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Entrevista

Marina Gryciuk: "Me interesa ese no lugar del artista como desafío"

La artista y diseñadora rosarina mantuvo un extenso diálogo con Mirador Provincial donde contó su recorrido social desde el arte en la comunidad qom y en la Cárcel de Mujeres de Rosario. El arte y aquél lenguaje universal.

15-04-2023 | 10:57 |

Foto:Gentileza.

La obra de Marina Gryciuk es ampliamente conocida en los pasillos artísticos de la ciudad de Rosario y sus creaciones suelen ser expuestas en el Museo de Arte Contemporáneo, en el Pasaje Pam y en la tienda del MALBA en la Ciudad de Buenos Aires. Su currículum dice que es artista plástica, docente, diseñadora y realizadora de vestuarios de teatro, cine y danzas donde se destacan por ejemplo los trabajos realizados para Litófagas (actuaciones de Pablo Razuk y Pablo Palavecino) o Duele Duele Duele Duele (Ignacio Amione).



Sin dejar de lado el cuerpo como soporte para su trabajo, desde hace años su búsqueda gira en torno al arte comunitario, permeando su técnicas con las técnicas ancestrales de la comunidad Qom en el proyecto Qomi y las técnicas de mujeres presas en la Cárcel de Mujeres de Rosario con el proyecto El enredo. Mirador Provincial diálogo con la creadora.

Proyecto Qomi
-Desde hace años coordinás el proyecto textil Qomi, un trabajo que se realiza con la comunidad qom de Rosario. ¿Cómo se origina?

-Mi experiencia en el proyecto textil Qomi comienza en el año 2011. Yo propongo en el marco del salón diseño del Diario La Capital, que en ese momento curaba Mauro Guzmán, una experiencia con las mujeres de la comunidad Qom que trabajan en el Centro Cultural El Obrador. Este espacio se caracteriza por involucrar y contener a las personas de la comunidad Qom y aquellas que viven en el barrio, lo que implica que hay una diversidad muy heterogénea de asistentes al centro cultural que permite una fusión en el recorrido de las personas incorporando el reciclado de materiales. El proyecto me permite trabajar el tejido propio de las cesterías tradicionales con mis materiales que tiene que ver con el reciclado y recuperado de textiles en desuso, desarrollando una práctica de enseñanza y aprendizaje mutuo en conjunto con las mujeres de la comunidad.

-¿Cuáles son los alcances y objetivos del proyecto?

-El proyecto Qomi estuvo pensado desde sus orígenes como una marca y experiencia comunitaria. Comenzamos a incorporar el tejido de cestería para elaborar objetos de diseño para la venta. Mi idea es retornar una manualidad propia de los pueblos originarios y vincularlo con el reciclado de materiales para desarrollar un tipo de producto que tenga que ver con el diseño contemporáneo. Rescatar una técnica ancestral, vincularla con una temática actual como el reciclado de materiales y desarrollar objetos de uso para la vida contemporánea. El trabajo al mismo tiempo tiene su función social al incluir a quienes estén dispuestas a participar, teniendo la posibilidad de vender el producto en ferias, muestras de museo, etc. Esta fue mi primer experiencia en trabajo grupal, es decir, en concebir el arte en el trabajo con otros.

-¿Qué enseñanza te deja el arte comunitario?
-Aprendí que la capacidad creativa y el arte lo puede desarrollar cualquier persona que reciba estímulos, recursos y posibilidades. Son herramientas que aplico y que aprendí del trabajo grupal. Algunos de los frutos del proyecto se vieron reflejados en la muestra "Soñé que tú piel destellaba". El curador Mario Guzmán en su momento supo decir al respecto, “objetos textiles como prótesis”.

Trabajo carcelario. El enredo
-Tu recorrido te lleva a trabajar en una cárcel, con mujeres privadas de su libertad en el Proyecto El enredo. Podríamos decir que otro trabajo con mujeres que entretejen una cultura diferente desde sus recorridos y experiencias de vida. ¿ De qué trata el proyecto?

-El enredo es un grupo de personas que se reúnen una vez por semana a charlar, producir o generar alguna experiencia creativa. El taller es voluntario. Tenemos entre 15 y 20 mujeres que todas las semanas vienen al espacio. Nosotras llevamos los materiales y las herramientas. Trabajamos adentro del taller y al mismo tiempo les dejamos las herramientas y materiales para que puedan trabajar durante la semana. La experiencia nos permite que ellas puedan generar sus propios productos, vender dentro del penal a otras compañeras, empleadas y establecer una economía de trueque. También pueden darle sus productos a los familiares para que vendar o regalen. Unos de los objetivos es que los objetos adquieran el significado de generar un dinero.

Gentileza.




-Una forma de inserción social...

-Sí, El enredo es también una experiencia con la cual establecemos vínculos con instituciones, artistas, galería de arte y museos a los cuales les proponemos una experiencia de trabajo dentro de la cárcel. Recibimos propuestas de estas instituciones o artistas, pero también nosotras proponemos para quienes tengan ganas de involucrarse. Funcionamos como un nexo entre el afuera y el adentro. Las mujeres tienen relación con otras personas que no sean de su circulo o del ámbito carcelario, personas que les proponen miradas e inquietudes diferentes y creativas. Ofrecemos la posibilidad de generar un objeto o proyecto de obra, casi siempre durante un año, con el objetivo de insertarlo en el ámbito artístico como experiencia creativa. Hacemos muestras colectivas y trabajamos grupalmente con otras personas que lo hacen desde lo social.

