"La relación entre el teatro y la literatura a veces se torna conflictiva y ha sido motivo de discusión durante siglos", confiesa Nicolás Terzaghi.
Foto:Gentileza.
Gisela Mesa
Mirador Provincial charló con el director de la obra, Nicolás Terzaghi, para indagar sobre sus comienzos teatrales. La obra sigue todos los viernes de junio a las 21 en el Cultural de Abajo (Entre Ríos 579).
-Hablame de Contrametamorfosis, ¿Cómo surge?
-La idea original es de Mauricio Stírnemann. El actor Gabriel Marinucci le pidió que le escribiera un unipersonal y así surgió Contrametamorfosis. La obra tiene como protagonista a un insecto que se va convirtiendo en humano, a diferencia del célebre cuento de Franz Kafka, "La metamorfosis", en el cual un hombre se despierta convertido en un monstruoso bicho. Si en el universo kafkiano ser un insecto repugnante es una condena que apela a lo absurdo de la existencia, por el contrario, para nuestro singular personaje, evolucionar a humano es su mayor tragedia. Con humor ácido e inteligente, la obra alerta sobre el daño que ha producido la humanidad en el planeta y se presenta como una crítica sagaz a los efectos adversos que generan la economía capitalista, la falta de conciencia ecológica, la guerra, las grandes matanzas, en definitiva, critica la manía de exterminio que tenemos los seres humanos. Desde la cloaca en la que vive, allí donde circulan las inmundicias del mundo, el insecto afirma: "Hay una sola especie que se odia a sí misma con un odio letal y suicida." Frente a este apocalíptico escenario, des-civilizar se vuelve la única tarea posible antes del colapso.
Este unipersonal cuenta con la actuación del mencionado Gabriel Marinucci, el vestuario fue diseñado y realizado por la reconocida artista plástica Nelda Rossi, y el diseño de maquillaje estuvo a cargo del artista Yamil Amado. Se estrenó en el mes de octubre de 2021, en el Teatro de la Ciudad "Aldo Braga" del Centro Cultural Municipal de la ciudad de San Lorenzo. Luego del estreno se sucedieron exitosas funciones con gran afluencia de público en la Sala "Bernardo Perrone" de San Lorenzo. En noviembre de 2021 la obra fue declarada de interés por el Concejo Municipal de la ciudad de San Lorenzo, y en febrero de 2022 fue seleccionada para participar del Festival "Teatro de Verano Sanlorencino".
-¿Cuándo surgió el interés por el teatro? ¿Y la literatura?
-Desde muy chiquito me gusta actuar. Siendo niño, uno de mis juegos favoritos era disfrazarme con ropa vieja que tenía en una bolsa y hacer del living de mi casa un escenario. Ponía música, actuaba, bailaba. Siempre en soledad, en ese momento me daba vergüenza que me vieran en aquel íntimo ritual. Luego, cuando tenía alrededor de diez años, vi una obra de teatro infantil escrita y dirigida por Elena Siró, titulada "El barrendero es la luna", y al año siguiente, en 1998, quise empezar los talleres de teatro que dicha directora daba en el Centro Cultural de la ciudad de San Lorenzo. A los pocos meses, con once años de edad, debuté como el protagonista de aquella obra que me había cautivado, fui el Barrendero de "El barrendero es la luna". Lo viví como un sueño cumplido y a partir de entonces supe con claridad que el teatro era el lugar donde quería estar. Ese mismo año también conocí a Graciana Mattalía, hija de Elena, quien daba talleres de Expresión Corporal. Graciana fue quien hizo crecer mi interés por el teatro, fue mi maestra y amiga, me hizo ganar confianza para apostar a esta profesión, me señaló el camino, me enseñó otra manera de ver el mundo.
