Fue en la noche del miércoles 3 de abril, en un encuentro muy especial y una ambientación que matizaba cada palabra permitiendo que la atención estuviera centrada en esa motivación que llevó a brindar los testimonios de 26 sacerdotes que dan una característica a la Diócesis de Paraná con todo el compromiso que conlleva decidir una vocación divinamente especial al servicio de los semejantes.

“Este libro escrito por el padre Leonardo Daniel Bonnin recoge los testimonios de quienes fueron llamados al ministerio sacerdotal en diversas circunstancias de su vida. Unos espontáneamente y otros con dudas al principio, decidiendo al final abrazar este compromiso para siempre. Son historias reales de llamados divinos, remarcó el presentador.

“La iglesia católica, siguiendo el relato del Génesis, capítulo 14, versículo 18 ha adoptado un emblema que dice: “tu es sacerdos in aeternum secundum ordinem Melchisedech", (Tu eres sacerdote para siempre según el orden de Melquisedec). Fue así que los protagonistas de esta historia acudieron al llamado de la vocación y entonces se convirtieron en sucesores del Sumo y Eterno Sacerdote Jesucristo, continuando su misión salvadora a través de los tiempos” agregó.

Bielinis ahondó en la dignísima misión y parafraseó al escritor argentino Hugo Wast quien en una hermosa reflexión expresa: “Ni los ángeles ni los arcángeles, ni la Virgen María pueden hacer lo que un sacerdote”, refiriéndose “a las facultades que poseen en el ejercicio del sagrado ministerio”, aclaró y siguió diciendo que “esta santa misión se instaura en cada uno de los actores que figuran en este libro en el que el autor ha sabido discernir entre las coincidencias y divergencias en el comportamiento de cada uno de ellos y eso lo destaca el prólogo al señalar las distintas particularidades en que se produjo el llamado. Poniendo los ejemplos de Jeremías o Moisés que al principio dudaron de sus capacidades para cumplir tan sublime encargo. Algunos como el profeta Samuel sintieron esa voz divina siendo muy pequeños y otros como Saulo, luego el Apóstol San Pablo quien después de transitar caminos contradictorios, incluso persiguiendo a los primeros cristianos, llegó a ser el gran predicador de los gentiles”.

Luego de reflejar varias semblanzas extraídas del libro del padre Leonardo Bonnin. El poeta destacó que “se trata de un libro escrito con un estilo sencillo, claro, entendible para cualquier lector. No solo tiene un importante mérito literario, sino que asume el compromiso de difundir las distintas facetas de una de las profesiones humanas más importantes ensambladas en lo divino, cual es el ministerio sacerdotal”.

FIN SOLIDARIO

La publicación versa sobre el testimonio vocacional de 26 sacerdotes de la Arquidiócesis. En la Presentación, hubo ejemplares para la venta y el beneficio completo por la compra será destinado para la construcción del Hogar Sacerdotal “Jesús Buen Pastor”. Este hogar acogerá y brindará acompañamiento y cuidados a sacerdotes enfermos y ancianos de la Arquidiócesis, también de diócesis vecinas.

Los 26 testimonios van desde el arzobispo, monseñor Juan Alberto Puiggari, hasta el último sacerdote ordenado. También están las historias de sacerdotes mayores, de mediana edad, del clero joven. Cada uno de ellos relata de modo personal cómo ha sido el llamado divino y cómo se ha entrelazado en sus corazones con su propia experiencia familiar, su pertenencia eclesial. El libro tiene una finalidad vocacional y también solidaria.

El párroco Minigutti agradeció especialmente al poeta Julio Manuel Bielinis por interpretar fielmente el concepto de la vocación y vivirlo como integrante de la iglesia. Reconoció el trabajo del autor, de quien destacó “la tarea minuciosa para volcar los testimonios que integran la obra”. A su turno, el padre Juan Cruz Hernández, vicario de la parroquia Inmaculada Concepción, agradeció a las comunidades “porque cuando uno lee este libro cae en la cuenta que Dios no nos llama de la nada, sino desde una familia, una comunidad, valiéndose de tantos hermanos, de tantos catequistas, sacerdotes, amigos de la escuela, grupos parroquiales y eso se ve en la experiencia del libro porque en definitiva nos van ayudando a caminar. Debemos alentar a seguir rezando y acompañando porque Él siempre nos llama y lo hace en comunidad”, remarcó.

EL AUTOR

El padre Leandro Bonnin se define, en su perfil de Facebook, como esclavo de María, admirador de Benedicto XVI y Lionel Messi. Fue el alma mater de la concreción de este compendio de valiosos testimonios de pastores de la iglesia católica, a quienes agradeció que se sumaran a la idea. “Cuando surgió lo del hogar sacerdotal, le dije al padre Fabián (Minigutti) sobre mi intención de ayudar con lo que tengo un poco de experiencia que es escribir o armar un libro y lanzamos la invitación en el grupo del clero. Fue en noviembre y a esa altura del año era complejo, sin embargo, muchos dijeron que sí. De este libro lo único que escribí fue la presentación y después tuve la tarea que ir leyendo o escuchando y desgrabando los testimonios”, relata.

“En primer lugar me hizo mucho bien esta tarea. Me di cuenta que de los 26 sacerdotes que escribieron conocía la historia solo de dos o tres y de hermanos con los cuales he compartido años en el seminario e incluso en el ministerio sabía muy poco. A partir de esta labor supe cómo estaban conformadas sus familias, cómo sucedió su llamado, en el caso de algunos muy llamativos y conmovedores por el contexto familiar y de su propia vocación, eso me impactó porque es como tocar el misterio de la vida de las personas. Poder saber que para la gran mayoría el tiempo del seminario fue de mucha gracia, años felices y plenos. Aunque a nivel sociedad el seminario ha quedado algo golpeado en su imagen por distintas circunstancias, sin embargo, varios le dedicaron pasajes muy hermosos de cómo en el seminario encontraron esa suerte de seno materno donde la madre iglesia los fue formando”, agregó el autor.

Al momento de contar sobre otras experiencias señaló que “algunos seminaristas ingresaron desde muy chicos, el padre Fabián Minigutti tenía 12 años. Era un mundo nuevo con el asombro y las sorpresas gracias a la liturgia, el estudio, los partidos de fútbol y los festejos dentro de una comunidad que los formaría. Si bien relativamente hoy no hay tantos seminaristas, la mística del seminario, el clima, el espíritu que se vive es el mismo es similar al que se vivía en tiempos que eran más de 70 aspirantes. Es un lugar de componentes sobrenaturales, pero también de componentes humanos de mucha riqueza. Al seminario se lo llama corazón de la diócesis, podríamos decir que Villaguay es el segundo corazón de la diócesis porque de los 26 sacerdotes, 18 son de esta ciudad o pasaron por aquí, como vicarios o párrocos de las comunidades”.