-¿Cómo se financian?

-Básicamente presentándonos una vez al año en alguna convocatoria para consolidar el financiamiento, tanto en los planes de fomento como aquellas propuestas de la municipalidad y provincia. Hemos ganado el Fondo Nacional de las Artes y actualmente estamos trabajando con el plan Nueva Oportunidad que es para que las chicas reciban una beca y experiencia de formación. También trabajamos con el Santa Fe Más que es como la derivación del Nueva Oportunidad.

-¿Cómo surge la idea del proyecto?

-En el 2015 comienzo a pensar que quiero trabajar con otro grupo de mujeres. Trabajar con mujeres presas era algo que se me había ocurrido desde hacia muchos años. Estaba esperando que llegara el momento, la decisión tenía que ver con que mis hijos ya estaban grandes y yo disponía de más tiempo y tenía la posibilidad de elegir esto de trabajar con otro y disponer de un tiempo para hacerlo ad honorem. Un trabajo social con otros tenía que ver con mi ejercicio creativo y para mí era una experiencia que yo quería atravesar. La cárcel se presentaba como un lugar interesante desde esta elección, de abrir el juego hacia otros y otras. Me involucro con la posibilidad de entrar a la cárcel por medio de la ONG Mujeres Tras Las Rejas. Propuse llevar mis materiales e incorporarme a un taller de radio que en ese momento se hacía una vez por semana en la Cárcel de Mujeres. A partir de ahí semanalmente llevo mis técnicas y estos materiales que eran textiles. La técnica de cestería pero también algo de tejido y bordado. En la cárcel me encuentro con mujeres que tenían una experiencia en ese recorrido del trabajo manual ya que hay un taller de costura con máquinas que se hacen arreglos para el adentro del penal. Las mujeres que estaban vinculadas con ese taller se incorporaron a mi rutina de ir una vez por semana. Al año siguiente, el mismo Servicio Penitenciario ofrece un espacio para que la ONG incorpore este taller de textil. Se consolida a partir del 2016 hasta la actualidad en el cual yo empecé a ir todas las semanas y se empezó a incorporar gente con ganas de participar como Jimena que era alumna mía o Florencia que es artista y pintora. Se fueron incorporando ideas de como transitar esta experiencia.

-¿Al igual que con el proyecto Qomi, la posibilidad de una marca?

-Sí, lo que hacemos se replica con lo que había planteado en Qomi. Esto da una posibilidad de que las chicas puedan producir un objeto que se pueda vender y que también tenga una identidad propia. La marca se llama El enredo, como el grupo. Tenemos etiquetas y un desarrollo de productos anuales. Cada año producimos alfombras, almohadones, objetos textiles de acuerdo a las características propias del taller desarrollado.

El cuerpo


La relación con las cesterías y las técnicas manuales que provienen de los pueblos originarios le permitió a Marina Gryciuk incorporar las técnicas ancestrales a su arte como modo de expresión. Dice “desde que soy artista incorporo las manualidades que traigo de mi familia utilizando materiales que tienen que ver con el descarte de los productos industriales. Mi obra visual a partir de mi experiencia con el trabajo comunitario adquiere un carácter muy significativo en la posibilidad de la cestería, deconstruyendo esta técnica que de hecho es lo que siempre hago, incorporar la técnica para decosntruirla o resignificar desde la mirada del arte”.

Una artista que crea objetos para el cuerpo al que define como un soporte para su trabajo. Sostiene que siempre está pensando que el cuerpo dice cosas y que las personas en el momento que se ponen un textil están hablando de algo, “mi arte siempre cuestionó lo que dice el cuerpo cuando tiene algo sobre su piel. Estos objetos son tejidos sobre un cuerpo que yo trabajo y que tiene que ver con maniquies o mi propio cuerpo” señala y agrega “retornan las cesterías, el textil reutilizado y al mismo tiempo hablar de la piel como una segunda piel, de epidermis, de una protección, cuerpo protegido, texturado”.

Una creadora que desafía los límites del arte y el diseño, lo utilitario y no utilitario. Lo que se puede usar para salir a la calle y aquello que puede estar en un museo casi como un hecho social. “Me interesa ese no lugar del artista como desafío, el lugar de duda, si soy diseñadora, artista o una persona que crea mundos distintos. Ese es mi modo de transitar en el mundo”, afirma mientras crea.

Bio


Marina Gryciuk es licenciada en Bellas Artes, estudió en la Universidad Nacional de Rosario. Trabaja como artista plástica, docente, diseñadora y realizadora de vestuarios de teatro, cine y danzas. Su producción artística se relaciona con la indumentaria y el diseño, abordando temas en relación al cuerpo. Rescata las técnicas manuales heredadas: el crochet, el bordado y las llamadas “artes aplicadas” utilizando materiales reciclados como bolsas de nylon, telas de descarte, cintas de películas.

Ha sido premiada en el 2002 por la obra “Plavinillum aromatica” en el LVI Salón Nacional de Rosario, en 1997 obtuvo mención y 2° premio en la “III Bienal Moda Arte” de Rosario, en 1994 en la “Bienal de la Moda Argentina”, Rosario; en el año 1992 el premio por desfile de pelucas en “Rosario Arte Joven” y en 1990 en la “Bienal de la Creatividad” en Rosario por el desfile: “Moda Residual”.

Actualmente expone objetos y obras en el Museo de Arte Contemporáneo de Rosario, en el Pasaje Pam de Rosario y en la tienda del MALBA en Buenos Aires.

 

 


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