El interés por la literatura también surgió cuando era niño. Mis padres me leían cuentos y poesías antes de dormir. Recuerdo una colección de libros de María Elena Walsh, con ilustraciones de Pedro Vilar, que me fascinaba. Además, vivía frente a la biblioteca municipal y solía cruzarme a leer a una pequeña sala de lectura con libros infantiles. Luego la mencionada Elena Siró, quien también era escritora, me puso en contacto con poemas y obras de grandes autores de la literatura universal: Federico García Lorca, Alfonsina Storni, Rafael Alberti, por mencionar algunos.
-¿Cómo congenia el teatro y las letras?
-La relación entre el teatro y la literatura a veces se torna conflictiva y ha sido motivo de discusión durante siglos. Desde Aristóteles hasta fines del siglo XIX el texto se colocaba como elemento primero y contenido esencial del arte dramático, descuidando otros tantos medios de significación que la escena ofrece. Esta postura logocéntrica cambia cuando se empieza a pensar en el concepto de puesta en escena, cuando se entiende que el teatro es un sistema de sistemas de signos, entre los que se incluyen la escenografía, los objetos, el vestuario, el cuerpo del intérprete, las luces. Es decir, todos los elementos que componen la escena se revisten de significado, no sólo el texto crea sentido. Pero más allá de estas consideraciones, sin dudas es en el teatro donde la función poética del lenguaje adquiere relieve. Como dijo Federico García Lorca: "El teatro es poesía que sale del libro para hacerse humana".
Por otra parte, en mi práctica docente, el teatro y las letras congenian más que bien. Principalmente porque los contenidos de la materia Lengua y Literatura incluyen el género dramático, pero también porque un poco actúo durante las clases y esto resulta un recurso didáctico atractivo para adolescentes que suelen aburrirse en la escuela. El aula se vuelve un gran escenario.
-¿Cuándo comenzaste a desempeñarte como director de teatro?
-Contrametamorfosis es la primera obra que dirijo, o más precisamente, que terminé de dirigir. Por azar nos encontramos con Graciana Mattalía una mañana en el Centro Cultural de San Lorenzo, me invitó a ver un ensayo de esta incipiente obra en la que dirigía a Gabriel Marinucci y, a partir de unas devoluciones que le hice, me ofreció cubrir el rol de asistente de dirección. Para mí fue un halago y, por supuesto, acepté. El proyecto, como todo lo que se hace con deseo, creció rápidamente: en diciembre de 2019 teníamos el boceto de la obra completa y la ilusión de mostrarla en marzo del año siguiente. Las restricciones del 2020 nos impidieron estrenarla y en diciembre de ese año falleció Graciana, legándonos su última obra. Entendimos que retomar este trabajo era la mejor manera de homenajearla, fue entonces que asumí la dirección para concretar el estreno, respetando en la medida de lo posible los planteos originales. Por supuesto, tuve que tomar decisiones sobre momentos que no estaban marcados, pero fue dentro de una estructura y de una impronta ya definidas.
-¿Qué te genera el escenario iluminado, el público expectante?
-Una emoción y una adrenalina incomparables. El escenario iluminado es la puerta de acceso a un mundo ficcional en el que se suspenden el tiempo y el espacio cotidianos. Es la posibilidad de ser otro, de vivir y sentir con otra intensidad. Es una invitación a contar, a decir. Por su parte, el vínculo con el público es algo único. Cuando se produce esa conexión sucede la magia, un sentimiento atávico difícil de poner en palabras. Si algo define al teatro es que necesita de otro para acontecer, no se puede hacer solo. El convivio del que habla Jorge Dubatti exige justamente la co-presencia en tiempo y espacio de artistas y espectadores. El teatro es el ritual de un nosotros en presente, y es por eso que constituye la más efímera de las artes. Dada esta naturaleza, los intérpretes nos encontramos frente a un abismo antes de cada función ya que nunca sabemos con certeza qué sucederá, por más que hayamos ensayado muchísimo, siempre estamos expuestos a imponderables. Hay que asumir un riesgo para salir a escena. Creo que en esta imprevisibilidad radica la misteriosa e inefable fascinación que nos genera el escenario iluminado y el público expectante.
