Se trata de una programación de las obras más significativas del grupo, que se podrá disfrutar durante todo el año en el teatro La Orilla Infinita (Colón 2148). Los domingos de abril y mayo a las 20, será “Adoro esta vida mía” en su tercera temporada. Un homenaje a los sueños y sus giros inesperados. De Gustavo Di Pinto, Griselda García y Santiago Pereiro, con las actuaciones de Jonathan Aguirre, Ignacio Amione, Martina Berra, Ayelén Cano, Coco Castillo, Clara Galindo, Manuel González, Santiago Pereiro, Juan Manuel Raimondi, Rocío Rosas Paz, Analía Saccomanno y Bárbara Zapata.
Los sábados de julio y agosto a las 21, se podrá ver “A la gran masa argentina”, una reflexión sobre nuestra identidad colectiva, de Gustavo Di Pinto y Enrique Gabenara. Actúan Jorge Ferrucci, Pablo Fossa, Laura Fuster, Santiago Pereiro, Analía Saccomanno y Lorena Salvaggio.
Los domingos de septiembre y octubre a las 20, estará “Vittorino Pacheco”, donde explora la fragilidad de los sueños humanos, de David Anica y Gustavo Di Pinto, con la actuación de Santiago Pereiro, Martina Berra, Ayelén Cano, Evangelina Chávez, Clara Galindo, Griselda García, Rocío Rosas Paz y Analía Saccomanno. Finalmente en noviembre se preparan para presentar “Percipi Infinito”, un ciclo que nos encuentra con amigos y aliados de toda su historia teatral.
Mirador dialogó sobre sus comienzos, sus sensaciones y las celebraciones que se cocinan para este año, con Santiago Pereiro, actor y director, y con Gustavo Di Pinto, fundador del grupo y actor, quien dirige todas las obras en este año de celebraciones.
El grupo trabaja con dramaturgia propia y compartida. Foto: Gentileza.
Mirador: -No muchas agrupaciones teatrales cumplen 30 años, y menos en estos tiempos de recortes a la cultura. Quisiera que cuenten sobre aquellos comienzos en 1995, cómo surgió el nombre del grupo, la idea de unidad para producciones teatrales, y cuál fue la esencia que sostuvieron tantos años.
Gustavo Di Pinto: -La necesidad de constituirnos como grupo surgió de manera natural. Luego de egresar de la Escuela Provincial de Teatro (hoy Ambrosio Morante), Griselda García, Enrique Gabenara y yo fuimos convocados a una serie de proyectos teatrales que, por diversos motivos, no llegaron a concretarse. Ante esa circunstancia, Enrique y yo decidimos impulsar nuestro propio proyecto: él desde la dramaturgia y la actuación, y yo desde la dirección y la actuación. Para ello, convocamos a Griselda, quien en un primer momento se hizo cargo de la asistencia de dirección y luego se sumó como actriz.
Nuestra primera obra fue "La noche del orador", basada en la novela “La revolución es un sueño eterno” de Andrés Rivera, que se estrenó el 18 de junio de 1995 en la sala Mateo Booz.
Desde el comienzo, nuestra idea fue conformar un grupo estable. Nos formamos con maestros que hacían de la grupalidad una bandera y entendíamos que hacer teatro es mucho más que actuar o dirigir.
Con algo de inocencia y un poco de irreverencia, nos propusimos hacer un teatro que nos guste, sin repetir recetas.
Sobre el nombre del grupo, cuya traducción del latín es "ser es ser percibido", decíamos: "Buscamos ser percibidos tal cual somos, con nuestras dudas e incertidumbres, en compartida soledad, haciendo frente a la imposibilidad y en eterna búsqueda". Creo que, al menos en parte, esa inocencia e irreverencia nos han acompañado todos estos años y han definido un estilo, una estética y una poética propia.
-Es muy linda la propuesta de celebrar a lo largo del año con diversas obras del grupo, como un racconto para celebrar los 30 años con el público fiel y nuevos públicos. ¿Cómo surgió esta idea y la selección de obras?
El grupo trabaja con dramaturgia propia y compartida. Foto: Gentileza.
-Di Pinto: -La idea de “(1995 y continúa)” busca celebrar la resiliencia. Por un lado, queremos conmemorar 30 años de historia, marcados por una producción constante que nos permitió experimentar y consolidar una forma de hacer teatro con la que recorrimos todo el país. Por otro lado celebramos este presente, que nos encuentra con energías renovadas y reconocimientos como los premios "La Gordillo", otorgados por M.A.T.I.R., o los "Butaca 1", entregados por el programa homónimo, además del creciente acompañamiento del público. Pero también queremos proyectarnos hacia el futuro, que vemos como muy prometedor.
Queremos compartir esta celebración con el público, los colegas, las instituciones y la prensa, quienes nos han acompañado a lo largo de estas tres décadas de teatro. Pensamos que la mejor manera de hacerlo era a través de una programación anual que reuniera, por un lado, tres de las obras más emblemáticas del grupo y, por otro, un ciclo de funciones compartidas con colegas de otras agrupaciones que han sido parte de estos 30 años de teatro rosarino desde sus propios núcleos de trabajo.
El grupo trabaja con dramaturgia propia y compartida. Las obras se crean a partir de los ensayos, con aportes de los actores, generando un material dramático que luego es organizado y estructurado por el director y una o dos personas más, quienes definen el estilo, corrigen los textos y articulan el relato.
Desde esta perspectiva, las tres obras seleccionadas para hacer temporada reflejan el recorrido del grupo, su historia y su esencia. "Vittorino Pacheco" fue escrita en colaboración con David Anica, un pilar fundamental del grupo hasta su fallecimiento. "A la gran masa argentina" la escribí junto con Enrique Gabera, fundador del grupo junto a mí. Y "Adoro esta vida mía" fue creada junto con Griselda García y Santiago Pereiro, figuras fundamentales en esta nueva etapa.
Por otra parte, en el ciclo que se llevará a cabo en noviembre con elencos invitados, presentaremos "Un niño asustado", obra que estrenamos en 2023 en coproducción con el grupo Rosario Imagina y bajo la dirección de Rody Bertol. Nos pareció ideal incluirla en este ciclo, ya que su esencia radica en el cruce de caminos entre ambos grupos.
-¿Cómo fue esa experiencia de volver a ensayar las obras con gente nueva, y qué cambios trajo esta nueva etapa?
Santiago Pereiro: -Tenemos un vínculo muy especial con las cuatro obras, porque son muy representativas de la historia del grupo y principalmente porque amamos hacerlas. Hay una atmósfera festiva que envuelve a cada ensayo, y esta idea de estar celebrando un aniversario es como si se filtrara en el entusiasmo de todos.
Volver a encontrarse con algunas escenas después de tanto tiempo, es por un lado una gran emoción y un desafío. Somos otros, crecimos, le encontramos nuevos sentidos, hay nuevos actores, nuevas actrices poniéndole el cuerpo, y todos esos universos nuevos puestos al servicio de la obra, hacen que se estalle la escena.
Nos damos el lujo de trabajar este año con muchos artistas queridos. Convocamos a gente que ha trabajado en distintas obras a lo largo de nuestra historia, algunos recientemente incorporados y que participaron de los últimos trabajos y resultaron verdaderos hallazgos, y también con quienes siempre quisimos trabajar y por un motivo u otro no habíamos coincidido.
En los genes de nuestra forma de trabajo está pensar la obra como una forma abierta, y poder tomar lo que cada integrante del elenco ofrece para que esa obra se nutra, se transforme y se potencie.