Lago se puso la pilcha de asistidor en ese primer tiempo en el que Colón tuvo la gran virtud de la eficacia y de la contundencia. Fue la figura en esa parte inicial en la que no lució pero tampoco sufrió. Apenas iniciado el encuentro, Colón tuvo la primera y no perdonó. Desborde de Lago, centro perfecto y Jourdan capitalizó esa buena jugada para meter el cabezazo y provocar la apertura del marcador.
Ese oportunismo de Colón fue clave en un primer tiempo en el que gobernó con total claridad el partido. Lo controló a partir de no sufrir en el fondo, salvo un remate de Cainelli que alcanzó a tapar Vicentini en la jugada siguiente al primer gol sabalero.
Pudo haber faltado más juego en el mediocampo. Se intentó pero no se concretó. También es cierto que la cantidad de volantes que los dos equipos dispusieron en ese sector, lo tornaron, por momentos, intransitable. Mucho sacrificio de Talpone, movilidad de Sabella para encontrar espacios y rapidez y decisión para aprovechar algunos espacios que empezaban a aparecer en el sector defensivo del rival.
Colón fue eficaz en el área rival y eso resultó determinante para conseguir los 3 puntos.Foto: David Lokman
Fue así, precisamente, cómo llegó la jugada del segundo gol. Todo empezó en un tiro libre para Estudiantes que Colón resolvió con un rechazo y el inicio de un contragolpe devastador. Quedó solo Lago, que amagó definir ante la salida de Barlasina, pero escuchó el grito de Sabella que venía acompañando para empujar la pelota y convertir el segundo gol.
La solidez defensiva fue clave también. Muy segura la zaga central, que inclusive también se dio el gusto de respaldar la subida de Herrera y Castet por los costados, a quiénes Delfino les dio todas las libertades para que se vayan al ataque.
Y en el arranque del segundo tiempo, entró un poco más decidido Estudiantes y en la primera que tuvo, antes de los 5 minutos, Da Silveira aprovechó un córner que cruzó todo el área y capitalizó el marcador de punta para empujar el balón y conseguir un descuento que parecía inesperado por lo que había pasado en el primer tiempo, que fue favorable a la visita.
Así como el gol de Jourdan, apenas comenzado el partido, fue un golpe de efecto favorable a Colón, el de Da Silveira fue clave para que Estudiantes se envalentone. Y Colón tenía frente a sí la exigencia de saber cómo reaccionar ante una situación que seguía siendo positiva porque ganaba, pero no con la tranquilidad del primer tiempo.
Ya no era cómodo el partido para Colón, ya no lo controlaba con tanta comodidad. Estudiantes crecía a partir de su capacidad de lucha. Duró un ratito, hasta que Colón volvió a amigarse con el trámite, no tanto con la pelota. El partido se hizo luchado, trabado y con poco peligro frente a los arcos. Pero de ese contexto, Colón sacó ventaja.
Ya Delfino lo había puesto a Leguizamón por Axel Rodríguez en los minutos iniciales del segundo tiempo, pero después volvió a mover el banco cuando puso a Vega y a Bernardi por Talpone y Sabella. El partido, por ese entonces, se había caído y apenas lo sacudió Leguizamón con una buena acción, ganando la posesión de la pelota en base a fuerza y dejando solo a Jourdan por el costado derecho, pero el autor del primer gol rojinegro llegó sin potencia y remató débilmente, a las manos de Barlasina que cubría bien el primer palo.
Contundencia en el primer tiempo y oficio en el segundo fueron los atributos de Colón para definir el partido en el primer tiempo y para no dejar que Estudiantes aproveche una circunstancia, la del gol de descuento que consiguió en el arranque de la parte final, para complicarle la victoria a los sabaleros, algo que no pasó.
Sólo quedó tiempo en el final para que se vaya expulsado Blanco por doble amonestación y para que Delfino agote los cambios con los ingresos de Delgadillo y Toledo por Bernardi (que apenas entró 20 minutos) y Jourdan. Colón lo terminó ganando merecidamente. Sin discusiones.