-¿Cómo ves la escena local con respecto al teatro?
-Hay una gran oferta de producciones locales: obras tradicionales y experimentales, obras de teatro-danza, ficción física, musicales, obras de humor, comedias, stand-up, obras de creación colectiva y de dramaturgos consagrados. En fin, la variedad es mucha y eso está bueno. Rosario siempre se caracterizó por tener una gran movida teatral, por producir buenos e innovadores espectáculos, y creo que, con sus altibajos, se ha mantenido esa calidad.
En este punto me gustaría hacer mención al esfuerzo que realizan las salas de teatro independiente para sostenerse en pie. Las restricciones del 2020, debido a la pandemia, pusieron a estos espacios en una situación crítica que, gracias al trabajo y muy lentamente, se va superando. Por eso es importante que el público concurra a ver teatro independiente.
-¿Qué tipo de comportamientos sociales te resultan más difíciles de tolerar?
-Soy muy poco tolerante con las intolerancias. Me resulta muy difícil tolerar comportamientos sociales que estén motivados por el odio o el desprecio hacia las minorías. Vivimos en una sociedad que suele ser muy violenta y prejuiciosa, que no respeta ciertos aspectos de la vida de cada quien, como la orientación sexual, por ejemplo. Y esos prejuicios, que muchas veces se replican en los discursos de los medios de comunicación, pueden derivar en comportamientos totalmente repudiables como golpizas o humillaciones de diversos tipos. Y en otro tren de cosas, también me resultan difíciles de tolerar las imprudencias que se cometen en el tránsito: autos parados en doble fila, bicicletas que pasan los semáforos en rojo, peatones que cruzan a mitad de cuadra.
Mirador Provincial charló con el director de la obra, Nicolás Terzaghi, para indagar sobre sus comienzos teatrales. La obra sigue todos los viernes de junio a las 21 en el Cultural de Abajo (Entre Ríos 579).
-Hablame de Contrametamorfosis, ¿Cómo surge?
-La idea original es de Mauricio Stírnemann. El actor Gabriel Marinucci le pidió que le escribiera un unipersonal y así surgió Contrametamorfosis. La obra tiene como protagonista a un insecto que se va convirtiendo en humano, a diferencia del célebre cuento de Franz Kafka, "La metamorfosis", en el cual un hombre se despierta convertido en un monstruoso bicho. Si en el universo kafkiano ser un insecto repugnante es una condena que apela a lo absurdo de la existencia, por el contrario, para nuestro singular personaje, evolucionar a humano es su mayor tragedia. Con humor ácido e inteligente, la obra alerta sobre el daño que ha producido la humanidad en el planeta y se presenta como una crítica sagaz a los efectos adversos que generan la economía capitalista, la falta de conciencia ecológica, la guerra, las grandes matanzas, en definitiva, critica la manía de exterminio que tenemos los seres humanos. Desde la cloaca en la que vive, allí donde circulan las inmundicias del mundo, el insecto afirma: "Hay una sola especie que se odia a sí misma con un odio letal y suicida." Frente a este apocalíptico escenario, des-civilizar se vuelve la única tarea posible antes del colapso.
Este unipersonal cuenta con la actuación del mencionado Gabriel Marinucci, el vestuario fue diseñado y realizado por la reconocida artista plástica Nelda Rossi, y el diseño de maquillaje estuvo a cargo del artista Yamil Amado. Se estrenó en el mes de octubre de 2021, en el Teatro de la Ciudad "Aldo Braga" del Centro Cultural Municipal de la ciudad de San Lorenzo. Luego del estreno se sucedieron exitosas funciones con gran afluencia de público en la Sala "Bernardo Perrone" de San Lorenzo. En noviembre de 2021 la obra fue declarada de interés por el Concejo Municipal de la ciudad de San Lorenzo, y en febrero de 2022 fue seleccionada para participar del Festival "Teatro de Verano Sanlorencino".
