entre Ríos.

A dos cuadras de esa esquina, Norma Santos espera el regreso de su marido que había sacado a pasear a Óreo, un perro grandote, negro y blanco. Le duele la cabeza, no han pasado ni 24 horas desde que escuchó el veredicto de los jueces que condenaron a su violador. Sintió satisfacción al verlo esposado por primera vez, pero la bronca pudo más y cuando lo tuvo cerca –ya del lado exterior de la puerta de Tribunales– le tiró agua, lo insultó y luego golpeó con furia el patrullero donde lo metieron. Después cayó desmayada sobre el asfalto caliente.

Además de la cabeza, le duele la mano. Tiene morado el pulgar; pero ese dolor no es nada en comparación con el que ha sentido desde la tarde en que Constantino la tomó por detrás, la tiró al piso, le puso su miembro viril en la boca intentado que se lo succione, y que luego la sentó en una silla, le bajó la calza, la ropa interior y la penetró.

Volver al pueblo

Desde que se supo la condena a Constantino, Verónica Portillo no ha estado mucho tiempo en Gilbert, salvo cuando regresa de Urdinarrain y se reencuentra con su familia: “Fue raro, es un pueblo cerrado, donde a la gente le cuesta hablar de estos temas. Al mismo viceintendente le cuesta tomar partido, siento que nadie quiere pronunciar la palabra abuso. Nadie fuera de mi entorno me mandó un mensaje; y por las redes muchas chicas siguen defendiéndolo lo cual no se entiende y da mucha tristeza, sobre todo porque son mujeres, y les podría pasar a ellas. Eso duele, pero estoy tranquila, viviendo un nuevo comienzo”.

Por su parte, María Luján Aguirre cuenta que “el día de la condena fue una tortura, de los nervios que tenía había cosas que no entendía. Fue satisfactorio ver que lo llevaron esposado. Cuando se negaba a que el policía lo esposara me acordé cuando él llevó mis manos a sus partes íntimas”, y agrega con dolor que todavía hay gente en su pueblo que las trata de mentirosas: “Ya se pasan. Dicen que le pagamos a los jueces… no tenemos ni para comer, mirá si vamos a pagarle a los jueces. No deberíamos darle importancia, pero duele, porque este es un lugar chiquito”.

“El de ayer fue un día difícil, si bien tuvimos el alivio de la condena fue difícil porque nunca imaginé que lo iban a mandar a la casa, ¡a un violador que debería haber ido a prisión!”, expresó Norma. De todos modos, se permitió celebrar la victoria con el objetivo de dar vuelta la página y salir a la calle con la frente bien alta.

La condena

El lunes 13 de marzo, el Tribunal de Juicios y Apelaciones de Gualeguaychú, compuesto por los jueces Arturo Dumón, Alicia Vivian y Mauricio Derudi, dio a conocer el veredicto del juicio al intendente (PJ) de Gilbert, Ángel Fabián Constantino, imputado por tres casos de abuso sexual: 14 años y 6 meses de prisión efectiva por abuso sexual con acceso carnal en contexto de violencia laboral y de género.

Constantino ingresó y salió de Tribunales asegurando su inocencia y diciendo que no tenía nada de qué arrepentirse. Sin embargo, las pruebas presentadas por la parte acusatoria fueron determinantes para que los jueces lo consideraran culpable.
La fiscal Martina Cedrés señaló: “Habíamos solicitado la prisión preventiva entendiendo que la imposición de una pena implica quebrantar el principio de inocencia, lo cual actúa como efecto motivador para ocultarse de la aplicación de la pena, pero el Tribunal resolvió que cumpla la prisión en su domicilio”.

Por su parte, Juan Ignacio Weimberg, el abogado querellante en representación de las tres denunciantes, expresó que “fueron 10 días intensos de juicio, pero por suerte con un final feliz, ya que pudimos acreditar estos hechos”. Si bien Weimberg había solicitado 22 años de prisión, considera que la condena “es justa” y explicó: “Debo reconocer que Constantino tiene un estado de inocencia que le sirve de atenuante a la hora de unificar la pena”.

Constantino tuvo custodia policial frente a su domicilio hasta el pasado jueves, cuando se consiguió una tobillera electrónica para colocarle y realizar el monitoreo correspondiente. Además, el Tribunal dispuso la prohibición de salir del país y lo intimó a que entregue su pasaporte en un plazo de cinco días y le fijó una caución real de dos millones de pesos, o dar bienes a embargo para garantizar que no se va a profugar.

A partir del 27 de marzo, cuando se den a conocer los fundamentos del fallo, la defensa de Constantino, representada por Mario Arcusin y Fabián Otarán, tiene diez días hábiles para interponer recurso de casación. Una vez que lo haga, la querella tendrá diez días para contestarlo y luego el Tribunal de Casación revisará todo lo que se hizo en Gualeguaychú y podrá confirmar o desestimar.

Renuncia

Alberto Meneses, viceintendente de Gilbert, presentó un proyecto de ordenanza al Concejo Deliberante para pedir la renuncia al intendente Fabián Constantino, condenado a prisión por tres casos de abuso sexual contra mujeres. Además, Meneses explicó que el proyecto contempla la opción de que Fabián Constantino tome licencia de su cargo como intendente hasta el final de su mandato o hasta que la sentencia quede firme, pero, a diferencia de lo que viene ocurriendo, ese beneficio sería sin goce de sueldo.