“La Musto”, histórica institución ubicada en el sur de la ciudad, fue casa del pintor Manuel Musto, donada por él a la Municipalidad de Rosario para que funcionase como escuela de artes y oficios. Además de las acciones de formación y las iniciativas de proyección a la comunidad (por ejemplo, el tradicional desfile de la Fogata de San Pedro y San Pablo precedida por la construcción de los muñecos que arderán en la fogata que se realiza a fines del mes de junio), en la escuela se realizan muestras y encuentros, visitas de artistas, y cursos y seminarios.
Actualmente y hasta el 24 de noviembre puede visitarse la muestra de arte cerámico Del vacío a la creación, a cargo del grupo Fragmentos, en la Sala Boglione.
La muestra
El pasado mes de octubre se inauguró Del vacío a la creación y se realizaron, en la ocasión, otras actividades relacionadas con el arte cerámico como una charla sobre esmaltes de hierro a cargo de Clara Giorello, una clase demostrativa de construcción manual que coordinó Pablo Domínguez y otra clase demostrativa de alfarería en torno dada por Fragmentos, el colectivo autor de las obras exhibidas. El grupo Fragmentos nació en 2010, de la mano de Tokio Oghane, Pablo Domínguez y Sebastián Hernández, y realizó su primera muestra de cerámica utilitaria en el Jardín Japonés de Buenos Aires. Con el correr de los años se fueron sumando nuevos integrantes al grupo; las investigaciones que llevan a cabo se centran en los esmaltes orientales y, una vez al año, realizan una muestra de trabajos. Fragmentos ha expuesto en el Jardín Japonés de Buenos Aires (de 2010 a 2018) y en las Escuelas de Cerámica Bulnes (2011), Arranz (2011) y Avellaneda (2013). También en Oberá, Misiones (2017) y en la Galería El Obrador (2019). Sus integrantes afirman: “Crear es un encuentro íntimo, en el cual se han de respetar los ritmos internos para estar presentes. Es dejar a un lado juicios mentales que representan barreras para la espontaneidad y la naturalidad de la acción creativa” a través de un proceso que construye “el modo en que el artista transforma los sentimientos y las ideas en fuerza creadora”.
Manifiesto
El colectivo Fragmentos se presenta a través de un Manifiesto que señala, entre otros conceptos: “Porque creemos en la cerámica artesanal, hecha a mano, cargada de huellas que cuenten su historia y en la búsqueda de pastas y esmaltes de inspiración oriental, con materiales locales, es que conformamos Fragmentos. Nos convocan también las formas, formas que son el soporte (cuerpo) de estas cubiertas (piel). Formas utilitarias, accesibles al tacto, que revelan la relación cotidiana de la cerámica con nuestros sentidos. La consigna es una, pero los resultados muchos y diversos, la variedad se compone de las materias primas que cada uno utilizó en las pastas y esmaltes, de los métodos de construcción y tipos de cocción. Buscamos que las piezas muestren de dónde vienen y, como ceramistas, aprendimos a mirar de cerca las decepciones, ya que muchas veces al abrir el horno sentimos destruidas nuestras expectativas. Sin embargo, aprendimos a observar las inesperadas posibilidades de belleza en esos malos resultados. Las deformaciones en sus cuerpos producen movimientos totalmente elegantes y de exquisitas líneas onduladas, que de otra manera no lucirían así. Ya no creer sólo en lo blanco y lo negro, lo bueno y lo malo, lo iluminado y lo oscuro, sino aprender a aceptar la dualidad. Las piezas nos cuentan una historia si les dedicamos el tiempo como observadores”.
Y agregan: “Por eso creemos que son portadoras de algo más que nuestras habilidades en la técnica y en la imaginación, algo nuestro se va con ellas y eso es bueno porque nos renueva. Son un regalo que el fuego nos da, producto de su proceso en sí mismo donde algo más que nosotros interviene. A veces creemos transformar esta materia cerámica a través de nuestras manos y es ella que nos transforma en su paso por el fuego: el espíritu le habla al espíritu”.
Finalmente, afirman: “Lo que nos define como grupo quizás sea el hecho que, desde un lugar inconsciente, hemos estado buscando la mano, la mirada, la opinión de otro que nos acompañe en este camino y eso es lo que somos como Fragmentos, esa mirada que acompaña en el camino. Nos acompañamos. Y entre caminos y personas se formó un grupo que está creciendo”.
“La Musto”
La Escuela Musto está ubicada en Sánchez de Bustamante 129 del tradicional barrio rosarino de Saladillo y funciona en lo que fue la casa - taller del pintor rosarino Manuel Musto, nacido en 1893 y fallecido en 1940, quien la donó a la ciudad para que en ella se abriera una escuela de artes y oficios “donde niños del barrio puedan utilizar sus horas libres en el aprendizaje de pintura, cerámica y escultura y donde obreros, artesanos y todos aquellos que sintieran vocación artística pudiesen cultivar su espíritu”.
Se inauguró como escuela pública en 1945 y, a lo largo de los años, sumó otras especialidades; fue la primera escuela pública de la ciudad dedicada al arte con la modalidad de taller.
Cuando Musto instaló su casa-taller en Saladillo, el barrio ya había comenzado a perder la impronta de zona residencial que poseía hacia fines del siglo XIX, con su balneario y las casaquinta de las familias acomodadas de la ciudad. Con la instalación de frigoríficos en la década de 1920, la zona comenzó a poblarse de inmigrantes (muchos de ellos italianos, rusos y polacos) que se establecieron en busca de trabajo y de ese modo cambió el perfil de la zona.
“La Musto” es un espacio de referencia en el barrio y funciona como escuela taller destinada a niños, adolescentes y adultos en tres turnos: mañana, tarde y noche. La metodología de escuela taller constituye una herramienta pedagógica que privilegia un modo no jerárquico en la circulación del conocimiento y la práctica artística, según se señala desde la institución.
Actualmente, en la institución hay espacios con equipamiento específico: un taller de gráfica con prensas para grabado en hueco y relieve, un laboratorio de serigrafía, un taller de cerámica y alfarería, con hornos y tornos, un cuarto oscuro de fotografía y un taller con herramientas para fabricar objetos. Desde la Escuela señalan: “Pensamos en el arte como otro modo de mirar, sentir, percibir, comprender y representar el mundo”. Cuenta además con salas para muestras, biblioteca y un archivo sobre la historia de la institución.
Es un espacio educativo y cultural con fuerte inserción en Saladillo ya que propicia la convergencia entre lo individual y lo colectivo, entre el barrio con su identidad propia y la ciudad. Se destacan, de este modo, el sentimiento de vecindad y la interacción con la comunidad.