-¿Cuándo surgió el interés por el teatro? ¿Y la literatura?
-Desde muy chiquito me gusta actuar. Siendo niño, uno de mis juegos favoritos era disfrazarme con ropa vieja que tenía en una bolsa y hacer del living de mi casa un escenario. Ponía música, actuaba, bailaba. Siempre en soledad, en ese momento me daba vergüenza que me vieran en aquel íntimo ritual. Luego, cuando tenía alrededor de diez años, vi una obra de teatro infantil escrita y dirigida por Elena Siró, titulada "El barrendero es la luna", y al año siguiente, en 1998, quise empezar los talleres de teatro que dicha directora daba en el Centro Cultural de la ciudad de San Lorenzo. A los pocos meses, con once años de edad, debuté como el protagonista de aquella obra que me había cautivado, fui el Barrendero de "El barrendero es la luna". Lo viví como un sueño cumplido y a partir de entonces supe con claridad que el teatro era el lugar donde quería estar. Ese mismo año también conocí a Graciana Mattalía, hija de Elena, quien daba talleres de Expresión Corporal. Graciana fue quien hizo crecer mi interés por el teatro, fue mi maestra y amiga, me hizo ganar confianza para apostar a esta profesión, me señaló el camino, me enseñó otra manera de ver el mundo.
El interés por la literatura también surgió cuando era niño. Mis padres me leían cuentos y poesías antes de dormir. Recuerdo una colección de libros de María Elena Walsh, con ilustraciones de Pedro Vilar, que me fascinaba. Además, vivía frente a la biblioteca municipal y solía cruzarme a leer a una pequeña sala de lectura con libros infantiles. Luego la mencionada Elena Siró, quien también era escritora, me puso en contacto con poemas y obras de grandes autores de la literatura universal: Federico García Lorca, Alfonsina Storni, Rafael Alberti, por mencionar algunos.
-¿Cómo congenia el teatro y las letras?
-La relación entre el teatro y la literatura a veces se torna conflictiva y ha sido motivo de discusión durante siglos. Desde Aristóteles hasta fines del siglo XIX el texto se colocaba como elemento primero y contenido esencial del arte dramático, descuidando otros tantos medios de significación que la escena ofrece. Esta postura logocéntrica cambia cuando se empieza a pensar en el concepto de puesta en escena, cuando se entiende que el teatro es un sistema de sistemas de signos, entre los que se incluyen la escenografía, los objetos, el vestuario, el cuerpo del intérprete, las luces. Es decir, todos los elementos que componen la escena se revisten de significado, no sólo el texto crea sentido. Pero más allá de estas consideraciones, sin dudas es en el teatro donde la función poética del lenguaje adquiere relieve. Como dijo Federico García Lorca: "El teatro es poesía que sale del libro para hacerse humana".
Por otra parte, en mi práctica docente, el teatro y las letras congenian más que bien. Principalmente porque los contenidos de la materia Lengua y Literatura incluyen el género dramático, pero también porque un poco actúo durante las clases y esto resulta un recurso didáctico atractivo para adolescentes que suelen aburrirse en la escuela. El aula se vuelve un gran escenario.
-¿Cuándo comenzaste a desempeñarte como director de teatro?
-Contrametamorfosis es la primera obra que dirijo, o más precisamente, que terminé de dirigir. Por azar nos encontramos con Graciana Mattalía una mañana en el Centro Cultural de San Lorenzo, me invitó a ver un ensayo de esta incipiente obra en la que dirigía a Gabriel Marinucci y, a partir de unas devoluciones que le hice, me ofreció cubrir el rol de asistente de dirección. Para mí fue un halago y, por supuesto, acepté. El proyecto, como todo lo que se hace con deseo, creció rápidamente: en diciembre de 2019 teníamos el boceto de la obra completa y la ilusión de mostrarla en marzo del año siguiente. Las restricciones del 2020 nos impidieron estrenarla y en diciembre de ese año falleció Graciana, legándonos su última obra. Entendimos que retomar este trabajo era la mejor manera de homenajearla, fue entonces que asumí la dirección para concretar el estreno, respetando en la medida de lo posible los planteos originales. Por supuesto, tuve que tomar decisiones sobre momentos que no estaban marcados, pero fue dentro de una estructura y de una impronta ya definidas.
-¿Qué te genera el escenario iluminado, el público expectante?
-Una emoción y una adrenalina incomparables. El escenario iluminado es la puerta de acceso a un mundo ficcional en el que se suspenden el tiempo y el espacio cotidianos. Es la posibilidad de ser otro, de vivir y sentir con otra intensidad. Es una invitación a contar, a decir. Por su parte, el vínculo con el público es algo único. Cuando se produce esa conexión sucede la magia, un sentimiento atávico difícil de poner en palabras. Si algo define al teatro es que necesita de otro para acontecer, no se puede hacer solo. El convivio del que habla Jorge Dubatti exige justamente la co-presencia en tiempo y espacio de artistas y espectadores. El teatro es el ritual de un nosotros en presente, y es por eso que constituye la más efímera de las artes. Dada esta naturaleza, los intérpretes nos encontramos frente a un abismo antes de cada función ya que nunca sabemos con certeza qué sucederá, por más que hayamos ensayado muchísimo, siempre estamos expuestos a imponderables. Hay que asumir un riesgo para salir a escena. Creo que en esta imprevisibilidad radica la misteriosa e inefable fascinación que nos genera el escenario iluminado y el público expectante.
-¿Cómo ves la escena local con respecto al teatro?
-Hay una gran oferta de producciones locales: obras tradicionales y experimentales, obras de teatro-danza, ficción física, musicales, obras de humor, comedias, stand-up, obras de creación colectiva y de dramaturgos consagrados. En fin, la variedad es mucha y eso está bueno. Rosario siempre se caracterizó por tener una gran movida teatral, por producir buenos e innovadores espectáculos, y creo que, con sus altibajos, se ha mantenido esa calidad.
En este punto me gustaría hacer mención al esfuerzo que realizan las salas de teatro independiente para sostenerse en pie. Las restricciones del 2020, debido a la pandemia, pusieron a estos espacios en una situación crítica que, gracias al trabajo y muy lentamente, se va superando. Por eso es importante que el público concurra a ver teatro independiente.
-¿Qué tipo de comportamientos sociales te resultan más difíciles de tolerar?
-Soy muy poco tolerante con las intolerancias. Me resulta muy difícil tolerar comportamientos sociales que estén motivados por el odio o el desprecio hacia las minorías. Vivimos en una sociedad que suele ser muy violenta y prejuiciosa, que no respeta ciertos aspectos de la vida de cada quien, como la orientación sexual, por ejemplo. Y esos prejuicios, que muchas veces se replican en los discursos de los medios de comunicación, pueden derivar en comportamientos totalmente repudiables como golpizas o humillaciones de diversos tipos. Y en otro tren de cosas, también me resultan difíciles de tolerar las imprudencias que se cometen en el tránsito: autos parados en doble fila, bicicletas que pasan los semáforos en rojo, peatones que cruzan a mitad de cuadra.
Además tenés que saber:
+ Noticias
La delegación de “La Invencible”, con 96 preseas, obtuvo el primer puesto en el medallero de la competencia interprovincial disputada en Mar del Plata. El podio lo completaron Córdoba y Río Negro. Los deportistas santafesinos, que compitieron en 36 disciplinas, habían sido elegidos tras participar de todas las etapas de Santa Fe en Movimiento.
Dejanos tu Comentario
Los comentarios realizados son de exclusiva responsabilidad de sus autores y las consecuencias derivadas de ellos pueden ser pasibles de las sanciones legales que correspondan. Evitar comentarios ofensivos o que no respondan al tema abordado en la información.
En Portada / Santa Fe
En Portada / Entre Ríos